Lo que menos querían era retirarse: parientes de policías asesinados | El Nuevo Siglo
EL AÑO pasado fueron asesinados por el ‘Clan del Golfo’ 148 miembros de las Fuerzas Armadas; en 2022 van 80.
/Policia
Sábado, 23 de Julio de 2022
Redacción Nacional

Muchos sueños por cumplir quedaron en el camino por el asesinato de 80 policías y militares, mientras que otros 414 resultaron heridos en lo corrido del presente año por la acción de los grupos armados al margen de la Ley y en venganza por la extradición de Dairo Antonio Úsuga David, alias ‘Otoniel’, ‘Mao’ y ‘Mauricio’, máximos cabecillas del ‘Clan del Golfo’.

María Everny Mosquera, mamá del patrullero Yueyler Blandón Mosquera, asesinado el 23 de junio en Santa Fe de Antioquia, donde prestaba servicio, al parecer, por elementos del ‘Clan del Golfo’, en diálogo con EL NUEVO SIGLO afirmó que “mi hijo desde que tenía tres años dijo que quería ser Policía de los buenos y a medida que crecía nunca cambió de idea. Él era todo para mí y creo que mis esperanzas se acabaron con esta tragedia”.

“Mi muchacho siempre estuvo pendiente de mí debido a mis quebrantos de salud y procuraba que no nos hiciera falta nada. Me decía que con el sueldo que ganara me iba a mantener como una reina. Él era todo para mí y yo era todo para él”, expresó María Everny.

Recuerda que cuando Yueyler cumplió con todos los requerimientos pudo ingresar a la Escuela de Policía y “me dijo que ese era uno de sus muchos sueños que empezaba a cumplir. Mi muchacho insistía que una vez ascendiera en su carrera de Policía quería estudiar psicología para prestar un mejor servicio y ayudar a sus compañeros, subalternos e incluso superiores con su profesión”.

Aseguró que “mi hijo nunca me hizo caso de retirarse de la institución, porque me daba miedo cuando asesinaban a militares y policías. Le decía que si se retiraba, de alguna manera podríamos salir adelante. Siempre me respondió que no abandonaría bajo ninguna circunstancia a la Policía, que le pidiera otra cosa, pero que no insistiera en que se retirara. Expresaba que si le llegaba a pasar algo, era porque así lo quería el destino. ‘La Policía es mi casa grande y me gusta ser policía’”, le decía.

Recuerda con nostalgia que “tras su asesinado, sus compañeros me dijeron que se les fue uno de sus hermanos, un hombre que tenía un excelente corazón y era un buen ser humano. Yo nunca tuve quejas de mi hijo y, por el contrario, siempre se daba a querer con sus amigos, con sus vecinos y por supuesto con sus compañeros de trabajo”.

“Le gustaba leer, pensaba estudiar y no tomaba. Además, decía que primero era su trabajo. Era un buen ser humano y una excelente persona y no lo digo porque era mi hijo, por eso sigo diciendo que lo bueno no dura”, acotó.

Señala que “casi siempre que me llamaba me tranquilizaba, al tiempo que decía que con la ayuda de Dios vamos para adelante. Tenía 27 años, empezaba a vivir. Yueyler nació en Condoto, Chocó, y estaba trabajando en Santa Fe, en Antioquia, donde fue asesinado. También fue ultimada su compañera policía, Andry Vanesa Merlano Amaya”.

Destacó que “mi muchacho me contó tres días antes de su muerte que pensaba casarse con su novia Evelín Valeria Echavarría, que conoció en Yarumal, en Antioquia, porque quería tener unos hijos por quienes luchar. Evelín ingresó a la institución por amor a mi hijo. Ella está recién graduada y afronta una pena inmensa como nosotros”.

Agregó la señora María Everny que “mi muchacho con su sueldo me arregló la casa y me la amobló. Además me enviaba dinero para hacer mi mercado y pagar mis servicios públicos puntualmente. Es una desgracia inmensa la que afrontamos”.


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Quería ser enfermero

De otro lado, Yacira Santos, hermana del patrullero Jesús David Murillo Santos, asesinado cuando salía de su casa en Apartadó, el 11 de julio último y en presencia de su hija de tres años, afirmó que él quería estudiar para obtener una carrera profesional y también ser enfermero.

“Él era el último de cuatro hermanos por parte de mi madre, porque también tenemos otros hermanos por parte de papá. Pero a nosotros, tres mujeres y un hombre, nos crio mi abuelita con mucho esfuerzo y con la venta de pescado. Fue muy duro, pero nos sacó adelante, porque mi mamá estaba muy enferma”, expresó.

Yacira afirma que “no nos hemos repuesto de su pérdida. Tenía sueños como todos de estudiar primero y luego trabajar para que mi abuelita, que tiene 84 años, no tuviera necesidades y retribuir en algo todo lo que hizo por nosotros. Jesús David decía que la abuelita merecía todo, porque era una buena mujer, porque hizo muchos sacrificios y logró sacarnos adelante”.

Recuerda que “nosotras le decíamos que ingresara a la universidad y sacara un título profesional, porque en la Policía corría muchos riesgos y además porque en la zona donde estaba asignado los enemigos de la paz toman muchas represalias contra los policías y militares. Le decíamos que a nosotras nos daba miedo que un día de estos le quitaran la vida. Sin embargo, él decía que lo suyo era la Policía. Dejó a una buena mujer, a una niña de tres y un niño de siete años”.

Explicó que “mi hermano nunca pensó en retirarse a pesar de que le insistíamos en que estudiara una carrera profesional que no le representara tantos riesgos. Sin embargo, decía que era muy bueno servir a la comunidad y que además tenía dos hijos que se habían convertido en el motor de su vida. Nosotras ante estos hechos decidimos apoyarle y le dábamos fortaleza para que no flaqueara y siguiera adelante y que luchara, porque las cosas en el futuro podrían cambiar y mire lo que pasó. Lo perdimos para siempre”.

Expresó que “mi hermano quería estudiar una carrera profesional por el sistema virtual, debido a las dificultades que afrontaba por los turnos. También le gustaba la enfermería, que pretendía adelantar una vez lograra pasar el concurso y ascender al grado de subintendente. Tenía otros planes como construir una casa para vivir con su señora y sus dos hijos en Unguia, en el Chocó, porque es un pueblo tranquilo y donde nació su esposa”.

Agregó Yacira Santos que “mi hermano era muy educado. Con su muerte quedaron muchos sueños por cumplir: ser profesional de una carrera de las ciencias sociales, ser enfermero, tener una casa y sacar a sus hijos y a su mujer adelante. Aquí con esta situación que vive el país pagan justos por pecadores. Su muerte fue una decisión de los malos y nada podemos hacer. Nosotros, su familia, afrontamos su ausencia y experimentamos un dolor inmenso. Solo queremos que se haga justicia”.

Las cifras

La información oficial registra que en el 2021 fueron asesinados 148 miembros de las Fuerzas Armadas, mientras que en lo corrido del año han sido ultimados 80 uniformados, entre ellos 32 efectivos de la Policía.

Entre las víctimas se encuentran 24 patrulleros, cuatro intendentes y cuatro subintendentes.

Los crímenes ocurrieron en el Meta, Caquetá, Villavicencio, Chocó, Santander, Cúcuta, Norte de Santander, Cauca, Bolívar, Arauca, Cesar; en Antioquia, tras la extradición de alias ‘Otoniel’, han sido asesinados siete miembros de la Policía Nacional; en Sucre y Nariño.