Emergencia del coronavirus reveló otra cara de Bogotá | El Nuevo Siglo
Foto El Nuevo Siglo - Diana Rubiano
Domingo, 29 de Marzo de 2020
Redacción Nacional

A Bogotá el coronavirus le recordó que hay cientos de miles de familias que viven en condiciones deplorables, que tienen por delante días oscuros y aún más complejos de los que ya vivían diariamente antes de que llegara el Covid 19 a este rincón del planeta.

Las estadísticas son públicas, pero para la mayoría son solo cifras. En Bogotá hay alrededor de 350.000 hogares en condición de pobreza monetaria, cuyos integrantes son inactivos o tienen trabajos informales, a los que les toca vivir con $423.000, que es lo mínimo que necesita una familia en pobreza de cuatro personas para tener comida y sustento durante los 23 días que dura la cuarentena. El 65% de su gasto.

Otras 150.000 familias en la capital del país más que no son pobres, pero que sí están en grandísimo riesgo de caer en la pobreza mientras dura esta pandemia. Ellas necesitan por lo menos de $178.000  más, y para ayudarlas serán necesarios los aportes y las donaciones de toda la ciudadanía.

Y todos aprendimos a convivir con los migrantes venezolanos, que con el paso de los últimos años se han hecho más notorios, simplemente los bogotanos se hicieron más hábiles en ignorarlos. Aunque su atención hace parte del resorte del Gobierno nacional y de Migración Colombia, ellos también están aquí, hacen parte de la ciudad y también necesitan ayuda.

 

Una nueva óptica

 

Pero desde que la Alcaldía decretó un simulacro vital de aislamiento obligatorio, que a mitad de marcha se extendió para coincidir con la cuarentena nacional, para desacelerar la velocidad de contagio del virus, muchos, tal vez por primera vez, comenzaron a preguntarse ¿qué pasará con la gente que vive del día a día? ¿Con los habitantes de calle? ¿Con las trabajadoras sexuales que tienen hijos y casas qué sostener? ¿Con los migrantes venezolanos que están siendo desalojados de las piezas y los hoteles que se pagan día a día?

Y aunque estas son todas preguntas que solo se han acentuado con el paso de los días, cuando la incertidumbre por el abastecimiento y por las condiciones laborales de millones dejaron de ser exclusivas de los más necesitados, Bogotá generó una respuesta rápida y efectiva para atender a los más pobres y en un tiempo récord.

La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, dijo que esta crisis “creó la necesidad de anticipar el nuevo contrato social” que esta ciudad estaba pidiendo a gritos.

El Instituto para la Economía Social (IPES) está contactando a los vendedores ambulantes, informales y sus familias. La Secretaría de Integración Social y el Idiger se están acercando a los habitantes de calle, a las trabajadoras sexuales, a las personas que viven condiciones de miseria. La Secretaría de Hacienda está desembolsando los recursos del distrito y la Cruz Roja Colombiana está haciendo la respectiva entrega de las ayudas puerta a puerta.

Dos días lleva el sistema de Bogotá solidaria en casa. El primer día la Alcaldía Mayor transfirió $565 millones a 4.526 adultos mayores que necesitan ayuda. 3.543 personas hicieron donaciones y se repartieron más de 1.100 kits solidarios de mercado a los más necesitados.