Sin lugar a dudas la seguridad es, hoy por hoy, la queja más generalizada en la ciudadanía. Si bien es cierto que la Alcaldía Mayor socializó, en el marco de las últimas dos semanas, una nueva estrategia para ponerle freno a los desmembramientos y los cuerpos abandonados, fruto de vendettas entre bandas criminales, ese fenómeno, sumado a todos los demás hechos de inseguridad, ha hecho que la ciudadanía se haga dos preguntas: ¿qué está pasando? y ¿cómo prevenirlo?
En entrevista con EL NUEVO SIGLO, el director de Seguridad de ProBogotá, César Restrepo, hizo una radiografía sobre lo que está ocurriendo con esta materia en la capital.
EL NUEVO SIGLO: Frente a los hechos y declaraciones de los últimos días, ¿cuál es la situación de seguridad en Bogotá hoy?
CÉSAR RESTREPO: El primer semestre del año efectivamente muestra una mejoría en los indicadores, eso es innegable. El proceso de recolección de registros estadísticos sobre el comportamiento del crimen y el delito es serio, confiable y difícilmente se puede poner en duda. Pero a eso subyacen dinámicas criminales que muchas veces se quedan por fuera de los registros, y yo diría que el estado de la seguridad en Bogotá está principalmente determinado por una dinámica de ordenamiento del crimen, que es la que está poniendo los retos del presente y está dejando ver el deterioro de la seguridad en el futuro.
ENS: ¿Esas dinámicas criminales las tiene claras la Administración Distrital?, ¿están en la estrategia de seguridad?
CS: Es muy difícil saber si las tiene claras, pero lo que sí es cierto es que el Gobierno Distrital hace anuncios y dice que las conoce, pero la ciudadanía no las conoce muy bien. ¿A qué voy? Deberíamos hacer un ejercicio de ciudad en el cual al crimen se le pongan caras, actividades, responsabilidades y áreas de interés. Así a la Administración le va a quedar mucho más fácil rendir cuentas. Pero si el conocimiento es estrictamente para la Administración, la construcción de confianza va a ser muy difícil de alcanzar. ¿Y el ciudadano qué es lo que piensa?: “Lo que me están anunciando es para calmarme y no es la realidad”.
ENS: ¿Y cuál es la razón para dicha exacerbación?
CS: La lucha entre bandas por la supremacía en el mercado criminal es el resultado de una lectura errada de la evolución de los desafíos de seguridad. El crecimiento exponencial de los mercados locales de drogas, el aumento de población indocumentada vulnerable al reclutamiento criminal y la instrumentalización de los paros para la ruptura geográfica de la ciudad con miras a imponer zonas de control, determinaron la transformación del escenario.
Mientras eso sucedía, la máxima autoridad de la ciudad se enfrascaba en el debilitamiento de la autoridad policial, no reaccionó frente al fraccionamiento del territorio y se dio una disputa innecesaria con el Gobierno nacional.
De un momento a otro las organizaciones criminales encontraron el espacio físico y delincuencial necesario para iniciar una carrera hacia su posicionamiento y consolidación en la ciudad como mercado organizado. Para redondear, este no es un momento sino una fase dentro de un proceso de evolución de las estructuras criminales y su competencia por el control de territorios, economías y comunidades en la ciudad.
ENS: ¿Por qué la modalidad de desmembramientos y bolsas de basura?
CS: Este tipo de ejecuciones y asesinatos corresponden al ejercicio de la justicia criminal. Así como a un ciudadano en el marco de la ley lo llevan ante un juez, tiene un juzgamiento y tiene una pena si es culpable (esa pena lo que busca es disuadir que él repita su comportamiento contra la ley y mandar un mensaje a la sociedad de que violar la ley tiene unas consecuencias), en el marco del crimen también hay una justicia criminal que se ejecuta a través del uso de la violencia.
El uso de esa violencia, y sobre todo en ese grado de extremismo, es una forma de mandarle un mensaje a la comunidad criminal, de que alguien quiere imponer el poder y de que hay un costo al que subvierta ese poder criminal. Por eso lo que define la dinámica de seguridad en la ciudad hoy es una competencia por imponer un orden criminal.
