EL ESTADO colombiano está respondiendo efectivamente a la crisis sanitaria, por dos razones básicas. La primera, la voluntad de los gobernantes para hacer las cosas bien y, la segunda, un principio de solidaridad nacional muy marcado.
Así lo considera el politólogo y actual director de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP), Pedro Medellín, quien analiza la forma en que la institucionalidad ha respondido a la emergencia sanitaria por el Covid-19.
EL NUEVO SIGLO:- La fortaleza de un Estado se mide en las grandes crisis ¿Cómo le ha ido al colombiano en esta de la pandemia?
PEDRO MEDELLÍN: A Colombia le ha ido bien por dos razones: porque ha tenido gobernantes comprometidos con la idea de sacar las cosas adelante. Alcaldes, gobernadores, el Presidente, todos han querido genuinamente hacer su mejor esfuerzo por contener la pandemia, por tomar las medidas más pertinentes y disponer de los recursos que sean necesarios para resolver lo que se necesita resolver. Creo que nos ha ido bien, porque la gente no ha querido cerrar los ojos frente a eso, sino que los ha tenido bien abiertos y han reaccionado frente a los temas.
A pesar de los temas de indisciplina social y de muchas otras cosas, se ha desatado un principio de solidaridad, de compañía y de trabajo conjunto, absolutamente sorprendente; todo el mundo hizo un ejercicio muy valioso de pensar en el vecino. Otro punto es que en esta situación, que paradójicamente vivimos aislados, nunca habíamos estado tan juntos.
Tenemos algunas fallas éticas. La primera es que seguimos en la cultura del atajo, de hacer la trampita, de decir “no fresco, si me cogen en la calle digo que voy a la farmacia” o “hagamos un paseíto, que eso no se dan cuenta”. Seguimos en esa cultura del atajo, que ha permitido una mayor expansión del Covid-19. También hay gente que ha querido aprovecharse de la situación para ganar plata y sacar un beneficio individual, justo en el momento donde todo tenemos que pensar en que el que importa es el otro, y lo que importa es lo público. En ese sentido lo que no está enseñando la coyuntura es la escasa percepción que tenemos los colombianos del valor que le damos a lo público. Los colombianos creen que lo público es de todos y, en realidad, lo público es de ninguno, nadie se lo debe apropiar porque, precisamente, es para el consumo colectivo.
ENS: Hay quienes ven a un Ejecutivo fuerte, un legislativo poco decisivo y un judicial a media marcha ¿Qué opina?
PM: Veo un Ejecutivo fuerte a nivel nacional, departamental y local. Una Presidencia fuerte, unas alcaldías capitales fuertes, una gobernadora de Atlántico fuerte. Veo un Legislativo descolgado, atrasado, sin ideas, sin capacidad de reacción, con la tarea de que hay que hacer control político y que hacer control político es someter a los funcionarios al maltrato. No lo veo con iniciativas. Veo al aparato judicial paralizado, en receso, y veo que los gobiernos tienen agenda, pero la oposición la veo sin agenda, como que no logra despegar.
ENS: ¿Qué debilidades del Estado ha dejado al descubierto la crisis sanitaria?
PM: Una, la gran debilidad en los sistemas de información. Hay evidente dificultad en estos sistemas y en los mecanismos de soporte. La crisis nos puso en evidencia que hay situaciones que no estamos conociendo porque no tenemos la información. Un segundo punto: esta situación también puso en evidencia quién tiene capacidad para enfrentar temas del Estado y quién no; los que gobiernan y lo que tienen que gobernar. La gente se está dando cuenta quién gobierna bien. Estamos viendo que falta mucha capacidad técnica en algunos frentes y en otros hay una gente fantástica pero no hay información.
La otra falla es que tenemos una institucionalidad muy frágil que implica que muchas secretarías de Salud no tengan los recursos que se necesitan, que muchas de las secretarías de Planeación no tienen la capacidad técnica que se necesita y que en los aparatos de gobierno nacional y territorial hay gente más capaz que instituciones capaces.
ENS: Hay quienes hablan de una nueva realidad institucional pospandemia en todo el mundo ¿Ve algo así en Colombia? ¿Una reforma al Estado para responder a esa nueva realidad y los desafíos de la reconstrucción nacional?
PM: Vamos a pasar de una cosa que se llamó “El Estado de bienestar”, que es el Estado que se preocupaba de que hubiera salud, educación, empleo… Eso fue en los años 70, 80. Vino después una ola de mercado, que decía que no se debía gobernar sino gerenciar y que el sector público se debía manejar como grandes empresas. Ahora vamos a pasar de un “Estado del bienestar” a una “Economía del bienestar”, donde hay dos ejes que van a ser fundamentales para la gente: la higiene de los productos y vamos a tener una higiene de las relaciones colectivas. Eso va a implicar un cambio institucional tremendamente fuerte. El Estado será el gran garante de esta higiene colectiva que hace que la economía del bienestar funcione. Muchas cosas se van a volver digitales, muchas relaciones van a estar mediadas por la tecnología y muchos procesos que antes eran presenciales, ahora serán procesos mediados por un celular, por una tablet o por un click.
ENS: ¿Hay que reformular el Plan Nacional de Desarrollo?
PM: Creería que sí, tiene cosas muy positivas, pero la agenda pública y la agenda de gobierno van estar mediadas por el poscovid y frente eso muchas cosas del Plan habría que repensarlas, y en ese sentido el Gobierno ya entendió.