España acaba de incluir un año obligatorio de práctica docente a sus futuros profesores de preescolar y primaria. Otro debate que debe llegar a la educación colombiana.
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El diagnóstico es preocupante, el país ibérico es uno de los de peores en resultados escolares de la Unión Europea. Al parecer, un problema radica en las deficiencias de formación que tiene los profesores de la educación básica frente a la secundaria.
En un estudio denominado La universidad en cifras, en 2017 dio a conocer el perfil de los estudiantes de los programas de licenciaturas. La mayoría de las estudiantes para profesor son en un 76% mujeres, proceden del familias de bajos ingresos, eso en España donde no existen clasificaciones como los estratos sociales se determinó porque el 69,5% solicitaron becas o apoyos económicos por su condición socio económicas.
Por otro lado, tiene un alto porcentaje de aprobación de créditos frente a otros programas el 89,6% aprueba las materias por primera vez y presentan bajo nivel de deserción, que es de los menores del país con el 9%, eso se ve reflejado en un alto nivel de titulación, el 70% de los estudiantes de licenciaturas se gradúan en el tiempo estimado por el programa.
Sin embargo, la cara oscura es que tiene los puntajes más bajos en los exámenes de ingreso y muchos no alcanzan el 50% de aprobado en las pruebas. Una crítica que se hace al sistema español cuando se compara con países como Finlandia. En el país escandinavo de nueve candidatos a ser profesor solo pasa uno, es decir los filtros de ingreso para la formación docente son elevados, similares a los de medicina. Por ende, los estudiantes de licenciaturas llegan con bases sólidas en comprensión lectora, habilidades matemáticas, resolución de problemas y habilidades de argumentación y análisis. A diferencia de España.
Los profesores de secundaria suelen ser profesionales del área en la que enseñan y tiene dos años de formación adicional, pero el sistema español permite que en los primeros años puedan dictar clases estudiantes de lo que llaman profesorado con tres años cursados, es decir, como si fuera una técnica, y si a eso se suma que la mayoría viene con pocas bases en comprensión lectora y matemáticas, salen muy mal formados y llevan esos problemas a la escuela, donde se ven los resultados de una educación precaria.
El análisis de los datos puso al gobierno a plantear la necesidad de exigir un año de práctica adicional antes de emplearse como profesores. Es una apuesta que se entiende como positiva, pues al igual que la medicina, la docencia es una labor en dónde en la práctica se hace el profesional.
Es en el aula, en los ambientes escolares donde se comprenden prácticas pedagógicas, se pueden implementar metodologías de trabajo, definir si se requiere reforzar contenidos y ambientarse con la dinámica de la normativa escolar, el currículo y los sistemas de evaluación definidos.
En Colombia se requieren estudios actuales para definir el panorama, que no está lejos del español. La diferencia es que en Colombia el título de licenciado se obtiene con el mismo tiempo independiente si es secundaria o primaria (cuatro o cinco años, según cada programa) pero también hay diagnósticos que evidencia que ingresan los estudiantes con los resultados más bajos de las pruebas Saber, que llegan con dificultades en comprensión lectora, bajos niveles de lectura, por lo que de forma fallida en varias administraciones se ha sugerido un año inicial nivelatorio y más horas – crédito de práctica docente.
Los que se oponen afirman que no se pueden ampliar los años de estudio cunando en varios países se están rediciendo los tiempos de una carrera. Sin embargo, al igual que medicina, la formación de docentes requiere de profesionales con habilidades pedagógicas y conceptuales, con conociendo del aula y de la normativa escolar. Por ello, poder diagnosticar la situación de nuestros educadores nos permitirá tomar decisiones en aras de mejorar el sistema. Algo que lamentablemente no sale en las marchas o paros de profesores. Ojalá también se movilicen por exigir una educación de calidad.
*Especialista en educación
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