UNA EXHORTACIÓN a electores y candidatos que participarán en las regionales de este 29 hizo la Iglesia Católica colombiana, llamando a los primeros a votar pensando en el bien de todos y, a los que resulten elegidos a cumplir el compromiso adquirido por el pueblo así como a buscar concertadamente las soluciones a los problemas sociales que enfrentan.
“Urge en Colombia una ‘grandeza política’ que obre por principios y se comprometa a reformar las instituciones, que asuma proyectos de largo alcance, que vaya más allá de las pasiones y los personalismos, y en la que los sujetos políticos actúen con criterios justos y sean visionarios de una nación en paz”, manifiestan los obispos católicos evocando la Encíclica Fratelli Tutti (No. 178).
La Conferencia Episcopal Colombiana, presidida por monseñor Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia en mensaje a la nación indica que la Iglesia “se siente corresponsable con la vida y el destino” de nuestras regiones y, por ello, insta a elegir “a persona idóneas”.
En tal sentido llama a todos los electores a participar en los próximos comicios regionales, “con conciencia y pensando en el bien de todos, como una apuesta determinante en la búsqueda de caminos que ayuden a superar las realidades difíciles que atraviesa la Nación”.
De igual forma insta a quienes resulten elegidos a “a no olvidar el compromiso adquirido con el pueblo”, al tiempo que les pide buscar consensos con todas las fuerzas vivas de su región para solucionar los problemas sociales que aquejan a sus gobernados, “a ejercer el poder y la autoridad con espíritu de servicio, moderación, caridad y generosidad; y a aprovechar responsablemente y sin polarizaciones este escenario, para construir la Colombia que soñamos y que todos nos merecemos”.
El comunicado firmado por monseñor Rueda, monseñor Omar Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán y monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo Auxiliar de Bogotá, en sus calidades de vicepresidente y secretario de la Conferencia Episcopal, insisten que “en nuestra nación hay hondos deseos de vivir en paz y de hacer posible una sana convivencia que tenga como base el entendimiento, el respeto y la justicia. No obstante, cada vez es más recurrente la violencia verbal y física en el trato político y entre los diversos actores sociales; aumenta la conflictividad social, se descalifica al que piensa distinto y no se respeta la libertad de expresión”.
Destacan que “continúa la confrontación armada en muchos de nuestros territorios; las bandas criminales fomentan la violencia delictiva, la crueldad y el desprecio a la vida; el narcotráfico, el microtráfico y el consumo de drogas siguen causando dolor y muerte, especialmente entre nuestros jóvenes; se ha acentuado, en los últimos años, la pobreza, la exclusión y la falta de trabajo, mientras que la corrupción se ha vuelto una costumbre arraigada”, destacando que estas situaciones debilitan el tejido social y erosionan los esfuerzos por la reconciliación y la paz, por lo que invitan a los gobernantes electos a convertirlos “un desafío”.