El presidente de la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB), Nicolás Uribe, le dijo a EL NUEVO SIGLO que en lo corrido de este 2022 se ha incrementado en forma importante la renovación de la matrícula mercantil: un 13% más con respecto a enero de 2019 y un 34% con respecto al 2021.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo cerró el sector empresarial en el 2021 y cómo esperan cerrar este año?
NICOLÁS URIBE: Nosotros estamos esperando poder terminar este año con niveles incluso superiores a los niveles con los que logramos cerrar el 2021 que, lamentablemente, no alcanzaron los niveles con los que cerramos el 2019. El año pasado lo cerramos con 470 mil empresas activas, un 5% más de las que teníamos en 2020 pero un 6% menos de las que teníamos en el 2019.
Eso quiere decir que vamos en la mitad del proceso de recuperación empresarial que, sin duda, tiene que consolidarse en este 2022, año en el que ya tenemos unos indicadores interesantes. En lo que va corrido del año hemos visto cómo, con corte al 3 de febrero (datos recién salidos del horno), estamos viendo un incremento muy importante en la renovación de la matrícula mercantil. Y ese es un indicador clave de actividad empresarial.
ENS: ¿Y en cuánto se han hecho estas renovaciones de matrícula mercantil?
NU: Con respecto a enero del 2019 tenemos un 13% más de matrículas renovadas y con respecto a enero del 2021 tenemos un 34% más. Eso nos permite pensar que este año arrancó con pie derecho.
ENS: ¿Entonces este va a ser el año en el cual el sector volverá a cifras prepandemia?
NU: Yo espero que este año nos permita superar los rezagos que tenemos de prepandemia y que cerremos con más de 505 mil empresas. Para hacerlo tenemos que mantener el ritmo de crecimiento de la economía, controlar la inflación, superar las dificultades globales por cuenta de las dificultades en las cadenas de suministro y demás, pero yo creo que es una meta factible para este año.
ENS: ¿Hay una cifra concreta sobre el número de empresas que cerraron de forma definitiva y no van a volver a abrir?
NU: Lo que pasa es que nosotros tenemos una estadística de cierre de las empresas, pero la mayoría de las mismas no cierran formalmente sino que quedan abandonadas, como divagando en la penumbra de no tener actividad, pero no son cerradas formalmente. Nosotros tenemos la obligación de cerrarlas a los cinco años.
Qué hemos visto: empresas que un año no renovaron matrícula y al año siguiente sí lo hacen, es decir que se reactivaron. Por eso no podría darte una cifra puntual alrededor de las que cerraron. Lo que sí te puedo decir es que nosotros teníamos, para el año 2019 algo así como 31 mil empresas que se cancelaron y en el 2021 fueron 26 mil.
Por eso lo que medimos y el indicador que resume lo que está pasando en materia de actividad empresarial es la renovación de la matrícula, porque son las empresas que siguen teniendo actividad.
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ENS: ¿Qué proyecciones tienen en generación de empleo para este año?
NU: Yo lo que veo es que hemos venido recuperando los empleos que se perdieron con ocasión de la pandemia. Bogotá, por primera vez en la última encuesta de diciembre, en vez de ser un lastre ya es una jalonadora de empleo y es la primera ciudad que aporta a la reducción de la tasa de desempleo con una tasa inferior a la tasa de desempleo nacional.
La recuperación empresarial está jalonando la generación de empleo, así que trabajaremos en eso y en la reducción de brechas de género. Mientras que la tasa de desempleo está alrededor del 8,3% en los hombres, las mujeres están en el 14,9%. Es claro que nosotros no podemos tener a la mitad de la población en una condición de marginalidad con una diferencia de seis puntos porcentuales con los hombres.
De la informalidad a la formalidad
ENS: ¿Cuál es su lectura de los resultados arrojados por la radiografía del sector productivo de Bogotá?
NU: La lectura refleja sobre todo dos cosas: la primera de ellas es que el sector empresarial no es un sector de grandes empresas sino de microempresas que hacen esfuerzos todos los días para sobrevivir.
Es un tejido empresarial con bajos niveles de desarrollo, de ingreso, de apropiación tecnológica y si nosotros queremos crecer en productividad necesitamos fortalecer ese tejido; necesitamos hacer que se forme, se capacite, que tenga contabilidad, y que tenga un esquema y un entorno regulatorio favorable para evolucionar. A este respecto es muy elocuente la baja formalidad del empleo de las empresas formales porque no les alcanza. El costo del empleo formal está superando el nivel de desarrollo empresarial.
Y lo segundo es que ser informal lo lleva a uno a una economía de subsistencia en donde a lo máximo que se puede aspirar es a obtener los recursos mínimos para sobrevivir, pero no va a tener el acompañamiento que requiere para poder evolucionar como empresa y crecer como unidad productiva.
ENS: En ese orden de ideas, ¿si está identificado el problema de la informalidad, este año qué planes tiene la CCB para hacerle frente a la misma?
NU: Este año vamos a trabajar muy de la mano con esas empresas que están hoy en informalidad pero que tienen vocación de permanencia, es decir aquellas que están haciendo un esfuerzo grande por llegar a la formalidad porque entienden que esta no es una actividad de subsistencia sino un proyecto de vida.
Creemos que vamos a poder atender a cerca de 60 mil empresas que están en esas condiciones de informalidad pero con potencial de ser formales. Estas mismas van a ser consultadas por consultores empresariales; van a participar de ferias y van a tener procesos de acompañamiento trimestrales para monitorear su evolución. Todo, por supuesto, de manera gratuita y de la mano con sus dueños.
Plan de Ordenamiento Territorial
ENS: La CCB participó de la elaboración del POT. Más allá de su opinión a que se aprobara por decreto, ¿cuál es la lectura de la Cámara de este articulado?
NU: El peor enemigo del crecimiento es la inestabilidad en las reglas de juego. Bogotá necesita reglas de juego claras alrededor de la manera en la que se configura el espacio público y se crean proyectos de desarrollo a largo plazo. En primer lugar, me preocupa que un POT, en las circunstancias en las que se aprobó, tenga elementos de inestabilidad que en vez de ayudar a la recuperación la compliquen.
En segundo lugar, nosotros vemos con tristeza el esfuerzo que hicimos para trabajar con la Administración y con los ponentes en el Concejo y se terminaron excluyendo una serie de elementos que, a nuestro parecer, eran muy importantes para el desarrollo del POT. Nosotros impulsamos, a través de nuestros clústers y de las preocupaciones que nos manifestaron los empresarios, elementos que mejoraban ese documento.
Y en tercer lugar, es evidente que hay unos elementos que se han abordado desde una perspectiva más asentada en el debate político, como por ejemplo el tema de la ALO Norte y los temas de construcción, y ahí nosotros tenemos la posición de que no todo lo que sucede es cuestión de dilemas irreconciliables.
Hoy es posible adelantar esquemas de desarrollo cuidando el medio ambiente, luego la necesidad de construir infraestructura para la competitividad es una urgencia y nos preocupa renunciar a la planeación de los últimos años, alrededor de soluciones que están muy prestas a concretarse. Yo insistiría en encontrar consensos que no son adjetivos sino sustantivos con respecto a lo que significa desarrollo. Un POT no es un trofeo político ni del alcalde ni de la oposición y debe ser un instrumento al servicio del desarrollo de todos los ciudadanos. Y eso es algo que nosotros extrañamos en lo que terminó ocurriendo.