En un escenario en el que se impongan restricciones de circulación permanentes –de al menos seis horas a la semana– para los vehículos tradicionales de combustión interna, los eléctricos resultarían más económicos antes de 2025, para operaciones en las que se les dé prioridad a cargas ligeras.
Este fue una de las conclusiones a las que llegó Jorge Mario Madera Ramos, magíster en Ingeniería de Sistemas de la Universidad Nacional de Colombia (Unal) Sede Medellín, quien desarrolló un modelo computacional que permite evaluar la factibilidad económica del cambio de vehículos con motor de combustión interna a eléctricos en el transporte de carga en Colombia.
Esta herramienta aporta un análisis que les permite a las empresas del sector revisar varios escenarios y casos de aplicación para plantear en qué momento es adecuado adquirir vehículos eléctricos para el transporte de carga en Colombia, un interrogante que deben responder para seguir funcionando en las actuales y nuevas regulaciones ambientales.
El investigador se guió por curvas de proyección de los costos de fabricación del kilovatio, las baterías de iones de litio y el precio de los vehículos según su autonomía a lo largo de los años en comparación con el de los de combustión interna, además de plantear escenarios en los cuales se evaluaba el recorrido de cierto kilometraje al día y la variación del precio del combustible.
“Con esta combinación de variables creamos los escenarios y comenzamos a evaluar cómo se comportaría en 10 años el flujo de caja del costo por tonelada al transportar una mercancía con esos tipos de vehículos”, detalla el investigador Madera, y añade que los escenarios se contemplaron priorizando el peso transportado, por un lado, y los kilómetros recorridos, por el otro.
Al comparar esta proyección con el costo logístico de la operación del transporte de carga se encontró que en Colombia la velocidad del cambio de los vehículos de combustión interna por eléctricos depende especialmente del comportamiento del costo de fabricación de las baterías y de las operaciones en las que se desempeñen los vehículos.
Las operaciones en las que el peso no es la restricción más importante presentan mayor factibilidad económica y de rapidez que aquellas en las que el peso es importante. Esto se debe en especial a que los vehículos eléctricos son más pesados que los de combustión interna, por las baterías necesarias para su funcionamiento, restándole espacio a la carga que puedan llevar.