Después de más de 130 de años de presencia en Colombia y pese a la crisis que atraviesa la educación, la comunidad salesiana le apostará a la educación superior con la Fundación Universitaria Salesiana, que abrirá sus puertas en enero del 2020.
Aunque la vocación de esta comunidad religiosa ha sido la educación, cuenta con 17 colegios a nivel nacional y 6 centros de formación para el trabajo en los que se gradúan 2.500 estudiantes cada año, no se habían atrevido a dar el paso hacía la educación superior como lo han hecho jesuitas, lasallistas y franciscanos, entre otros.
La comunidad religiosa tomó la decisión de lanzarse al mercado con su nueva apuesta de educación superior que entrará a funcionar con aproximadamente 550 estudiantes, seis carreras que fueron diseñadas según rigurosos estudios de mercado y con una inversión de $37 mil millones de pesos solo en la construcción y adecuación de su edificio principal y un presupuesto inicial de $12.500 millones adicionales.
Este proyecto, según su Rector el padre Leonardo Gómez Hernández, desde la década de los 70 se viene trabajando en la idea de abrir una universidad en el país. “Pero fue hasta hace 10 años que solicitamos la autorización a nuestros superiores en Roma y una vez la obtuvimos, nos dedicamos 5 años a preparar el proyecto educativo que en 2016 presentamos para la autorización del Ministerio de Educación Nacional”.
Según Gómez Hernández, el principal objetivo de la naciente Institución Universitaria Salesiana es brindar una opción de educación superior de calidad, innovadora y accesible a una población aproximada de 2.500 estudiantes que actualmente están cursando grado 11 en los colegios de la comunidad, pero que, según estudios internos, luego de que se gradúan, más del 50% no ingresa a la universidad por falta de recursos económicos.
Millonario plan de inversiones
La Comunidad Salesiana invirtió $37 mil millones de pesos –unos USD$12 millones– para la construcción del edificio principal de la Universidad, que estará acompañado de aulas y laboratorios de última generación, y del Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación (CRAI), el cual ya fue finalizado.
Con relación al presupuesto inicial, se asignó un monto de $12.500 millones – USD$3,5 millones–, de los cuales ya se han invertido, entre 2018 y 2019, cerca de $2.400 millones.
En cuanto a los gastos de funcionamiento para el periodo 2020–2025, estos ascienden a $9.400 millones –USD$2,8 millones–; pero solo en investigación se invertirán en los próximos cinco años $5.000 millones, en sistematización $1.800 millones y en laboratorios $1.000 millones adicionales.
En lo que respecta a los costos de sus matrículas, el valor del semestre está en $3,3 millones para las licenciaturas y $5,5 millones para las demás carreras profesionales.
Ubicación estratégica
Aunque la Sociedad Salesiana tiene un lote a las afueras de Bogotá, hacia el norte de la ciudad, decidieron construir la nueva institución en una zona más céntrica, pues buscan que el acceso sea fácil para los estudiantes que vienen del sur o de otras zonas de la capital.
La sede de la Universidad está en la Avenida El Dorado con Avenida Rojas –donde se encuentra el Centro de Formación para el Trabajo Don Bosco–, al occidente de la ciudad. El lote, que es de 15 hectáreas y que está valorado en $205.000 millones, fue entregado en comodato por 25 años a la institución.
Sus carreras
Necesidades de desarrollo en el país, innovación, tendencias mundiales, proyección social y cifras de empleabilidad, hicieron parte del estudio de mercado realizado por la institución, antes de decidir cuál sería su oferta académica inicial.
A diferencia de otras universidades no ofrecerá programas tradicionales como medicina, derecho o administración de empresas, sino que arrancará con tres ingenierías: agroindustrial, energética (enfocada en el manejo de energías renovables) e informática (que ofrecerá formación en analítica y procesamiento de datos).
También tendrá química farmacéutica, focalizada en etnobotánica, para revivir saberes ancestrales del país, así como dos licenciaturas: una en química y otra en valores comunitarios, que busca formar coordinadores de convivencia, así como personas expertas en temas de responsabilidad social.
Gómez Hernández comenta que eligieron esas carreras porque identificaron que tienen demanda laboral y porque son pertinentes para las necesidades del país.