Monseñor Víctor Manuel Ochoa acaba de ser designado por el papa Francisco como nuevo obispo castrense, y ya tiene definidas cuáles serán sus prioridades como líder espiritual de las Fuerzas Militares y de Policía.
Nació en Bello (Antioquia), el 18 de octubre de 1962. Cursó los ciclos filosófico y teológico en el Seminario Conciliar de Medellín y se ordenó el 5 de julio de 1986. En la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, en Roma, estudió Licenciatura en Filosofía y Doctorado.
El 24 de julio de 2015 Francisco lo nombró obispo de la Diócesis de Cúcuta.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cuáles serán sus prioridades ahora que fue nombrado obispo castrense?
VÍCTOR MANUEL OCHOA: El trabajo de un obispo es un trabajo pastoral de evangelización. El Papa me ha enviado para anunciar a Jesucristo, para anunciar la fe y acompañar el camino espiritual en todos los miembros de las Fuerzas Armadas, los militares, los marinos y los policías. Es un paso de evangelización, es un paso también de impulsar los valores cristianos.
ENS: ¿Su primera gran meta?
VMO: La tarea de siempre es la de evangelizar. Debo conocer bien el ambiente militar, debo procurar conocer todas las Fuerzas, caminos, sus potencialidades para poder entrar en su energía con ellos, poder con mucha cordialidad y afecto acompañarlos. Creo que el primer gran reto es el conocimiento que me ha entregado el Papa. El segundo reto es el trabajo y cercanía, buscar la proximidad con todos los suboficiales y los miembros de tropa para potenciar sus caminos espirituales y sus respuestas al Señor, y el tercer elemento sería una gran fraternidad. Hay que acompañar a muchos también que no son católicos; hay que acompañar con los valores humanos y espirituales, a toda esta gran humanidad que trabaja por el bien de la patria. Hay que acompañarlos, quererlos y arroparlos.
ENS: ¿Les tiene que dar aliento para que sigan defendiendo la patria?
VMO: Creo que otro gran reto, uno fundamental, es la construcción de paz. El gran reto de las Fuerzas Militares es la construcción de la paz, poner la paz en nuestra comunidad, en los distintos espacios rurales y también urbanos, para eso trabajan las Fuerzas Militares para construir paz, que es lo que han hecho y seguirán haciendo siempre.
ENS: ¿Cuál es el llamado que les hace a los disidentes de las Farc?
VMO: La situación del país es compleja en estos momentos de pandemia y también es el momento de silenciar esos fusiles, es el momento unirnos todos en la construcción de la paz. Creo que hay espacios de diálogo dejando la violencia para hacer de este un país más grande y un país en el que tengamos espacios para todos.
ENS: ¿Le preocupa que se haya incrementado la muerte de líderes sociales?
VMO: No me preocupa solo como obispo castrense sino como obispo del país. Ya lo hemos expresado en muchas situaciones, en muchos momentos, en muchas realidades: la vida humana es sagrada, es una posición que como obispo defendemos y buscamos que se haga lo posible por defender toda la vida humana; líderes sociales, actores, personas que trabajan por el país. Que se respete la vida de los militares, muchos han caído como héroes, luchando por la patria; se haría también por los no nacidos, y las personas que al final de sus vidas son llevadas por la eutanasia.
ENS: ¿A qué se debe ese incremento?
VMO: Yo lo miro desde el contexto de la periferia donde he trabajado hasta ahora; creo que hay un montón de actores y varias situaciones que convergen y llevan a la muerte de esos líderes: hay narcotráfico, hay disidencias, hay actores que son de otras fuerzas que intervienen, el tema de tierras. Son muchos factores que llevan a esta situación que hay que trabajar ordenadamente para consolidar ese respeto por la vida humana.
ENS: ¿Qué decirle al Eln para que entre en el diálogo?
VMO: Tenemos que crear espacios de diálogo, hay que crear espacios de serenidad y deponer armas. Hay que fortalecer más la voluntad de paz. Mi tarea es fundamentalmente de evangelización, de la compañía en temas espirituales.
ENS: ¿También un poco de reflexión a quienes han sufrido por la pandemia?
VMO: Es un drama ya con 38 mil muertos. Es un drama que ha tocado a todas las personas de la sociedad, para todos aquellos que están en el dolor de sus muertos, una palabra de acompañamiento.