“… Nunca podré olvidar aquel amor que me hizo tanto tiempo padecer; porque un amor que sangra no se olvida, solo deja en el alma una onda herida”. Ese es un verso de “La historia”, una de las canciones más conocidas del maestro Rafael Escalona, la figura más legendaria de la música y la cultura vallenata en Colombia.
Es una canción que habla de nunca poder olvidar. Y esa, precisamente, es la meta de dos de las hijas del famoso cantautor: que nunca se olvide el legado de su padre. Por lo mismo vienen desarrollando un proyecto para preservar el acumulado artístico, cultural y hasta empresarial del maestro Rafael Escalona.
La idea es crear la Casa Museo Escalona y es liderado por sus hijas Astrid y Carolina. Una iniciativa cuenta con el apoyo técnico del Archivo General de la Nación Jorge Palacios Preciado.
Con una visión premonitoria el propio maestro creó en 2008 la Fundación Escalona con el objetivo de salvaguardar toda su obra musical y artística para las nuevas generaciones de colombianos.
Esta Fundación es distinta a la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, creada en 1968 en Valledupar por iniciativa de la escritora, periodista y exministra Consuelo Araújo Noguera, el maestro Escalona y otros artistas de la época para preservar la riqueza cultural de la música vallenata.
Rafael Calixto Escalona Martínez nació en Patillal, corregimiento de Valledupar (Cesar), el 26 de mayo de 1926, y falleció el 13 de mayo de 2009, a sus 81 años, en Bogotá, en donde se había radicado desde 1974. El juglar más importante que ha tenido el país y la música vallenata es el autor de centenares de canciones que forman parte del folclor colombiano, entre ellas ‘La casa en el aire’, ‘El Testamento’, ‘Elegía a Jaime Molina’, ‘La custodia de Badillo’, ‘La vieja Sara’, ‘La Maye’, ‘Dina Luz’, ‘La historia’ y ‘La Brasilera’, por citar solo algunas.
1.200 piezas
Astrid Escalona, hija del maestro, cuenta que la idea de crear una Casa Museo de puertas abiertas para todo el público surgió en 2020 cuando la Fundación Escalona recibió el premio Latin Grammy a la preservación de la música latinoamericana. Hoy la casa donde vivió el maestro funciona, con reserva previa, para eventos culturales con aforo de máximo 50 personas, pero abrirla al público requiere de un mayor apoyo privado y estatal para concretar el proyecto.
“En esta casa vivió por muchos años mi padre, aquí está todo su acervo cultural, sus premios, los manuscritos de sus canciones, de sus libros; los bocetos de sus pinturas, de sus diseños, etc. En este momento estamos en la fase de inventario, selección y digitalización de algunos de sus archivos personales”, explica Astrid.
Esa labor se realiza en dos fases. La primera es seleccionar y clasificar todos los archivos análogos: audio y video en formatos como CD, DVD, VH, Beta, diskette, etc. “Ese inventario digitalizado corresponde al 20% o 30%”, asegura Astrid.
La segunda fase es la de preservación documental, pues algunos de estos ya evidencian algún grado de deterioro.
La hija del maestro dice que la Casa Museo Escalona contará con más de 1.200 piezas entre documentos digitalizados, documentos físicos, más de 200 premios y condecoraciones y muchas fotos, bocetos artísticos y de diseño de sombreros, trajes, calzado, cinturones y artículos en cuero.
También se encuentran bocetos de cuadros y pinturas de personajes como ‘La Cacica’ Consuelo Araújo, Juana Arias, Gabriel García Márquez, Ada Luz y otros personajes que inmortalizó en su obra musical.
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Aunque en Patillal, su patria chica, existe un museo pequeño con algunos elementos personales del maestro Escalona, una escultura de más de seis metros de altura, y en el parque central están las obras de arte en forma de monedas con la cara de todos los artistas de esa tierra de cantores, “no es una Casa Museo como la que tenemos proyectada en Bogotá”, añade Astrid.
