La Defensoría del Pueblo, como entidad protectora y garante de los derechos humanos, pide al Gobierno implementar políticas públicas alimentarias eficaces en favor del derecho a la salud, esto, tras realizar un análisis detenido sobre el derecho de los ciudadanos de tener una alimentación diaria, suficiente y saludable que propenda por su desarrollo físico y mental, y que redunde en una vida digna.
Este análisis fue elaborado a instancias de la Delegada para los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, con el objetivo de determinar cómo garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a una alimentación diaria, suficiente, saludable y nutritiva. Dicha alimentación debe propender por el desarrollo físico y mental de las personas, y permitirles vivir una vida digna.
El derecho a la alimentación se fundamenta en tres elementos esenciales: disponibilidad, accesibilidad y utilización biológica de los alimentos. En cuanto a la disponibilidad, esta implica que los alimentos estén presentes a través de fuentes naturales, ya sea mediante su producción, como la agricultura y la ganadería, o por otros medios como la pesca, caza y recolección. Además, que los alimentos estén disponibles para la venta en mercados y tiendas.
La accesibilidad se relaciona con garantizar el acceso físico y económico a los alimentos. En términos económicos, significa que cualquier persona pueda obtenerlos para una alimentación adecuada sin tener que sacrificar otras necesidades básicas. Y la utilización biológica de los alimentos es el uso biológico apropiado de los mismos, donde se requiere una dieta adecuada en energía y nutrientes, como agua potable y servicios de saneamiento adecuados.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la inflación en Colombia en el mes de enero fue del 8,35%, donde tuvo un descenso de 4,9 puntos porcentuales con respecto al mismo mes de 2023, cuando el índice de precios al consumidor registró un incremento de 13,25%, tendencia que viene desde abril de 2023, donde la inflación comenzó a descender tras alcanzar un pico de 13,34%, el número más alto desde 1999. Las ciudades que encabezan el listado de inflación son Valledupar (10,77%), Montería (9,86%) y Medellín (9,32%). Por otro lado, las que registran una menor variación son Villavicencio (6,37%), Popayán (6,76%) e Ibagué (7,03%).
Contrario a la tendencia anual, los alimentos experimentaron un incremento en el último mes y la cifra es de 0,48% siendo la segunda más alta. Los productos más afectados fueron frutas como el mango, las verduras-habichuelas y las carnes de aves.
En cuanto a la variación anual de las subclases se observó que en enero de 2024, en comparación con diciembre de 2023, las mayores contribuciones negativas se presentaron en plátano (-27,06%), cebolla (-30,05%), papas (-18,13%), aceites comestibles (-9,24%) y legumbres secas (-12,28%).
Durante 2023, el panorama cambió radicalmente, y el precio de los alimentos cerró con la segunda menor variación anual y una variación (-0,4%) y contribución (-8pb) negativas para el mes de diciembre. El Ministerio de Agricultura atribuyó la moderación en la inflación de alimentos a una disminución de los precios de insumos agrícolas como el de los fertilizantes que acumularon una reducción de 39,1% de junio de 2022 a septiembre de 2023, según lo reportado por la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra).
Esto nos lleva a establecer que una de las principales causas que originó la diferencia del IPC del año 2022 y el IPC del año 2023, fue la moderación en el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas, ya que el IPC paso de 13.12% a 9.28%. En el año 2022 los alimentos y bebidas no alcohólicas aportaban 4.88% en el IPC total, mientras que para el año de 2023 aportaron solo 0.99%, lo que generó casi 4.00% de diferencia entre los IPC de los dos años.
El cambio en el comportamiento de los alimentos no solamente contribuyó a la moderación del IPC total, sino que disminuyó más que proporcionalmente el impacto sobre la canasta de consumo de los hogares colombianos más pobres, pues la división de alimentos y bebidas no alcohólicas es la más progresiva dentro de la medición del IP. Es decir, genera una mayor carga para los hogares de mayores ingresos en relación con los más pobres (diferencia de 15,6pp). Aunque aún persisten factores que demandan un cuidadoso monitoreo.
Según la FAO, el índice de precios de los alimentos siguió disminuyendo en enero principalmente debido al descenso de los precios del trigo y el maíz, se situó en 118,0 puntos en enero de 2024, lo que supone un descenso de 1,2 puntos (un 1,0 %) respecto de su nivel revisado de diciembre, esto debido al descenso de los índices de precios de los cereales y la carne que compensaron con creces el aumento del índice de precios del azúcar, mientras que solo se registraron ligeros ajustes en los de los productos lácteos y los aceites vegetales. El índice se situó 13,7 puntos (un 10,4 %) por debajo de su valor de hace un año.
Según el Programa Mundial de Alimentación (PMA) 2023,15.5 millones de colombianos viven en inseguridad alimentaria; 2.1 millones se encuentran en situación grave y 13.4 millones en una situación moderada. La desnutrición en niños menores de 5 años se deriva de la falta de acceso al agua, saneamiento y atención sanitaria, especialmente la prevención y tratamiento de enfermedades . Según la encuesta Pulso Social Dane, el 69.1 por ciento de las familias pudo consumir las tres raciones diarias de alimentos a junio de 2023. Lo que significa que tres de cada diez hogares solo comen una o dos veces al día.
Desde la Defensoría del Pueblo, entidad garante de los derechos humanos, seguiremos trabajando en la construcción de herramientas que faciliten el acceso a planes y proyectos que incluyan producción, control, inspección y distribución de los alimentos para toda la población.