¿Puede Bogotá ser una ciudad de 30 minutos? | El Nuevo Siglo
Una de las grandes apuestas del Plan de Ordenamiento Territorial, que ya está a días de llegar al Concejo, es que Bogotá sea una ciudad que se pueda recorrer en 30 minutos.
Cortesía Alcaldía de Bogotá
Jueves, 2 de Septiembre de 2021
Redacción Nacional

El viernes de la semana entrante será radicado ante el Concejo de Bogotá uno de los proyectos más importantes para la ciudad en los últimos años: el Plan de Ordenamiento Territorial. Alrededor de esta iniciativa ya comenzó a tejerse controversia, y respecto a su contenido ya se conocen varias cosas, una de ellas es que propondrá que Bogotá sea una ciudad de 30 minutos.

Este planteamiento se traduce, de acuerdo con la Administración Distrital, en una urbe con muchos centros, donde los habitantes puedan vivir y trabajar en un radio de 30 minutos de distancia, en distritos sostenibles ambientalmente unidos por corredores verdes, con prioridad para peatones y ciclistas.

Este modelo, además, debe ir muy ligado a las Unidades de Planeamiento Zonal (UPZ) por su modelo de proximidad y de acercar toda una oferta de servicios a la ciudadanía.

Lo que se busca en el marco capitalino es, sobre todo, subsanar dos injusticias: que actualmente las personas pasan un promedio de dos horas de viaje desde y hacia el trabajo, y cortesía de esto la ciudadanía se gasta casi el 30% de sus ingresos en transporte, lo que a su vez aumenta la brecha de desigualdad para las familias pobres.

Siendo así, esta propuesta plantea tres preguntas: desde el urbanismo, ¿qué significa ser una ciudad de media hora?, ¿qué tan realista es esta meta con las condiciones actuales de la capital? y ¿en estos momentos Bogotá qué tipo de ciudad es?

Al respecto EL NUEVO SIGLO consultó a un urbanista y a un ingeniero civil experto en movilidad sostenible, quienes refieren que para lograr esta propuesta es preciso tener en cuenta las siguientes consideraciones: en primer lugar que esta es una iniciativa que tiene que poner a los ciudadanos como protagonistas de la arquitectura urbana, lo que puede entrar en conflicto con los constructores.

Luego, que sin lugar a dudas Bogotá es una ciudad completamente ineficiente y por último, que esta es una meta que no se logrará de manera homogénea y es probable que en 12 a 15 años solo algunas partes de la ciudad la hayan materializado.



¿Una ciudad de 30 minutos?

Una ciudad de 30 minutos implica pensar, planear y ejecutar una ciudad que responde a la escala humana y no del automóvil. Esto qué significa: que los usos del suelo están coordinados con las funciones.

Eso quiere decir que cuando hay un ordenamiento que planea una vivienda, no debe planear 48 hectáreas de vivienda sin pensar lo que eso significaría en términos de empleo, fuentes de empleo, distancia a las fuentes de empleo, aprovisionamiento de alimentos, educación y salud. Se trata de pensar el ordenamiento en una escala humana y en cómo la persona que va a vivir ahí va a acceder a sus alimentos sin que ello impacte negativamente la sostenibilidad ambiental.

Una ciudad de 30 minutos significa pensar la ciudad en red. Entender que la ciudad podría ser una sumatoria de pequeñas ciudades. Hace muchos años en un plan de desarrollo que tuvo el país se habló de ciudades dentro de ciudades, lo que de alguna forma es un concepto muy bonito y que ya hacia referencia a la complejidad que tiene una ciudad, pero este concepto tampoco puede solucionarlo todo”.

“Yo por eso ajustaría el concepto de los 30 minutos de Claudia López o quienes están hablando del POT de la siguiente manera: Bogotá, una ciudad en donde el 70% de las actividades están a media hora. No todas pero sí por lo menos las más importantes y las más cotidianas. El jardín de mi hijo, la papelería en donde compro las cosas, el supermercado en donde compro los alimentos y el lugar en donde me gusta recrearme. Eso es una ciudad de 30 minutos”, dijo a este Medio el profesor del programa de Gestión y Desarrollo Urbano de la Universidad del Rosario, Diego Silva Ardila.

