Un nuevo choque entre los intereses de los sectores culturales colombianos y el fomento de la Economía Naranja se presentó ayer en el último de debate del proyecto de ley que crea el Fondo para la Promoción del Patrimonio, la Cultura, las Artes y la Creatividad (Foncultura).
Aunque la iniciativa, radicada con mensaje de urgencia el 19 octubre por la ministra de Cultura, Carmen Inés Vásquez, ofrece en su título dictar “medidas para la reactivación y fortalecimiento del sector cultura” en realidad se enfoca en financiar proyectos de la industria creativa, es decir de la Economía Naranja, como lo expresaron artistas, artesanos, folcloristas y otros trabajadores culturales a través de congresistas como la representante por Bogotá, María José Pizarro, de la Lista de la Decencia, quien se hizo eco de esas manifestaciones cuando en la plenaria de la Cámara dijo que “el arte y la cultura son mucho más que industrias. El problema de esta ley: termina enfocándose en la Economía Naranja y no en la función social que cumple el arte en nuestro país”.
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La iniciativa ya había sido aprobada el 24 de noviembre en primer y tercer debates conjuntos de las comisiones sextas y luego, el 9 de diciembre, en cuarto debate por la plenaria del Senado.
Al cierre de esta edición, la plenaria de la Cámara le daba último debate al proyecto.
Naranja
La plenaria discutió la ponencia positiva preparada por los representantes Milton Hugo Angulo (Centro Democrático), Oswaldo Arcos (Cambio Radical), Adriana Gómez (Partido Liberal), Emeterio José Montes (Partido Conservador), Esteban Quintero (Centro Democrático) y Martha Patricia Villalba (Partido Social de Unidad Nacional, La U).
El representante Arcos, coordinador de ponentes, respondió las críticas de Pizarro y otros parlamentarios dándoles en cierto sentido la razón, porque leyó el objeto del proyecto plasmado en el artículo 1: “La presente ley tiene como objeto desarrollar medidas que permitan la reactivación y el fortalecimiento del sector cultura y de la economía creativa en todo el territorio nacional”.
Anotó que, efectivamente, “este proyecto tiene como objeto hoy la economía creativa”, que articula “todas esas actividades en un tema que se llama economía creativa, que tiene que ver con la Economía Naranja”.
Para Arcos, “si no existe esta industria creativa, esta Economía Naranja, es muy difícil articular estas diferentes actividades”.
Y trajo a colación la Ley Naranja (Ley 1834 de 2017) que en su artículo 2 define que “las industrias creativas comprenderán los sectores que conjugan creación, producción y comercialización de bienes y servicios basados en contenidos intangibles de carácter cultural, y/o aquellas que generen protección en el marco de los derechos de autor”.
Ese artículo agrega que “las industrias creativas comprenderán de forma genérica -pero sin limitarse a-–, los sectores editoriales, audiovisuales, fonográficos, de artes visuales, de artes escénicas y espectáculos, de turismo y patrimonio cultural material e inmaterial, de educación artística y cultural, de diseño, publicidad, contenidos multimedia, software de contenidos y servicios audiovisuales interactivos, moda, agencias de noticias y servicios de información, y educación creativa”.
Luego, el artículo 3 comienza estableciendo que “el Gobierno nacional tomará las medidas necesarias para que las industrias creativas nacionales sean exaltadas, promocionadas, incentivadas, protegidas y reconocidas”.
Según el representante Arcos, “lo que estamos haciendo hoy con este proyecto es aplicar esta ley de Economía Naranja”.
Cultura
Para Pizarro, tanto Foncultura como el Fondo Mixto Nacional de Promoción de Cultura y las Artes ‘Colombia crea talento’ (Co-Crea) “son de características divergentes y difieren de las realidades económicas del sector cultural”, mientras que la también representante Ángela María Robledo, de Colombia Humana, sostuvo que el proyecto “solo trae beneficios a grandes empresarios y deja desprotegidos a artistas, creadores y gestores culturales”.
En opinión de Pizarro, Foncultura debería “estar enfocado en la protección de los derechos sociales de los individuos del ecosistema cultural y constituido a través de la recaudación de los recursos no ejecutados de la cultura por el Gobierno nacional y entes territoriales”; dado lo que dice el texto del articulado, ese Fondo debería tener otro nombre, “debido a que es un eufemismo que sirve para engañar a la opinión pública y genera confusión, ya que lo que pretende es inyectar recursos a través de Co-Crea para proyectos de industria creativa e infraestructura para las Áreas de Desarrollo Naranja y no para las necesidades básicas del sector cultural”, lo que quedaría claro, aseguró, en que “el comité directivo que dirigirá Foncultura estaría conformado por los mismos entes que manejan a Co-Crea y también al Consejo Nacional de la Economía Naranja”.
Recursos
Según lo aprobado por el Congreso, Foncultura tendrá como objeto administrar y destinar recursos para la promoción de la cultura, las artes, el patrimonio y la creatividad, a través de su canalización y destinación a proyectos de esta índole compatibles con las políticas culturales nacionales.
“Esta iniciativa responde a una necesidad histórica del sector cultura. Es un fondo incluyente que tiene en cuenta a municipios de categorías 4, 5 y 6, poblaciones vulnerables, a las mujeres, personas con discapacidad, a las del proceso de reincorporación y los grupos étnicos”, destacaron los ponentes en el Senado, los legisladores Ruby Helena Chagüi (Centro Democrático), Ana María Castañeda (Cambio Radical) y Horacio José Serpa (Partido Liberal).
Dentro de las fuentes de financiación de Foncultura que contempla el proyecto de ley están “los recursos no ejecutados y reintegrados por parte de las entidades territoriales, correspondiente al impuesto nacional al consumo de telefonía, datos internet y navegación móvil destinada a cultura”, así como “ los recursos no ejecutados y reintegrados por parte de las entidades territoriales, correspondiente a la contribución parafiscal cultural de espectáculos públicos de las artes escénicas” y el 20% de la estampilla Procultura que actualmente se destina al Fondo de Pensiones de las Entidades Territoriales, entre otras.
Reactivación
En la exposición de motivos, la ponencia planteó que “la cultura se consolida como eje central del desarrollo y la transformación social de Colombia desde los territorios, a través de iniciativas que realzan el papel primordial de la protección y promoción de la diversidad cultural y el desarrollo de la Economía Naranja en la generación de oportunidades para los artistas, creadores y gestores culturales colombianos”.
“Sin embargo”, sostuvo el texto, “a pesar de haber alcanzado en 2019 los más altos niveles de contribución al valor agregado y al empleo desde que existen registros de la Cuenta Satélite de Cultura y Economía Naranja, la crisis sanitaria mundial ha causado una parálisis sin precedentes en la realización de un importante número de actividades culturales, en virtud de su naturaleza de aglomeración de públicos”.
“Ante el anterior contexto, el presente proyecto de ley busca dictar medidas para la reactivación y el fortalecimiento del sector cultural y creativo, especialmente mediante la creación de una cuenta especial del Ministerio de Cultura”, denominada Foncultura.