TRAS EL violento atraco del que fue víctima el concejal Julián Triana recientemente, este Diario habló con expertos en esta materia quienes analizaron el panorama en la capital.
Juan Camilo Ubaque, asesor en seguridad, dijo a este Medio que Bogotá “tiene una crisis de seguridad por dos escenarios críticos: primero porque es deficiente el sistema de videovigilancia y las cifras no mienten: el 52,8 % de las cámaras de vigilancia no se pueden monitorear. Es decir, 5.828 cámaras son de la Secretaría de Seguridad y solamente 4.850 están interconectadas al Centro de Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo (C4). Por ello, no se puede dar un seguimiento eficaz a un hurto como sucedió con el concejal Julián Triana en tiempo real desde el C4, porque no todas las cámaras están interconectadas con el distrito”.
“La segunda problemática, es que no se tienen frentes de seguridad focalizados basados en la doctrina de la cooperación civil - militar. Porque los lugares más seguros son aquellos en que las empresas privadas proveen de sus propias cámaras al C4, garantizando no solo su seguridad, sino que sirven como ojos para la Policía Nacional, permitiendo monitorear en tiempo real los diferentes puntos estratégicos de la ciudad. Este ejemplo se practica en el comercio de la 93 y es exitoso porque permite a la ciudadanía también ser un referente de seguridad y defensa”, puntualizó Ubaque.
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El experto en seguridad, Néstor Rosanía, afirmó a este Periódico que, primero, se deben “aumentar y fortalecer las capacidades de la Policía en temas de inteligencia para poder seguir haciendo un mapeo del delito, de las bandas y la adaptación de las bandas, las modalidades del hurto y de los diferentes delitos de alto impacto general. Pero eso se hace a través de inteligencia y ahí es donde hay una debilidad, además, histórica de la Policía en Bogotá y en temas de seguridad ciudadana”.
Lo segundo, “aumentar las capacidades en temas de cámaras de drones y esa capacidad de seguridad en términos de Ciencia y Tecnología, que es súper importante y que es como la base de la seguridad de las grandes ciudades del mundo”.
Lo tercero, señaló Rosanía, hace falta fortalecer la Secretaría de Seguridad en diferentes aspectos, que hacen que la seguridad de la Secretaría de Seguridad, que se está reduciendo a una entidad que solo saca estadísticas y cifras, pero no es claro cuál es la estrategia puntual de seguridad. El secretario de Seguridad no se ve muy activo en términos globales, puede ser que asista a muchas reuniones, etcétera, pero para lo que necesita la ciudad, que es alguien que lidere la estrategia de seguridad, ahí hay un vacío también importante”.
Por otra parte, el politólogo, doctor en Historia y estudioso de Bogotá, Fernando Rojas Parra, manifestó que “la delincuencia está envalentonada desde hace rato en Bogotá. El narcotráfico urbano se ha convertido en el motor fundamental y controlador principal de la mayoría de las rentas criminales en la ciudad. Enfrentar un fenómeno de esa magnitud requiere de esfuerzos gigantescos, pero, sobre todo, de un abordaje diferente. Bogotá no enfrenta bandas de barrio, sino un entramado, internacional incluso, que desborda las acciones que se adelantan”.
“Por ejemplo, deberíamos avanzar en un trabajo articulado con gobiernos de otras ciudades y otros países para hacer mayor presión, principalmente en las fuentes de financiación de esas organizaciones. Al mismo tiempo, y con mucha decisión, debemos llevar programas sociales y oportunidades reales para que las personas tengan opciones diferentes al crimen”, añadió Rojas.
“Tenemos que ayudar a que más personas desarrollen sus proyectos de vida. Finalmente, debería convocarse a la bancada de Bogotá en el congreso para impulsar una reforma a la justicia que ayude a devolverle la eficiencia y la efectividad que la ciudadanía espera”, enfatizó el politólogo Fernando Rojas.
A su turno, Omar Oróstegui director de GovLab de la Universidad de La Sabana sostuvo que “hay que mejorar los instrumentos de captura y análisis de información. Aquí está claro que nos estamos enfrentando ante un nuevo fenómeno delincuencial, donde los delincuentes ya no actúan solos. Los delincuentes evalúan a la víctima. En el caso del concejal, claramente evalúan el lugar, la hora, había otro carro que lo acompañaba… Aquí tenemos también delincuentes que están planeando muy bien sus actos delictivos, estudian lugares, estudian a la víctima".
"Entonces si tú tienes analítica de datos o mejoras la información, podrías predecir en qué lugares o en qué condiciones, se podría pensar. Es decir, seguimos insistiendo en atacar con recetas tradicionales un delito que viene evolucionando y que ya no responde a estas medidas, las medidas se están quedando obsoletas”, sostuvo.
“Hay que entender que el tema de la comisión de hurtos con motocicleta no se ha dimensionado correctamente. Si bien, muchas de las víctimas afirman, que en los hurtos el delincuente se movilizaba a pie, por ejemplo el tipo llega a pie, pero afuera lo está esperando una moto, pero cuando se coloca la denuncia se dice que el delincuente se desplazaba a pie, cuando en realidad estaba afuera una moto esperándolo, entonces yo creo que hay que revisar también eso”, expresó Oróstegui.
Cabe mencionar que, la Secretaría Distrital de Seguridad en Bogotá indicó que en el primer trimestre de este año el hurto a personas registró un 26 % menos que en 2023, con 28.346 casos. Además, el hurto a bicicletas con 1.383 cayó un 40 % frente al año pasado.