 ¿Qué es Bogotá hoy?

Ahora bien, si la meta es que la capital colombiana se consolide como una urbe de 30 minutos, la pregunta obligada es: ¿qué es hoy? De acuerdo con el profesor Silva Ardila, “hoy Bogotá es una ciudad de dos horas y media si lo ponemos en términos de tiempos”.

En este sentido, puso como ejemplo a una mujer que vive en Bosa y tiene que ir a limpiar un apartamento a Multicentro. Esta persona se demora 30 minutos bajando en un mototaxi hasta un sitio en donde pueda coger un bus que la acerque a un portal. Dura una hora y 20 en llegar a la estación de su trabajo y desde ahí, como no tiene recursos para otro mototaxi, camina hasta el apartamento de sus empleadores. Esa es una señora que se gasta alrededor de 4 horas al día solo en desplazamientos.

“Por eso la mayoría de los ciudadanos en Bogotá nos convertimos en ciudadanos de mono actividad. El día que puedo ir a trabajar lo hago, pero si tengo una cita médica esa es una mañana completa. Si necesito un documento de la oficina de Migración Colombia pierdo el día y me toca pedir el permiso en el trabajo. Al ser una ciudad de dos a tres horas, en promedio, es una ciudad de mono actividad y por eso es una ciudad ineficiente. En una ciudad con un buen sistema de Metro una persona puede hacer 3 o 4 cosas sin ningún problema y a un bajo costo. En una ciudad eficiente dejas a tu hijo en el jardín antes de irte a trabajar”, añadió el profesor Silva.



Viabilidad 

Ahora bien, los urbanistas parten del principio de que todas las transformaciones urbanas y sociales son posibles, ¿pero cómo? De acuerdo con el profesor Silva un elemento vital que debe tener un plan de ciudad de 30 minutos es que esta no sea de los constructores.

“Ese es el primer reto que tiene Bogotá y eso no quiere decir que los constructores se tengan que ir, que los odiemos o como hacen los del paro, que vayamos a echarle piedras a Camacol o a Amarilo, no. Es simplemente decir: “Amarilo, en esta obra de teatro usted no es el protagonista. Usted es un actor de reparto. Es muy difícil de lograr pero los protagonistas son los ciudadanos. Más aún: si uno pone como protagonista a las personas con discapacidad está poniendo casi de protagonista a toda la sociedad. Si uno pone como protagonistas a los más vulnerables, de ahí para arriba todo el mundo se beneficiará”, finalizó diciendo el urbanista Silva Ardila.

Transporte masivo

Ahora, si bien es cierto que es viable lograr esta meta, que como lo ha indicado la alcaldesa Claudia López es una visión cuya materialización dependerá en gran medida de una red regional de Metro, que a su vez se combine con doblar tanto la calidad como la cantidad de los espacios para peatones y bici-usuarios, de acuerdo con el ingeniero civil y asesor del Concejo de Bogotá en temas de movilidad y planeación territorial, Fernando Vela, “esta es una meta ambiciosa que dependerá en gran medida de las nuevas infraestructuras para el transporte para que la ciudadanía se vincule a ella y se desincentive el vehículo particular”.

También destacó que la propuesta del POT no se queda solo pensando en la movilidad sino que ve esta articulada con varios frentes como una ciudad de cuidado, con equipamientos en pro de la proximidad. Aún así, el analista cree que lograr una ciudad de 30 minutos no será una dinámica homogénea.

“En el marco de lo que está dispuesto hay muy buenas bases para lograrlo, pero en 12 años yo considero que habrá algunas partes de la ciudad que lo logren y otras que no. Lograrlo en toda la ciudad es supremamente complejo, pero bajo esta nueva propuesta podría llegar a ser la base para que la ciudad comience a avanzar hacia dicha meta”, finalizó el experto.