Desde hace años las aeronaves no tripuladas (Unmanned Aerial Vehicle, por su nombre en inglés), más conocidas como drones, se convirtieron en herramientas fundamentales para la industria, la agricultura y la empresa privada. Con el pasar del tiempo entraron a fortalecer el trabajo de las Fuerzas Militares y la Policía. Hoy, con equipos especializados y tecnología de punta, estos aparatos son claves para desarrollar investigaciones y operaciones contra la delincuencia común, las redes multicrimen y los grupos armados al margen de la ley.
De hecho, las Fuerzas Militares adelantan operaciones de orden público con “drones espías”, pero también acciones de vigilancia con aparatos más convencionales. La Policía, entre tanto, los está usando en operaciones de inteligencia e infiltración que han permitido desde rescates de personas secuestradas hasta la captura de importantes criminales y la detección al centímetro.
No en vano esta última institución tiene ya más de 120 aeronaves no tripuladas, que están distribuidas en todo el país y se han convertido en herramientas de primer orden para el día a día en la lucha contra el crimen en flagrancia, procesos de investigación e incluso como apoyo en operaciones de inteligencia táctica.
El jefe del Área de Aviación de la Policía, coronel John Carlos Rojas Rincón, en diálogo con EL NUEVO SIGLO dijo que la institución cuenta con drones de una amplia variedad de tamaños y características, una estrategia fundamental que permite dinamizar el servicio, fortalecer la capacidad de respuesta de los uniformados del Modelo de Vigilancia Comunitaria y de los investigadores de la Sijin y de la Dijin.
Explicó que los drones hacen parte del Sistema Aéreo Remotamente Tripulado (Siart) y son operados por uniformados que reciben una exigente preparación y capacitación.
Precisó que estas pequeñas aeronaves cuentan con grandes avances tecnológicos y se caracterizan por su precisión, autonomía y capacidad de transmisión en tiempo real a las patrullas e investigadores en tierra.
Incluso, los últimos drones están equipados con sistemas de prevención y evasión completa de obstáculos. También tienen la capacidad de enviar la señal de grabación hacia otros dispositivos.
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“Las aeronaves no tripuladas son herramientas para la recolección de imagen y video en tiempo real, que pueden ser aportados dentro de los procesos de inteligencia, vigilancia y reconocimiento… Son, entonces, herramientas contundentes a la hora de tener mejores elementos de juicio en la toma de decisiones” operacionales, señaló el alto oficial.
Agregó que hoy por hoy estos aparatos son empleados para combatir el microtráfico y el narcotráfico. También para detectar actividades criminales en las calles e intervenir focos delictivos y capturar a sus cabecillas.
Esta vigilancia desde el aire, coordinada en tiempo real con las patrullas en tierra, facilita incluso apoyar operaciones humanitarias así como de búsqueda y rescate en escenarios de emergencia.
Tres objetivos
De acuerdo con los expertos de la Fuerza Pública que trabajan con drones, son tres los objetivos tácticos al utilizar estos aparatos.
“La vigilancia es uno de los tres objetivos principales del sistema ISR (por sus siglas en inglés de Intelligence, Surveillance and Reconnaissance: I de inteligencia, S de vigilancia y R de reconocimiento). De manera que la vigilancia sí aumenta y fortalece las herramientas en la toma de decisiones para el direccionamiento del servicio de Policía”, explicó el coronel Rojas.
Es claro que la tecnología no lo hace todo. Se requiere de audacia y profesionalismo y es allí en donde entra el personal que opera los drones.
“Como todas las herramientas, siempre que tengan un buen uso son una gran posibilidad para la dinamización de cualquier servicio, no solo en la Policía. Los drones permiten mejorar la reacción y la respuesta de la institución ante un hecho criminal, especialmente en zonas críticas que requieren recolección de información para orientar la actuación de las patrullas en tierra, así como para la planeación del servicio en lugares que, por su complejidad y difícil acceso, requieren mayor información geográfica y de terreno para diseñar las tácticas operativas”.
De acuerdo con el coronel Rojas, la institución ha participado con estos aparatos en actividades de búsqueda y rescate, sobre todo cuando los aviones y helicópteros convencionales o tripulados no pueden llegar por condiciones de mal tiempo. “Se despliegan los drones, para llegar a puntos de difícil acceso y determinar con imagen y video el mejor curso de acción para la intervención policial o de rescate”, explicó.
Efectividad
Según el alto oficial, a la funcionalidad de los drones se agregan otras tecnologías asociadas a la recolección de información. “Los datos deben ser transformados para que se conviertan en información que, luego de procesada, es útil en la toma de decisiones operativas del servicio de Policía”.
De hecho, los sensores que emplean estas aeronaves permiten implementar la matriz de DORI. “Los equipos sirven para Detectar, Observar, Reconocer e Identificar tanto personas, como objetos, animales o cosas”.
Como se dijo, un asunto clave es que hay aparatos de distintas categorías y funcionalidades. “Hay aeronaves muy pequeñas, tácticas, de despliegue operacional, y otras estratégicas, que son mucho más grandes…. Están diseñadas para zonas de alto riesgo como zonas convencionales”, indicó el coronel.
Un asunto vital es que por su precisión y capacidad de detalle, las imágenes que toman estos aparatos ya pueden servir como elementos materiales probatorios dentro de un trabajo de policía judicial e inteligencia.
Igualmente se están usando los drones en las operaciones para desactivar explosivos.
Colombia es uno de los países en Latinoamérica más avanzados en este tipo de herramienta. “Desde el 2015 pasamos de tener dos drones a cerca de 120 aeronaves en servicio en la institución. El despliegue ha sido muy rápido y particularmente en los últimos dos años se ha visto mucho apoyo desde las alcaldías, las gobernaciones y los entes territoriales para fortalecer a la Policía con este tipo de herramientas”, sostuvo el alto oficial.
Los pilotos
Obviamente es necesario recibir una capacitación para operar este tipo de aparatos.
“En la Policía, los encargados de la operación de estas aeronaves se capacitan durante un período de tres meses en la Escuela de Aviación Policial. Allí adquieren el título como Operador de sistemas aéreos remotamente tripulados. Este los deja calificados para ser policías que van a usar herramientas de Siart o drones en ISR. Adicionalmente reciben formación en seguridad operacional, mantenimiento, entrenamiento, instrucción, planeación de misiones, planimetría, cartografía y un sinnúmero de aplicaciones que se pueden desplegar con este tipo de tecnología”, puntualizó el alto oficial.