Frente al POT que acaba de hacer público la capital española, es claro que el Plan diseñado para Bogotá, se ajusta a las necesidades de nuestra ciudad
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Madrid, la capital española, acaba de hacer público su equivalente al Plan de Ordenamiento Territorial (POT), llamado Madrid Nuevo Norte, que supone la mayor intervención de regeneración urbana de Europa.
A cuatro días de que el Plan de Ordenamiento Territorial llegue al Concejo de Bogotá para su respectivo estudio y eventual aprobación, se ha vuelto inevitable preguntarse, ¿qué es lo mejor para la ciudad de Bogotá y aún más importante, qué lecciones le puede dejar el proyecto madrileño a la capital del país?
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Aunque esta regeneración urbana de la capital ibérica busca lo mismo que tradicionalmente buscan los planes de ordenamiento a nivel mundial: mejorar la calidad de vida de la ciudadanía; generar miles de empleos; crear nuevas zonas verdes y espacios públicos de calidad; y diseñar un nuevo modelo de transporte público mediante la construcción de infraestructuras clave para la ciudad, no todas las ciudades tienen las mismas necesidades que solucionar.
“Un Plan de Ordenamiento Territorial generalmente se hace a la medida de lo que es una determinada ciudad. No puede hacerse extraña a ella y estos planes se referencian sobre la realidad en la que se circunscriben, sea Madrid, sea Bogotá. Eso pasa siempre y es muy difícil inventarse un POT con el ánimo de cambiar sustancialmente la ciudad. Debe hacerse a su medida”, puntualizó Fernando Montenegro, profesor del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia.
Con esa claridad hecha, el profesor puntualizó que, aunque ambos planes de ordenamiento buscan diferentes objetivos, hay una apuesta similar desde el punto de vista de acciones urbanísticas importantes.
“Ambos esquemas buscan relacionar los grandes espacios disponibles que nos quedan, a cada ciudad, con la ciudad que ya tenemos construida para ayudar a solucionar los problemas tanto de vivienda nueva, como de conciliación con lo que ya está construido. Ese es el símil que tienen ambos proyectos. Con diferente objetivo, sí, pero ambos buscan condiciones similares”, puntualizó el profesor Montenegro.
Madrid y Bogotá, con problemas diferentes
Ya con la claridad de que estos proyectos urbanísticos buscan solucionar los problemas más apremiantes de una determinada ciudad y no todas las grandes urbes tienen las mismas dificultades.
Si bien es cierto que Bogotá, por su alta densidad, lleva años buscándole solución al tema de los espacios y el uso que se le da a sus suelos, en Madrid este proyecto busca resolver el vacío que parte en dos el norte de la ciudad, y ponerle fin a décadas de aislamiento de los barrios del norte con el resto de la ciudad. Dicho vacío en antiguos espacios industriales, es importante aclararlo, fue generado por las vías del tren.
En ese orden de ideas, Bogotá siempre ha tenido dos dificultades que ahora más que nunca deben ser resueltas: la alta densidad poblacional y la conexión vial entre la ciudad y todas las regiones aledañas a la misma en donde se han desarrollado centros de industrialización.
“Las ciudades colombianas, como Bogotá, crecen más que las ciudades europeas porque aquí las poblaciones crecen con mucha más fortaleza que en Europa. Madrid se ha consolidado a partir de un crecimiento poblacional relativamente pequeño, incluso negativo, eso los ha llevado a formular proyectos urbanísticos que les mejoren la condición de vida a los ciudadanos que ya existen. Cuando ellos hablan de desarrollar una pieza urbana, la desarrollan no para recibir más gente, sino para que la gente tenga mejores condiciones de vida”, puntualizó el profesor.
En oposición a dicho fenómeno Bogotá, una ciudad que sigue creciendo a pesar de que está llegando a límites bastante grandes, ha tenido que formularse una solución diseñada para recibir a una nueva cantidad de habitantes. Su crecimiento, se está generando en el vecindario de la misma; en Soacha, Funza, Mosquera, Madrid, Facatativá, Tocancipa, etc., y todas estas zonas están muy mal conectadas a la capital, y la mayoría de las personas que habitan estas zonas trabajan o estudian en Bogotá.
“Por consiguiente, el modelo de ordenamiento de una ciudad como la nuestra debe resolver el problema de las relaciones regionales porque gran parte del trabajo industrial queda a las afueras de Bogotá. Y esa es una de las preocupaciones que resolvería este POT”, precisó Montenegro.
Madrid Nuevo Norte
Los terrenos sobre los que se desarrollará el proyecto se extienden a lo largo de una franja alargada de 5,6 kilómetros de longitud y hasta 1 kilómetro de ancho, que atraviesa el norte de Madrid. En total, el proyecto se desarrollará en una superficie de 3.290.204 m2, de los cuales, y tras descontar el espacio que ocupan las vías del tren y la vía M-30, únicamente se actuará sobre 2.357.443 m2. Adicionalmente, este proyecto, al igual que el POT, “apuesta decididamente por la mezcla de usos”.
Tres cuartas partes de la superficie del proyecto se destinarán a usos públicos, y la idea es que el resultante del plan permita que las viviendas, las oficinas, los locales comerciales, los equipamientos públicos, las zonas verdes y el transporte público se complementen, para que la actividad se desarrolle a todas horas, los siete días de la semana, evitando un modelo de la ciudad dormitorio.
¿En qué porcentajes se distribuirá el mismo? El 76,56% se destinará al uso público (33,51% en vías; 18,86% en zonas verdes; 13,3% en equipamientos y el 10,89% restante en infraestructura). El otro 23,44% será para usos lucrativos (el 12,6% será residencial; el 10,81% será para oficinas, comercio y hotelería, y el 0,03% será dotacional privado).
Considerando que este es un proyecto que busca solventar el espacio vacío alrededor de las vías, la estación de Chamartín es la infraestructura que le da sentido a todo el proyecto. Por ello se construirá una nueva estación, integrándola en el tejido urbano, ampliando su capacidad, convirtiéndola en principal centro de operaciones de la Alta Velocidad Española y mejorando significativamente la red de Cercanías de la región.
A partir de la estación, Madrid Nuevo Norte articula una potente e innovadora red de transporte público, que no solo dará servicio a los nuevos barrios que se creen, sino que modificará significativamente la forma en que se desplazarán los madrileños.
El POT madrileño destinará 13 hectáreas para un parque que se convertirá en un espacio icónico de la ciudad. Contará con un diseño y un paisajismo singular y estará rodeado por el Centro de Negocios y por la nueva estación de Chamartín lo dotará de un carácter único.
Logrando eliminar el espacio que divide el norte de la capital madrileña, el POT de Bogotá debe atender la densificación de los suelos, manteniendo los espacios verdes. “La nuestra es la ciudad más densa de América Latina y una de las más densas del mundo. Eso va a seguir pasado porque los costos del suelo son muy altos y porque no tenemos gran capacidad de construcción de vías. La gente se acomoda a una ciudad densa, pero manteniendo la sabana. Ese es el problema que el POT busca solucionar porque se ajusta completamente a las necesidades de Bogotá, potenciando los bordes de la ciudad”, finalizó diciendo.