La Asociación de Industrias Farmacéuticas en Colombia afirmó que el país sí se encuentra en capacidad de producir la vacuna contra el Covid-19.
Por tal razón, hizo un llamado al Gobierno para que implemente una política industrial farmacéutica que permita el desarrollo de infraestructura y mejoramiento de la competitividad del sector para que el país contribuya en la producción y distribución de dicha vacuna.
Según José Luis Méndez, presidente del gremio, esta propuesta se debe a que “por más grandes que sean, hoy no hay plantas de producción en el mundo que tengan la capacidad absoluta para fabricar las miles de millones de dosis que se requieren”.
Por lo tanto, esas compañías podrían hacer el sustrato biológico inicial y enviarlo a Colombia, así como lo van a hacer con Argentina y México.
“Acá nosotros lo recibimos y lo volvemos millones de ampolletas. Participamos en esa última fase del proceso, que es el llenado, dosificación y distribución de una manera ágil y segura”, afirmó Méndez.
Además, ASINFAR propone también que se haga una regulación que favorezca e incentive, desde los puntos de vista, técnico, económico y de recurso humano, la producción y el abastecimiento garantizado de vacunas localmente.
“La tecnología está inventada y existen grandes expertos en el mundo y compañías que proveen todos estos equipos que se requieren. Lo que Colombia necesita es hacer las inversiones para reinstalarlos, validarlos y someterlos a aprobación del INVIMA que debería hacer la evaluación en un tiempo muy ágil, pero con toda la rigurosidad del caso”, enfatizó Mendéz.
Asimismo, el gremio se encuentra revisando la posibilidad de generar alianzas que promuevan la cooperación con expertos a nivel de la región para facilitar la transferencia de tecnología y así agilizar los tiempos que permitan instalar o adecuar una planta con tecnología cedida por otros países que tienen experiencia en el tema, para ponerla a punto y hacer todas las pruebas que corresponden.
Colombia producía vacunas, pero hace alrededor de 30 años se adhirió al Fondo Rotatorio de la OPS, organismo que se encarga de negociar en bloque la compra de inmunizaciones para varios países. Esta decisión llevó a que el Instituto Nacional de Salud y otros laboratorios que producían, dejaran de hacerlo.