Dos años después de la firma del acuerdo de paz, cerca del 50% de la población rural en Colombia sigue viviendo en áreas afectadas por la violencia, indicó el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC).
“La paz lograda con tanto esfuerzo seguirá estando en riesgo mientras los colombianos que habitan las zonas rurales continúen temiendo por sus vidas”, dijo Christian Visnes, director del NRC en Colombia.
La organización humanitaria señaló que la gravedad y complejidad del conflicto sigue siendo abrumadora. Más de 4,9 millones de personas requieren asistencia humanitaria. De estos, más de 100.000 personas tienen una necesidad aguda de protección o de acceso a bienes y servicios básicos.
A pesar de que se desactivó el conflicto con la guerrilla de las Farc, otros grupos armados siguen ocasionando desplazamientos y amenazando la seguridad. En 2018, varios grupos armados no estatales intentan tomar el control de áreas rurales estratégicas, recursos naturales y negocios ilícitos.
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De acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), este año el número de personas desplazadas de manera masiva por la violencia y el conflicto incrementó un 40%.
Desde 2016 se han reportado más de 4.000 ataques contra la población civil.
“Aunque es un logro importante, la paz acordada con las FARC-EP no es suficiente para detener la violencia que estamos presenciando en el país. El gobierno debe trabajar con más determinación para prevenir el escalamiento del conflicto”, explicó Visnes.
Añadió que el gobierno colombiano y la comunidad internacional deben reaccionar rápidamente “ante esta ola de violencia”. De no hacerse, “el prolongado conflicto y el desplazamiento continuarán fragmentando el tejido social y económico de Colombia”, concluyó Visnes.