Es muy probable que durante los próximos tres meses surjan todo tipo de temas alrededor del Plan de Ordenamiento Territorial que radicó la administración de Claudia López.
Sin lugar a dudas, dada su importancia y el hecho de que hace 17 años no se moderniza esta hoja de ruta del ordenamiento de Bogotá, este proyecto acaparará la atención del grueso de la política capitalina por los próximos 90 días, por lo que es probable que mucho de su contenido suscite controversia.
Aún así una cosa ya es clara: a futuro el planeamiento de la capital se hará pensando no solo en los próximos 15 años, sino en la supervivencia de la condición humana en la era del cambio climático.
Pero, ¿cómo lo hará? Poniendo como ordenante de superior jerarquía a la estructura ecológica principal, lo que significaría que, de ser aprobado, la ciudad dejaría de crecer desordenadamente sobre el suelo rural y ambiental.
“Seguir creciendo desaforada y vorazmente sobre nuestros suelos rural o ambiental es suicidarnos por anticipado y es lo que hemos hecho durante 150 años. El cambio climático no lo han producido las abejas ni las hormigas, lo hemos producido los seres humanos por la manera como vivimos y producimos. Este POT propone parar esa expansión voraz y desaforada que ha consumido el suelo ambiental y por el contrario propone concentrarnos en el suelo enorme que ya ocupamos, pero ocuparlo mejor”, indicó el viernes la alcaldesa Claudia López.
La meta es clara, y frente a la misma el biólogo experto en biodiversidad, cambio ambiental y asesor científico de sostenibilidad en la Universidad EAN, Germán Andrade, explicó a EL NUEVO SIGLO esta decisión. En principio comenzó por referir que Bogotá fue una ciudad pionera en incorporar en su ordenamiento ese concepto de "estructura ecológica principal", y aunque en el camino hubo discusiones y dudas sobre si dicha estructura podía o no utilizarse para urbanización, la aprobación eventual de este documento lo impediría, lo que a su juicio es una excelente noticia.
“Todo indica que la ciudad tomaría una ruta solida, robusta y de largo plazo, para que el conjunto de áreas no urbanizadas se mantengan y en las cuales se abra el espacio del territorio para proteger lo que quede de la naturaleza en la ciudad. Y así poder propender a la restauración ecológica y creación de áreas verdes robustas que tanto necesita la ciudad. Ese concepto estructurante del POT yo lo veo con gran beneplácito y sin duda será beneficioso a largo plazo. Y lo será sobre todo ahora que entramos en épocas más inciertas frente al tema de los climas extremos y la pérdida de especies y de espacios para la biodiversidad”, le dijo a este medio el biólogo Andrade.
Ahora bien, elevar de jerarquía a la Estructura Ecológica Principal es apenas un aspecto de varios para hacerle frente al cambio climático, pues este POT también contempla la ampliación de su área en un 30%, la restauración de 438 hectáreas de la ronda hídrica, y por supuesto la protección de la Reserva Thomas Van der Hammen como área de conservación, limitando la urbanización de la zona rural del norte e impulsando de manera decidida la consolidación de una reserva forestal de excepcional magnitud en medio de una aglomeración urbana.
Le puede interesar: Incautan cargamento de cocaína avaluado en más de USD81 millones
La reserva no se toca
En el marco de la última presentación que se hizo de un POT, el de Enrique Peñalosa, uno de los temas que más suscitó todo tipo de discusiones fue el de la preservación de la reserva Thomas Van der Hammen, precisamente porque esta es la única reserva integral que le queda a la ciudad y es conectora de los cerros orientales con el río Bogotá.
Dicho POT, haciendo memoria, proponía “diseñar las vías que se necesitan para descongestionar el norte de la ciudad, pero de manera que se asegure la conectividad ecológica (…) Más allá de las bondades ecológicas, la propuesta integral de largo plazo también permitirá ahorrarles a los bogotanos y a los habitantes de los municipios aledaños un millón de horas al día en desplazamientos, pues se realizarán las adecuaciones que viene demandando la ciudadanía para aliviar los ingresos y salidas de la ciudad por el extremo norte”, sostuvo la administración Peñalosa con relación a esta reserva el 2 de abril de 2018 cuando radicó el plan ante la CAR.
Por el contrario, el viernes la alcaldesa fue clara: “La Reserva Thomas Van der Hammen se protege en su integralidad en este Plan de Ordenamiento Territorial”.
Por lo mismo, este POT ni expande el suelo urbano sobre el norte, ni destruye el suelo rural y ambiental de la Reserva Thomas Van der Hammen, ni hace la ALO Norte, porque cualquiera de las tres cosas destruiría la calidad rural y ambiental de esa zona de la ciudad.
“Había dos formas de destruir el suelo rural del noroccidente de nuestra ciudad: una, pasar ese suelo a expansión urbana, como se propuso en el pasado; otra, seguir haciendo grandes avenidas, de carriles, de carros y tractomulas, para que sigan quemando gasolina y ACPM, que era la ALO Norte. Inaceptable”, agregó la mandataria.
A este respecto del desarrollo de infraestructura de movilidad, de acuerdo con el artículo 419, el desarrollo de esta “deberá tener en cuenta en sus diseños las determinantes ambientales de superior jerarquía, entre otras, las resoluciones 475 de 2000 y 621 de 2001 expedidas por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible o la norma que las adicione, modifique o sustituya, en búsqueda de la conectividad ecológica entre el río Bogotá, la reserva Forestal Regional del Norte de Bogotá-Thomas Van der Hammen, el humedal la Conejera y la Reserva Forestal protectora Bosque Oriental de Bogotá”.
Intervenciones
Por último, la consolidación de las 1.396,28 hectáreas de esta reserva forestal ubicada en la zona rural del norte de Bogotá en la UPL de Torca, indica el articulado al que tuvo acceso este Diario el pasado viernes, se hará a través de la implementación del Plan de Manejo Ambiental vigente.
Ahora, ¿esto de mantener su integralidad qué significa? ¿Eso quiere decir que se dejará como está? No. La reserva está por hacerse y de acuerdo con el biólogo Andrade, es mucho lo que falta.
“El POT ratifica la decisión que se tomó sobre la zona rural del norte de Bogotá, en la cual también participa la CAR y es que esta reserva se mantenga como tal. Eso no quiere decir que no se va a tocar. Esa palabra se debe asumir con cuidado. No tocarla sería dejarla como está y no debe ser así. La reserva TVDH no se urbaniza, pero hay muchas cosas que hay que hacer dentro de ella en el marco de los objetivos de conservación como sembrar árboles ordenadamente, diseñar un gran parque, tener humedales saludables, bosques. Hay gente que piensa que eso ya existe y no es así. Es muchísimo lo que se debe hacer en esa área, hacer en el sentido ecológico y con vocación de constituirse en uno de los parques de borde urbano más importante del país”, sostuvo el biólogo.