Uno de las tres estructuras criminales que más se fortaleció en Latinoamérica en 2018 es el Eln, según un informe publicado por In-sight Crime.
De acuerdo con el estudio de Jeremy McDermott, Mimi Yagoub, Victoria Dittmar y Mike LaSusa, el Eln sería el segundo grupo –en un escalafón liderado por el Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital – PCC) y completado por el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG)– en emprender una agresiva expansión, tanto territorial como económica, preparándose para dominar el panorama criminal de la región.
Los tres grupos, precisan los investigadores de In-sight Crime, están cambiando la tendencia general de fragmentación de las estructuras criminales, cobrando una visibilidad eminente en su crecimiento en número e influencia territorial.
“Este crecimiento no ha sido solo nacional, sino también transnacional. Valga decir que estas son las estructuras criminales visibles a las que les hemos seguido la pista a lo largo de 2018”, señala el informe.
Poderoso
“Como último grupo insurgente aún en armas en Colombia, el Eln ha aprovechado al máximo la desmovilización de sus poderosos primos” de las Farc “en 2017, para convertirse en el grupo ilegal más poderoso del país, en términos de capacidad militar e influencia territorial”.
Tras anotar que “el Eln ha tomado control del territorio que alguna vez perteneció a sus aliados de las Farc en zonas en las que cohabitaron los dos grupos, con la absorción de sus economías criminales y, en algunos casos, su mano de obra”, In-sight Crime detalló que “entre las economías criminales que han estado recogiendo está el negocio de la droga, no solo la cocaína, sino también la marihuana y la heroína. Pese a su resistencia ideológica histórica al negocio de los narcóticos, el Eln se ha sumergido ahora en todos los eslabones del negocio de la droga, aprendiendo de las Farc y expandiendo su fuente de ingresos, que había ido en declive por muchos años”.
“Si varias estructuras no hubieran recurrido al narcotráfico, habrían desaparecido”, señaló el experto en Eln, Luis Eduardo Celis, en un intercambio con In-sight Crime.
Varias investigaciones han hallado que el Eln ha reforzado su participación en el negocio de la droga de varias formas en los dos últimos años: de la exportación de cocaína y heroína, a la posesión de narco-submarinos semisumergibles para el transporte de droga (en especial el primer submarino eléctrico incautado en Colombia). Todo ello a pesar de una tajante declaración del alto comandante del Eln de no inmiscuirse en el tráfico de drogas. En una grabación publicada en Internet, el comandante Nicolás Rodríguez, alias ‘Gabino’, reiteró la “exigencia para que de ninguna manera el fenómeno contrarrevolucionario del narcotráfico tenga cabida en la vida de nuestras estructuras”.
Los investigadores de In-sight Crime sostienen que “en su calidad de mayor actor ilegal, las organizaciones narcotraficantes recurren al Eln para que les facilite su actividad y les preste los servicios de protección vitales que requieren para producir cocaína y la lleven a los puntos de partida para enviarlos a mercados internacionales. Es posible que esto siga contribuyendo al crecimiento del Eln en 2019”.
Transnacional
Afirma el informe que el Eln no se está expandiendo solo en Colombia. La vecina Venezuela, sumida en el colapso económico y la criminalidad extendida, se ha convertido en terreno fértil para la expansión del Eln. La investigación de In-sight Crime ha seguido la pista a la presencia del Eln en 12 de los 24 estados de Venezuela, muchos de ellos lejos de la frontera con Colombia. Aunque la presencia del Eln en Venezuela no es nueva, se había concentrado en tres estados fronterizos: Apure, Táchira y Zulia, ahora los insurgentes colombianos tienen influencia en todo el país y parecen estar prestando especial atención al estado de Bolívar, rico en oro, imponiendo el orden e “impuestos” a la minería informal que se extiende por todo ese estado.
Sin embargo, el Eln está dividido. Pese a tener un comando central, conocido como el COCE, hay una facción moderada, que ha estado liderando los titubeantes diálogos de paz con el gobierno, bajo la dirección de Israel Ramírez, alias ‘Pablo Beltrán’. Del otro lado, está la facción militar y más radical, que dirige la agresiva expansión. El jefe más importante de esta es Gustavo Anibal Giraldo, alias ‘Pablito’, quien lleva mucho tiempo establecido en el estado venezolano de Apure y posiblemente está al frente de la expansión de los insurgentes en Venezuela. Esto no debería impedir el crecimiento continuado del grupo insurgente, pero sí torpedea al grupo en lo que respecta a construir algún tipo de acuerdo de paz con el Gobierno colombiano. Ninguna negociación real es posible con el grupo mientras crezca a esa velocidad. Y hay poca evidencia de que ese crecimiento esté disminuyendo, aun cuando el Eln aguanta cada vez más el peso de la ofensiva del Ejército colombiano.
Para In-sight Crime, “no cabe duda de que si el Eln se alía con los disidentes de las Farc, también en aumento, algo que ya parece estar sucediendo, los insurgentes lograrán alcance nacional y hasta transnacional en 2019”.
Los otros dos
De acuerdo con el informe, el Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital – PCC), la pandilla carcelaria más poderosa de Brasil, estuvo ocupada en 2018. La organización aprovechó al máximo la total falta de voluntad política para enfrentarla.
En cuanto al Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), aunque el notorio cartel de Sinaloa monopolizó los titulares a lo largo de 2018, con el juicio de Joaquín el ‘Chapo’ Guzmán, el cartel de Jalisco es el que ha estado creciendo, lento pero seguro, en México. Ahora controla más territorio que su rival de Sinaloa, y se impone en la lucrativa industria de las drogas sintéticas, a la par que sigue moviendo toneladas de cocaína al mes.