La crisis del Covid-19 parece no tener fin. Las promesas de nuestros gobernantes de un aislamiento para aplanar la curva han resultado poco exitosas. Cada día crecen más los casos y los contagios. Parece que lo que hizo el aislamiento fue alargar más el proceso de expansión de virus y por eso se habla de tantos proyectos para atender la pandemia hoy en día.
Pero como los debates que se presentan a diario, de nada sirve no estar enfermos, si existe hambre, desempleo, pobreza y ausencia de acceso a oportunidades.
Por otra parte, la educación es uno de los sectores más golpeados. El envío inmediato de los estudiantes a las casas evidenció varios problemas.
1. Universidades y colegios no estaban preparados para la virtualidad, plataformas obsoletas, sistemas de acceso a materiales y a capacitaciones en general muy débiles.
2. Limitaciones al acceso de internet por parte de la comunidad educativa: estudiantes, familias y profesores, problemas de conexión, necesidad de iniciar a pagar planes nuevos.
3. Carencia de los equipos adecuados, sin computadores en condiciones óptimas de sonido o video. Lo que requiere una necesidad de invertir recursos para comprar equipos. Hoy en día ninguna universidad facilitó equipos a sus profesores o ha entregado apoyos para la conectividad.
4. Ambientes hostiles en casa, casos de violencia intrafamiliar, falta de alimentación adecuada, situaciones emocionales complejas en las viviendas producto de la crisis, padres en desempleo e inclusive hacinamiento.
5. Crisis emocionales, incertidumbre frente a encierro, ansiedad frente a los mensajes contrarios que a diario se realizan sobre el futuro de los colegios o de las universidades.
6. Riesgo de deserción por limitaciones económicas, producto de la recesión que ha generado la crisis.
Por todo eso, preocupan los anuncios que los proyectos de regalías se enfocarán sólo en atender los problemas de salud. El país en años anteriores hizo esfuerzos por aumentar la inversión en educación y reponer en parte a una deuda histórica del país con el sector. Sin embargo, el Ministerio de Ciencia está escuchando más las voces sobre proyectos en investigación de salud y en atender la crisis sanitaria que en muchos casos es producto de la corrupción y el clientelismo político en las regiones.
Se requiere volver a abrir convocatorias de proyectos de regalías para la educación, formación de talento humano, temas de investigación en educación superior, acceso a educación de calidad a los mejores estudiantes de escasos recursos.
Los proyectos CTeI (Ciencias, Tecnología e Investigación) han permitido transformar sectores productivos de las regiones gracias a la educación, a la inversión en la formación de talento humano, varios de ellos con aportes al sector salud de sus regiones.
Las sociedades que en la historia han superado mejor las crisis económicas y sociales, son las que han invertido en educación. Las que vieron en el capital humano de sus sociedades la forma de prepararse, reinventarse y formar una sociedad que desarrollara empresa, generara trabajo y dinamizara las actividades económicas.
No es hora de quitar el apoyo a la educación. Se requiere que el Gobierno también focalice programas en función de la formación de líderes. Lamentablemente los anuncios de ayudas que se hacen no se ven. La sociedad no cree en anuncios que se quedan en eso.
Es hora de mostrar acciones. Subsidiar no es la solución. Hay que invertir en el capital humano, en la sociedad, en la formación de calidad, en la investigación, en el fortalecimiento de las universidades públicas, sin que los recursos se desvíen. Y a los empresarios, que sigan apoyando la inversión en la educación. Esa es la que no se pierde, es la que logra transformaciones concretas a mediano plazo en la sociedad en general.