Contador de historias
Por su parte, Carolina, la otra hija del maestro, recuerda que su padre era un contador de historias nato. “Cuando llegó a Bogotá fue recibido como un gran artista, con mucha prensa, lo llamaron de Presidencia, fue diplomático. Entonces comienza a diseñar todas estas expresiones artísticas con influencia de la cultura mexicana: sombreros, cananas, pantalones de pretina ancha, etc.”.
En su faceta de escritor, el maestro Escalona publicó dos libros: ‘La casa en el aire’, versión en prosa de la canción del mismo nombre inspirada en su primera hija, Ada Luz. Ese libro se llamó originalmente ‘El viejo Pedro’, en honor al mentor que lo llevó a inclinarse por la narrativa costumbrista y que recoge 18 historias cortas de la vida del juglar, desde cuando era niño hasta cuando cumplió 17 años. El otro libro-cuento para niños se titula ‘Nicolás Lagartija’.
Y como diplomático que fue, existe una carpeta con comunicaciones, cartas de todos los presidentes desde 1950 en adelante, fotos, la historia del departamento del Cesar. “Tenemos mucho material de archivo, no queremos saturar con una sola exhibición sino cada cierto tiempo ir cambiando el acervo para que el visitante encuentre siempre algo nuevo”, comenta Astrid.
Apoyo del AGN
Paula Carolina Villamizar, subdirectora de Mercadeo y Operación de Servicios Archivísticos del AGN, explica que un grupo de expertos archivistas de la entidad realizó el año pasado un diagnóstico integral del archivo personal del maestro Rafael Escalona. “Posteriormente nosotros enviamos otro grupo de técnicos en gestión documental y un historiador para ayudarles a las hermanas Escalona a clasificar, nombrar, describir esos archivos, aportamos carpetas, algunas cajas, limpieza de documentos, etc.”, explica la funcionaria.
“Lo que hicimos fue ayudarles a clasificar la documentación, acorde con la necesidad que tienen para crear la Casa Museo Escalona. Es decir que se realizó una clasificación técnica como un primer paso para el proyecto que ellas quieren desarrollar”, agrega Mirta Fernández, orientadora de esa labor.
De hecho, en el informe técnico entregado por el equipo de trabajo del AGN que realizó esta labor se resalta: “En el universo documental se han encontrado otros soportes valiosos, con increíbles valores estéticos, históricos y académicos, con los cuales se podrían adelantar investigaciones musicológicas interesantes. Entre dichos elementos, se hallan premios, cuadros y diseños del Maestro Rafael Escalona”.
Ley Escalona
El legado del maestro Escalona trascendió también lo cultural y artístico, pues él mismo registró ante la Superintendencia de Industria y Comercio la marca “Rafael Escalona”, que reúne sus diferentes facetas artísticas como autor, compositor, diseñador, escritor, así como la marca “La Casa en el aire”.
“A través de esas dos líneas se generan algunos recursos con los que impulsamos desde la Fundación Escalona nuevos proyectos socioculturales en arte y música, especialmente para la primera infancia y adultos mayores. Queremos empezar a ‘Escalonizar’ a los niños y a los jóvenes para que a futuro sean ellos los próximos ‘Escalonistas’ y ayuden a la preservación de todo ese legado y patrimonio cultural que dejó el maestro Escalona”, asegura Carolina.
Otro propósito de este proyecto es desarrollar e implementar la Ley Escalona (1764 del 23 de julio de 2015) “por medio de la cual la nación se asocia a la exaltación de la obra artística, musical y literaria del maestro y se honra su memoria por sus aportes a la música colombiana, y se dictan otras disposiciones”.
La norma contempla varios aspectos: una escultura en Patillal -que ya se construyó-, y la emisión de una estampilla cuando el maestro cumplió 90 años y se vendió en los centros comerciales. Pero otros temas están pendientes, como la creación de una Casa Museo y el establecimiento de la Cátedra Escalona de música colombiana en colegios y escuelas para preservar su legado artístico y cultural.
“Queremos tener la satisfacción de entregarle al país una Casa Museo que, sin duda, entrará a formar parte del patrimonio nacional, incluso del patrimonio de la humanidad porque el vallenato clásico fue declarado en 2015 patrimonio inmaterial por la Unesco”, concluye Astrid Escalona.