El país ha respondido de forma solidaria ante grandes catástrofes como la tragedia de Armero y el terremoto del Eje Cafetero. Sin embargo, hoy los afectados no son unos miles sino los 50 millones de habitantes

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El presidente Iván Duque ha sido enfático en señalar que de nada valen las medidas que ha tomado el Gobierno para enfrentar el reto del Covid 19 y otras que vienen en camino, si los ciudadanos no las acatan y siguen recomendaciones de autocuidado como lavarse periódicamente las manos. En ese propósito, ¿se puede esperar que la población verdaderamente haga un frente común contra este flagelo o primará el sálvese quien pueda? EL NUEVO SIGLO consultó a expertos en comportamiento social e individual.

El presidente de la Federación Colombiana de Sociología, Carlos Uribe Celis, dijo que “como esto es un fenómeno no común, es un fenómeno extraño, nos parece evidente que todo necesita un período de aclimatación, en la cultura las nuevas reacciones hay que aclimatarlas. Pienso que las personas de nuestro país, que son en general menos disciplinadas que los europeos y los norteamericanos, pues de cualquier modo estamos acostumbrándonos”.

Añadió que medidas de fuerza como el aislamiento en casa que se dio este fin de semana en Bogotá y varios departamentos “ayudan a crear esa conciencia. He percibido que personas de todas las clases sociales han entrado en ese circuito y empiezan a tomar conciencia”.

Sin embargo, puso de relieve que por mucho que el Gobierno haga esfuerzos para que la gente colabore en medidas de protección colectiva como el aislamiento y la cuarentena, es muy difícil que sean aceptadas de buena gana por cientos de miles de colombianos que deben ganarse el diario en las calles con el trabajo informal.

“No hay una preocupación respecto a todas las personas que viven del día a día. Este gran grupo de compatriotas nuestros están viéndose abocados a vivir una situación de hambre prácticamente”.

Recordó que en países como Estados Unidos y Francia los gobiernos han anunciado ayudas económicas a la población mientras se mantiene la crisis. En Colombia “todo el que vive del día a día debía carnetizarse y con ese carné el Gobierno debería darles una ayuda”, dijo.

El aislamiento obligatorio que impulsó la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, desde el viernes hasta el próximo lunes, con el fin de irse preparando ante la alta posibilidad que el Gobierno nacional decrete una cuarentena cuando el pico de los contagios esté mucho más alto, fue replicado en los departamentos de Antioquia, Meta, Santander, Tolima, Risaralda y Valle del Cauca, en donde está prohibido a las personas salir a la calles, con algunas excepciones como ir a comprar alimentos, sacar las mascotas por unos minutos, acudir a urgencias y citas médicas.

Falta confianza

Por su parte, el sicólogo Enrique Daza Gamba dijo, “pienso que las políticas de los últimos años han erosionado la confianza de la población en el sistema de salud y en el mismo Gobierno. Independientemente de la actitud que uno tenga política ante el Gobierno, pienso que en estos últimos días se ha puesto de presente esa desconfianza. Durante muchos años hay innumerables casos de falta de atención, falta de poder conseguir citas, todos los males del sistema de salud y eso tiene sus consecuencias ahora”.

Añadió que “el Gobierno ha proyectado una imagen de improvisación así como falta de carácter y creo que parte de la solución del problema es que la gente se sienta segura que está con una buena dirección, que se puede confiar en los gobernantes, en los alcaldes, en la Policía, etc.”.

No obstante, destacó que el pueblo colombiano ha mostrado en las grandes tragedias, un alto grado de solidaridad y de apoyo, “que siempre podrán ser como la retaguardia en toda esta situación”.

Daza indicó que ya se están viendo hechos negativos desde el punto de vista del comportamiento social ante la crisis, como la gente que se empuja en los supermercados por lograr acaparar productos para su subsistencia, frente a lo cual consideró que tienen que hacer “una contribución muy grande los medios de comunicación y el Gobierno porque la mentalidad de sálvese quien pueda es la propia del discurso oficial, que más o menos ha basado todo el progreso en temas como el emprendimiento. Es la idea que una persona inventándose algo muy original puede salir adelante y fomenta en cierta medida el individualismo”.

Añadió que hay que fomentar en este momento “la necesidad de un trabajo colectivo, el apoyo mutuo, la cooperación”.

En tanto que el sociólogo Fabián Sanabria también se refirió al hecho de que unos pocos, prácticamente, han desocupado supermercados en algunos minutos, pensando de esa manera blindarse ante un desabastecimiento.

“Hay una absoluta ridiculez de comprar masivamente papel higiénico y jabones, detergentes, antibacteriales cuando se trata de un virus. Entonces estamos evidentemente cambiando el orden de las prioridades. Lo que se necesita son alimentos pero en cantidades normales, no desocupar los supermercados para que otras personas no tengan qué comer”.

En este sentido, Sanabria consideró que “estamos siguiendo el ejemplo de los gobernantes profundamente mediocres que tenemos”.

Agregó que en este momento “lo que tienen que hacer esos medios pagos al servicio del establecimiento es convocar urgentemente grandes cruzadas de solidaridad, ya hemos perdido la solidaridad en Colombia, estamos en un momento de sálvese quien pueda y a mí no me importan los demás. Los jóvenes se van de rumba, cuando hay un simulacro de cuarentena voluntaria en Bogotá se fueron unos a las fincas”.

Añadió el sociólogo que “tenemos que llamar a la solidaridad, a que los ricos sufraguen un poquito, se metan la mano al dril”.

Dijo Sanabria que “hay dos colombias: una Colombia para la que evidentemente estar en cuarentena es un lujo. Uno lee, ve películas; pero eso no lo puede hacer el 80% de la gente informal y de rebusque”.