Ángela María Giraldo perdió su hermano, el diputado vallecaucano Francisco Javier Giraldo, secuestrado y asesinado cinco años después por las Farc. Entre ambos sucesos, también murió su padre, el excongresista Ramón Elías Giraldo. Desde ese dolor reclama que las víctimas del conflicto no han estado en las agendas del Gobierno ni de las Farc.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo recibe que empiece el mandato de la Comisión de la Verdad?
ÁNGELA MARÍA GIRALDO: Para mí es muy importante la Comisión de esclarecimiento de la Verdad porque siento que sí existe un compromiso con Colombia y con las próximas generaciones. Y es importante que esto trascienda porque no podemos repetir los errores del pasado. Entonces, el papel que va a jugar la Comisión, que además no es de carácter penal, sino simplemente de la reconstrucción de la memoria es fundamental para pasar la página del conflicto armado colombiano.
Espero que ellos actúen bien, que actúen con imparcialidad y que, por favor, no se vayan a centrar en legitimar un conflicto que para mí no tenía ninguna razón de ser.
Las Farc siempre han dicho que ellos se fueron a las armas porque no tenían otra alternativa y mi papá vivió la misma situación de ellos y nunca se fue a las armas. Mi papá fue desplazado en el mismo momento en que las Farc se crearon, en el 64. Mi papá no se fue a las armas y siguió luchando. Mi papá fue político y siguió luchando por la igualdad de oportunidades y por las personas más vulnerables desde la democracia, fue Representante a la Cámara y fue Senador. Hizo un trabajo muy bonito en el Valle del Cauca por la gente menos favorecida. Mi hermano, a los 30 años, cuando lo secuestraron, estaba luchando por lo mismo que dicen las Farc: por igualdad de oportunidades, por justicia social, por las personas menos favorecidas, las madres cabeza de familia y hacía todo ese trabajo con las uñas. No había ninguna razón para que una persona joven que estaba apostándole al país terminara secuestrado y cinco años después asesinado en condición infrahumana.
Entonces, es buena la Comisión de la Verdad si ellos no se dedican a legitimar algo que no tiene legitimidad.
ENS: ¿Espera que las víctimas sean escuchadas?
AMG: La verdad no puede ser únicamente la verdad del victimario. La verdad tiene varias aristas y cada cual es dueño de su verdad, porque además es un tema subjetivo. La verdad es fragmentada. En la verdad tienen asiento las víctimas, tiene asiento la sociedad civil, tienen asiento muchas otras personas que también vivieron el conflicto. Entonces, lo que yo esperaría es que todas estas versiones se recojan.
ENS: Precisamente, se teme que su trabajo sea sesgado…
AMG: Creo que la verdad no es única, la verdad no es absoluta, pero hay que darle la posibilidad a esta Comisión que actúe.
Yo creo en el padre Francisco de Roux. Creo que es una persona ética, que tiene un compromiso real con el país. Y mi única solicitud es esa: que no vaya a legitimar un conflicto que por nada tiene legitimidad, que actúe de verdad por las víctimas, porque aquí hemos sufrido mucho, que actúe de verdad con compromiso hacia el futuro.
ENS: Se dice mucho que el centro del Acuerdo de Paz son las víctimas…
AMG: El Acuerdo de Paz no se hizo para las víctimas. El Acuerdo de Paz se hizo porque era necesario desmovilizar a las Farc.
Yo no tenía grandes expectativas puestas en el Acuerdo de Paz, pero siempre le aposté al Acuerdo de Paz. Mis expectativas están centradas en que las Farc iban a entregar las armas y de esa manera íbamos a proscribir el secuestro político. Siento que una de las cosas más degradantes para un ser humano es que lo secuestren, lo dejen en condiciones infrahumanas y lo pongan en el conflicto cuando tú no eres un actor armado. Entonces para mí era muy importante que las Farc entregaran las armas y no hubiera en Colombia nunca más secuestro político, que otra familia no viviera lo mío.
Las víctimas nunca fuimos el centro. Nosotros sí somos como los más llamados a hablar, porque hemos puesto nuestra experiencia de vida, hemos puesto nuestros familiares, hemos puesto nuestro dolor y hemos puesto sangre en el conflicto armado. Pero igualmente somos los más comprometidos con la paz del país. Independientemente que se hayan fijado o no en nosotros, nuestra posición sí es la de ayudar a construir paz y ayudar a que nunca más se repita en Colombia lo que nosotros vivimos.
Pero nunca estuvimos en el centro ni lo estamos en este momento.
Independientemente de donde hayan venido las balas, el denominador común es que Colombia ha sufrido y ahí es donde estamos las víctimas. Todas hemos sufrido por el conflicto armado y todas queremos el fin del conflicto y que nunca se vuelva a repetir. Así que sí hay algo en común que nos une y es que fuimos las que aportamos el dolor, la sangre, sin importar quien haya sido el victimario.