Un estudio hecho por un grupo de investigadores de la Universidad de La Sabana -que acaba de ser publicado- puso en evidencia, entre otras cosas, que el Centro de Memoria Histórica no está incluyendo los relatos de vida de los miembros de las Fuerzas Militares con la misma rigurosidad con que ha incorporado otros testimonios de víctimas.
¿Qué implicaciones tiene para la construcción de paz en el país esta aseveración del estudio titulado, “Memoria y trauma: los soldados víctimas en el conflicto armado colombiano”?
Alrededor de 334.000 soldados han sido caracterizados como víctimas desde que arrancó en el país la construcción de la memoria histórica en 2011, y es indiscutible que hay un sub registro de víctimas militares, lo que de acuerdo con el investigador líder Roberto García Alonso “amerita otra investigación”.
Aún así, de acuerdo con este análisis los miembros de las Fuerzas Militares que participaron en el conflicto armado han sido “frecuentemente presentados como victimarios” o ignorados en los reportes de la Comisión Nacional de Memoria Histórica (CNMH).
La CNMH tiene por objetivo elaborar una narrativa acerca del conflicto armado que identifique las razones por las cuales surgieron y evolucionaron los grupos armados ilegales, basado en las voces de las víctimas, y el estudio sostiene, de manera categórica, que en Colombia “las voces de los soldados son con frecuencia silenciadas en los reportes de la CNMH”.
De hecho, es reiterativo al referir que en Colombia la memoria histórica se ha elaborado principalmente de las voces de las víctimas, “generando una narrativa de eventos en los cuales el discurso de los miembros de las Fuerzas Armadas ha tendido o a no tener lugar, o se ha degradado a la calidad de perpetradores”.
A este respecto los dos directores de este proyecto de investigación, el profesor García y Ulf Thoene, le precisaron a EL NUEVO SIGLO que hay una creciente línea teórica en la academia que resalta la necesidad de analizar a los militares desde su propia condición de víctima.
“Esto no lo decimos nosotros: esto ya lo dice la literatura internacional. Y estas son cosas que nos llaman la atención: en este país ciertas voces no se trabajan con la misma rigurosidad o no se trabajan tan en profundidad como lo hacen en otros lugares. Ese hecho nos llamó la atención y fue lo que, en cierto modo, suscitó este proceso de investigación”, precisó García.
La investigación se sustentó en entrevistas hechas durante el primer semestre de 2017 a siete miembros de la Armada Nacional que vivieron alguna experiencia traumática en el teatro del conflicto armado -todos ellos tienen alguna forma de secuela física o psicológica-.
Testimonios
En el país la construcción de la memoria se ha basado, específicamente, en las voces y en las historias de vida de las víctimas y por eso, este estudio deja por sentado la apremiante necesidad de que “la investigación de la memoria histórica en Colombia incluya a todos los actores del país para establecer un cuadro con todas sus sombras y colores”.
Dicho de otra manera, es través de una construcción pluralista y fiel a todos los actores que participaron en el conflicto armado que el país podrá determinar el quién, el cómo, el por qué y bajo qué circunstancias ocurrieron las cosas, y solo así el pasado será clarificado, los perpetradores de actos violentos castigados, las víctimas reconocidas y la reconciliación materializada.
Voces militares
Sin entrar a cuestionar el trabajo de la Comisión, pero hablando específicamente de la forma en la que se están incluyendo los relatos de los miembros de las Fuerzas Militares y la Policía, el exministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, le dijo a este Diario que el país debe reconocer que hay miles de familias colombianas que tenían por hijos, padres o hermanos a militares o a policías que fueron asesinados en el marco del conflicto armado “y muchas veces no se les reconoce ni se les ha dado la visibilidad necesaria”.
Pinzón hizo notar que, en muchos sentidos, “a las víctimas de las Fuerzas Militares y la Policía no se les ha dado el reconocimiento que merecen y son personas que perdieron parte de sus extremidades, de su capacidad cognitiva o alguna facultad, precisamente en defensa de Colombia. En visión de algunos, los militares y policías morían porque ese era su trabajo. Perdónenme: aquí hay unos victimarios de esas personas. Sí se les debe dar ese espacio, ese estatus y ese reconocimiento”.
Adicionalmente, Pinzón puso de manifiesto un hecho que debería contemplarse siempre y es que, en este país las Fuerzas Armadas siempre estuvieron, en el marco del conflicto armado, sometidas a las autoridades civiles, a la Constitución, al marco jurídico nacional y al derecho internacional humanitario sin romper el orden constitucional.
Por último, el exministro Pinzón precisó que a raíz de los esfuerzos que hicieron las Fuerzas Militares y la Policía, con el apoyo y el direccionamiento de la Fiscalía General de la Nación, se incautaron cientos de terabytes en cientos de computadores a los distintos grupos armados al margen de la ley a lo largo del tiempo, y todo ese material fue entregado a la Fiscalía, a través de órdenes judiciales, como contribución a la construcción de la memoria.
“Ahí está buena parte de la verdad y de la memoria histórica, memoria incluso de los grupos armados. No hay que inventársela ni hay que reescribirla: hay simplemente que tomar la información que salía de esos mismos grupos en esos documentos. Creo que sería un error no darse cuenta que todo eso está judicializado en Colombia, para que después no se termine reinventando la verdad, o como hemos visto ahora, esa negación o arrogancia de algunos jefes de estos grupos o aliados políticos, como si toda esa realidad no existiera. Está documentada y documentada por ellos mismos”, sostuvo.