La Conferencia Episcopal de Colombia emitió una serie de pautas para los párrocos de todas las iglesias del país ante la inminente apertura de los cultos religiosos a partir del próximo primero de septiembre.
A través del Decreto 1168 del 25 de agosto, el Gobierno nacional reemplazó el aislamiento social obligatorio por el nuevo aislamiento selectivo con distanciamiento individual responsable que, si bien, elimina muchas de las limitaciones que existían a los derechos de locomoción y reunión, salvo para actividades en bares y discotecas, así como las aglomeraciones con más de 50 personas.
El tema de las aglomeraciones fue definido por el Ministerio de Salud en la Resolución 1462 del 26 de agosto, que establece que es “toda concurrencia de personas en espacios cerrados y abiertos en los cuales no pueda guardarse el distanciamiento físico de dos metros como mínimo entre persona y persona. También se entiende que hay aglomeración cuando la disposición del espacio y la distribución de muebles y enseres dificulte o impida dicho distanciamiento”.
Por ello, la Conferencia Episcopal emitió las siguientes pautas para todos los templos católicos en el país.
1. A partir del 1 de septiembre está autorizada la reapertura de los templos católicos y los servicios religiosos en todos los municipios del país, siempre que no impliquen aglomeraciones que superen la presencia de 50 personas y se respeten los protocolos de bioseguridad.
2. Para la reapertura, cada párroco debe verificar que su parroquia cumpla con el protocolo de bioseguridad que permita mitigar, controlar y realizar el adecuado manejo del riesgo de la pandemia del coronavirus.
3. En toda celebración litúrgica y cualquier otro servicio religioso se deben evitar las aglomeraciones, mantener el distanciamiento físico social, y garantizar que no se supere el máximo de 50 personas en cada celebración.
4. Según lo previsto por la reglamentación gubernamental, el número máximo de 50 personas en las celebraciones se deberá observar por 15 días, al término de los cuales y previa evaluación de la Alcaldía, se podrá proceder a ocupar el 35% del aforo total del templo.
5. Para el estricto cumplimiento del protocolo de bioseguridad, la Conferencia Episcopal adjunta las líneas de bioseguridad preparadas con apoyo de comités técnicos y jurídicos, las cuales deben ser cuidadosamente observadas por los sacerdotes y los feligreses.
6. Sí está permitido el ingreso al templo de menores de edad y de personas mayores de 70 años, quienes deben ir con su tapabocas y cumplir con el protocolo de bioseguridad. Todos los feligreses deben responder por su auto-cuidado y no asistir al templo si están enfermos o tienen síntomas asociados con el Covid-19.
7. Los alcaldes de municipios con alta afectación del Covid-19 pueden restringir la actividad en los templos, previa autorización de los ministerios del Interior y de Salud. Por ello, se insta a los párrocos y la feligresía a cumplir estrictamente los protocolos de bioseguridad definidos por el Gobierno.
En los municipios sin afectación o con baja o moderada afectación de Covid no se pueden realizar estos aislamientos selectivos, salvo que se trate hogares con casos positivos en estudio o con sintomatología.
Por ello, la CEC recuerda que “hay que tener en cuenta que, según la evolución de los contagios, los municipios pueden cambiar de categoría; el Ministerio de Salud pública cada lunes la clasificación actualizada de los municipios según el grado de contagio que exista en ellos”.
8. Los sacerdotes deben adelantar todas las campañas de difusión para que los feligreses conozcan el protocolo de bioseguridad y lo cumplan responsablemente.
Así mismo, la Iglesia recordó que para extremar las medidas de bioseguridad, la comunión se recibirá en la mano y en absoluto silencio, mientras que el tradicional saludo de la paz no se seguirá dando como hasta ahora sino se hará de forma individual sin saludo de manos a las personas más cercanas.
También y en lo posible, en todos los templos se les tomará la temperatura a los fieles que deseen ingresar al oficio religioso.
Estas directrices fueron impartidas por los arzobispos de Villavicencio, Óscar Urbina, presidente de la Conferencia Episcopal, y de Medellín, Ricardo Tobón, vicepresidente, así como por el obispo auxiliar de Medellín, Elkin Fernando Álvarez, secretario general.