Tras fallidos intentos de negociación entre la empresa y los trabajadores en el sindicato, la huelga iniciada por los trabajadores completa ya 30 días.
Si bien ambos actores han manifestado que están dispuestos a negociar, su disposición no ha mostrado ningún resultado positivo. Los trabajadores se muestran inflexibles con respecto a algunas medidas acogidas por la empresa. Dentro de esta se cuenta la implementación de un turno, conocido como el turno de la muerte, que haría que 25% de los trabajos desaparezca. Para el sindicato, esto afectaría a cerca de 1.000 trabajadores.
Este es uno de los tres puntos por los que el sindicato está en huelga desde el 31 de agosto. Otra exigencia de los trabajadores es “El respeto a las jornadas laborales actuales y las garantías convencionales que ellas conllevan, incluyendo las de transporte seguro suministrado por la compañía”.
El último punto que piden los trabajadores es “el respeto a las garantías convencionales, conseguidas como justa compensación al trabajo de los mineros colombianos para la explotación del carbón nacional.”
Las peticiones no contemplan mejorar las condiciones actuales de los trabajadores, sino mantener las que existen.
La huelga fue determinada después de que 99% de los afiliados a Sintracarbón votara a favor, es decir, más de 3.700 trabajadores.
La respuesta de la empresa
La empresa ha manifestado su disposición para negociar con los trabajadores, por ello se reunió con los trabajadores y representantes del gobierno local. Sin embargo, la empresa ratifica la necesidad de tomar medidas urgentes de recorte de costos y gastos que le permita seguir siendo viable.
La compañía informó que cada día de huelga cuesta $7.000 millones a la empresa. Es decir, a cuentas gordas, $210.000 millones en los corrido de la manifestación.
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“La Compañía está en una situación muy difícil, marcada por una reducción de la demanda, la drástica caída de los precios del carbón y agudizada por la emergencia provocada por el COVID-19, lo que nos obliga a transformarnos”, afirma un comunicado de prensa de la empresa.
Con respecto a la petición de no imponer el turno de la muerte, la empresa manifestó que “el cambio de turno de trabajo es una de las medidas para lograr la sostenibilidad de Cerrejón, no forma parte de la CCT ni es objeto de negociación”.
La empresa admitió que este turno podría eliminar entre 600 y 700 puestos de trabajo.
La empresa ha continuado con algunos programas sociales en la región como la entrega de agua a municipios que no tienen servicio de acueducto o la donación de implementos de bioseguridad.
La empresa ha asegurado que la austeridad es necesaria para garantizar la sostenibilidad de la empresa; sin embargo, los trabajadores ven un impacto muy negativo si se llegan a recortar ¼ de los puestos actuales que impactaría a unas mil familias.