Fue designada Mabel Gisela Torres Torres, integrante de la Misión de Sabios que impulsó el Gobierno nacional y que elaboró la hoja de ruta para la investigación en el país, como la primera ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI).
El anuncio lo hizo ayer el presidente Iván Duque, destacando que Torres “es una líder científica, social y emprendedora. Estudió en la Universidad del Valle, donde hizo sus estudios en biología química. Allí también hizo su maestría. Luego hizo un doctorado en la Universidad de Guadalajara, donde desarrollo sus investigaciones en microbiología y particularmente trabajando en la lucha contra el cáncer. Hizo su posdoctorado y regresó al Chocó a dirigir un centro universitario para la ciencia y creando su propio instituto de investigación”.
Torres es una científica de Bahía Solano (Chocó), que tras nueve años de formación educativa en el exterior regresó a su departamento para desarrollar un nuevo modelo de producción que reconcilia ciencia, saberes ancestrales y economía desde su empresa de productos cosméticos y terapéuticos llamada Selvacéutica.
La ministra Torres llega cargada de retos. El primero es desarrollar el documento presentado por la Misión de Sabios en la que participó. Cuando se hizo la entrega el presidente Duque sostuvo que esta es la hoja de ruta para el país en los próximos 10 años, lo que permitirá “no solamente tener las mejores mentes al servicio de un propósito común, sino, también, en un mundo globalizado, tener la capacidad de invitar a científicos de otros lugares del planeta a enriquecer nuestra conversación, a enriquecer nuestros debates, a motivarnos a ser mucho más como sociedad".
Según ese documento, el Ministerio de CTI “será un director de orquesta, que liderará la estructuración de proyectos con iniciativas atractivas a nivel internacional, con un sistema eficiente y ágil de cooperación y gestión del conocimiento que potencie los vínculos entre universidad, empresa, Estado, sociedad civil y medio ambiente, y que integre las posibilidades de cada territorio mediante redes de cooperación de carácter interdisciplinar e intersectorial”.
Para ello, según el documento, “el sector público debe financiar la CTI que no tiene rentabilidad privada alta, pero que tiene beneficios sociales esperados altos. El sector público no debe financiar la CTI de baja rentabilidad privada y cuyos aportes sociales, incluyendo todas sus externalidades y potenciales de largo plazo, sean inferiores al costo de los fondos públicos (costo de oportunidad de los impuestos en la alternativa más rentable socialmente). El sector privado financie la CTI de rentabilidad privada alta”.
Más inversión
Además la ministra Torres tendrá que implementar la meta escrita en el documento que indica que el producto de las regalías y “bajo ciertos supuestos plausibles, debe tener un incremento del 20% de la inversión en investigación que aumentaría el PIB en 1,12% (hoy está en 0,25%), resultado que se observaría con un rezago de cinco años”.
Es decir, se deberán hacer esfuerzos “que implicarán contratación de créditos, reorientación de presupuestos y propuestas de actos legislativos reformatorios de la Constitución, para que las regiones destinen 25% de las regalías a la educación de la primera infancia, la creación de centros regionales de innovación”.
Por otro lado, la ministra Torres tendrá que implementar la Economía Naranja, una de las propuestas de campaña del presidente Duque, que según el Banco Mundial en 2011 alcanzó los 4.300 millones de dólares en el mundo.
Cabe anotar que en su discurso de posesión, Duque indicó que “no podemos ver cómo nos estamos quedando rezagados frente al mundo. La meta es duplicar la inversión en el sector y utilizar mejor los recursos de las regalías para aplicar el conocimiento hacia el porvenir científico del país”.
De hecho, según las cifras de la Casa de Nariño, la apuesta en materia de Economía Naranja es que al finalizar el cuatrenio crezca más del 6%, casi el doble de la participación actual en el PIB, lo que representaría tres veces lo que aporta el café y casi 1,5 veces de lo que contribuye la minería.