En nuestro país cerca 4,1 millones de personas padecen algún grado de Enfermedad Renal Crónica, una condición que cobra un promedio de 10.000 vidas cada año.
A nivel mundial, las cifras de pacientes renales llegan a más de 850 millones, siendo esta la 11ª causa de muerte, muchas de las cuales ocurren por falta de acceso a diálisis, hemodiálisis y trasplante.
Germán Gómez Santos, jefe de trasplantes y de cirugía vascular de la Clínica del Country de Bogotá, afirmó a EL NUEVO SIGLO que los pacientes con esta patología, en sus estadios avanzados, “pueden recibir varios tipos de tratamiento y el principal es la terapia de reemplazo renal, que es diálisis, bien sea hemodiálisis o diálisis peritoneal.
Una alternativa de tratamiento es el trasplante renal. Desde el punto de vista de calidad de vida, de condiciones para el paciente es la mejor”.
Gómez afirmó que en los últimos años el número de pacientes enfermos renales crónicos ha aumentado por múltiples razones, “más hipertensión, diabetes, más enfermedades que afectan el riñón. Hay muchos más pacientes que entran a diálisis de los que había en el pasado, eso hace a su vez que tengamos muchos más receptores para un trasplante”.
Por ello, afirmó que es fundamental que mejoren las cifras de donación en el país.
“El número de enfermos aumenta en el tiempo, el número de pacientes en diálisis aumenta también y el punto está en que tenemos que mejorar la donación. Solamente en la medida en que haya más órganos vamos a tener la posibilidad de trasplantar a estos pacientes. Si el número de órganos donados no aumenta la posibilidad es muy alejada para algunos”, subrayó.
Expresó que tras recibir la donación los pacientes mejoran sustancialmente sus condiciones. “Lo primero es que los pacientes salen de diálisis. Ya no tienen que ir tres veces por semana a la Unidad Renal o si están en diálisis peritoneal ya no tienen que dializarse todas las noches en su casa. Entonces les cambia la calidad de vida desde ese punto de vista. Pero también se las cambia desde otros porque este es un riñón que está funcionando de manera adecuada. Por tanto, el paciente se siente mejor, mejora su apetito. Obviamente hay un cambio de hábitos. Los medicamentos implican que el paciente tiene que ser juicioso, tiene tomarse su medicación”, expuso.
El especialista manifestó que donar un órgano es una acción “altruista, que está absolutamente reglamentada por la legislación nuestra que es bastante avanzada, cuando uno la compara con la de otros países del mundo. Gracias a la ley de trasplante, aprobada hace tres años, logramos hasta cierto punto mejorar la tasa de donación en las grandes ciudades, en las pequeñas eso no ha sido real”.
Consideró, además, que hay que generar una cultura sobre este procedimiento para que las personas, hasta donde sea posible, puedan ser donantes de órganos y tejidos.
“La gente tiene que entender que está beneficiando a muchas personas dependiendo de los órganos o de los tejidos que puedan ser utilizados”, explicó.
“Volver a vivir”
Jorge García, quien recibió un trasplante de riñón hace casi 16 años, afirmó que este procedimiento le permitió “volver a vivir”.
“Voy para 16 años de tener el trasplante. Estuve ocho años en lista de espera y en vista de que no llegaba un donante y mi calidad de vida se estaba deteriorando mi hermano dijo que me iba a dar uno de sus riñones. Se sometió a la cirugía, extrajeron uno de sus riñones y me la implantaron a mí. Él está en muy buenas condiciones de salud y yo también. Fue un volver a vivir”, expresó.
“Antes yo no vivía, yo sobrevivía a una máquina. Ahora, puedo trabajar, trabajo más que antes, puedo hacer lo que hacía, pero de una manera mucho más alegre, más entusiasta, con una proyección de futuro. Esto me hizo cambiar mucho la perspectiva de lo que es vivir, pero vivir con intensidad para ayudar a otras personas. Mi vida cambió en 180 grados”, agregó.
García, quien lidera la fundación Retorno Vital, que busca promover la donación de órganos, señala que existen varios mitos que afectan que este procedimiento.
“El principal mito es que hay que gente que piensa que los órganos se están vendiendo. En nuestro país la cultura es la desconfianza. Mientras no se recupere la confianza estos temas tan sensibles y humanitarios seguirán siendo afectados”, subrayó García quien agregó que este es un proceso transparente.
¿En qué va ley de donación de órganos?
Cifras recientes, entregadas por el Ministerio de Salud, indican que en Colombia se cuenta con entre ocho y nueve donantes por cada 1.000.000 residentes.
Esta cifra es muy lejana de países, como España, que tienen 42 por millón de habitantes. Recientemente, se cumplieron tres años de la promulgación de la Ley 1805 que convierte a todos los colombianos en donantes, a menos que en vida manifiesten lo contrario a través de un documento autenticado y radicado ante el Instituto Nacional de Salud (INS).
El senador Rodrigo Lara, de Cambio Radical, autor de la iniciativa, señaló a EL NUEVO SIGLO que en los primeros años de vigencia el comportamiento de la donación “ha sido más bien estacionario. Si bien, el primer año hubo un aumento de trasplantes de casi el 30%, para el 2018 bajó y el 2019 volvió a subir. Así, pasamos de una tasa de 7 trasplantes por millón de pobladores en el 2016 y subió a 8,9 en el 2017, luego bajó a 8,0 en el 2018 y subió a 8,4 en el 2019”.
“Estos cambios tienen que ver con los ajustes del sistema, pero la tendencia es al aumento. Con la entrada en operación de los nuevos avances de la Red Nacional de Trasplantes esperamos que los incrementos en donación y trasplantes serán mucho mayores. Esta ley salva vidas”, agregó.
Según cifras del INS, el año pasado, 767 pacientes recibieron trasplante de riñón, 747 de un donante cadavérico, y 18 de un donante vivo. Recientemente, Lara señaló que se reunió con la directora del Instituto Nacional, Martha Ospina, quien expuso tres acciones que se deben impulsar para la donación de órganos en el país.
“En primer lugar, en cuanto a la cuestión de agilizar el pago o realizar el giro directo a los equipos médicos por sus servicios de trasplante y la recuperación de órganos. En segundo lugar, debemos mejorar los mecanismos de controlar a las IPS para que en las UCI y Unidades de emergencias de los hospitales se realicen de manera adecuada todos los protocolos para preservar adecuadamente los cuerpos de los donantes. Finalmente, es necesario promover la creación de programas educativos para capacitar a los médicos colombianos en todo lo necesario para el trato adecuado tanto de los pacientes donantes como de aquellos en lista de espera, además de los trasplantados”, expuso.