En esa competencia el uso de esta violencia extrema funciona como mecanismo de comunicación del mercado criminal, para notificar quiénes son más poderosos, qué capacidades de violencia tienen y cuáles son sus intereses de control.
ENS: ¿Lo que se trazó la Alcaldía para hacerles frente a estos ajustes de cuentas va por buen camino?
CS: A mí me cuesta trabajo pensar que una ciudad de ocho millones de habitantes, con organizaciones criminales que anteceden la migración delincuencial de Venezuela, con arraigo en las localidades y el territorio, pueda ser controlada por tres personas en Venezuela. La solución a los problemas de seguridad en Bogotá no están en el vecino país. Están aquí, en el control de territorio aquí, con la aplicación de la ley aquí, en el cierre de espacios criminales aquí, y en reducir el costo-oportunidad de delinquir en Bogotá.
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Los fenómenos típicos de inseguridad
ENS: Pero además de estos ajustes de cuentas están todos los demás fenómenos de inseguridad, hurto, robos, etc. Así hayan bajado las estadísticas ¿qué explica la sensación de inseguridad que azota la ciudad?
CS: Con la dinámica delincuencial, de la seguridad ciudadana más ordinaria, lo que ocurre es que los delincuentes son unos maximizadores del costo-oportunidad para ejecutar un delito. Y son las oportunidades que da el contexto urbano las que le están facilitando a la delincuencia realizar hurtos, cosquilleo, robos, etc. Eso se ha traducido en tres palabras que definen la ciudad de hoy: desorden urbano, descuido de los bienes públicos y desgobierno.
El desorden urbano está causado por una acción positiva de hecho, que es el desarrollo de infraestructura de la ciudad. Tendrá beneficios a largo plazo pero ahora mismo les están dando una ventaja a los delincuentes. Se han generado más obstáculos para la movilidad ciudadana y ese desorden está siendo utilizado por los criminales.
Frente al descuido de los bienes públicos la ciudadanía denuncia todo el tiempo el tema de las basuras, el alumbrado y todos los elementos del urbanismo que están deteriorados y que le dan la impresión al ciudadano de que hay una falta de gobierno.
Y con relación al desgobierno, hoy en el espacio público todo el mundo hace lo que se le da la gana y cuando eso pasa, todos los individuos que estamos en él sentimos que no hay quien ponga orden y haga aplicar la ley. Al sumarse estas tres cosas la sensación de inseguridad, que puede estar determinada por una delincuencia no tan grave, como lo muestran los indicadores del primer semestre, se potencia de manera significativa como se está sintiendo hoy.
Ejemplo: ¿en dónde dijo la Alcaldía que había probabilidades de que existieran casas de pique? Por la 53 con Caracas. Si uno se para en ese punto verá todo lo que he dicho: un espacio público deteriorado, descuidado y desgobernado que facilita el desarrollo del crimen o la percepción del mismo.
ENS: ¿Y cuál es la solución?
CS: La solución a la percepción de inseguridad de los ciudadanos está en la acción de la Policía y la Secretaría de Seguridad, de luchar contra el crimen y adelantarse a la acción delincuencial. Pero eso no es suficiente. Mientras el resto del Gobierno Distrital no solucione los problemas del desgobierno, el desorden y el descuido, la percepción de seguridad no mejorará.
ENS: ¿Percepción de seguridad o seguridad?
CS: La seguridad, en últimas, es percepción. El debate entre percepción de seguridad y seguridad real es falso. La seguridad es percepción.
ENS: ¿Puede empeorar la percepción de seguridad?
CS: Si frente a los temas de movilidad, el desorden de las obras públicas y el crimen no se toman decisiones con resultados inmediatos, se va a seguir deteriorando. El problema no es que haya obras (al finalizar este año habrá más de mil frentes de obra), pero sí tiene que haber planes para manejar sus entornos y el funcionamiento de la ciudad.