Fueron varios meses de labores de inteligencia y seguimientos por parte del Gaula de la Policía, en coordinación con la Sijin, que dieron como resultado la captura de ‘Las Jevas’, autores intelectuales del hurto y extorsiones de los cuales fueron víctimas varios establecimientos públicos, en Bogotá y Villavicencio.
El operativo adelantado por parte del Gaula en la terminal de transporte de Villavicencio, permitió la captura de la venezolana conocida con el alias de ‘Risos Negros’, en el momento en que huía con el dinero de la última extorsión realizada.
En este procedimiento, además fueron detenidas sus dos acompañantes, también de origen venezolano, identificadas como Yuribel Oropeza, ‘Catira’ y Ana Carlina Vallejo, ‘Carla’, quienes deberán responder ante la autoridad competente por el delito de extorsión agravada.
Con respecto a, ‘Cuñe’, quien se presume es el líder de la banda, ya está identificado plenamente y se espera su captura en los próximos días, teniendo en cuenta que se encuentra huyendo de las autoridades.
Las investigaciones comenzaron en diciembre, cuando en menos de dos meses fueron hurtadas dos clínicas veterinarias al norte y sur de Bogotá. El modus operandi era el mismo, varios hombres con armas de fuego y armas blancas, con acento venezolano, que intimidaban a los administradores, profesionales y clientes del lugar, amordazándolos para posteriormente hurtar sus elementos personales y de igual manera los equipos de valor de los establecimientos.
Tal era la violencia en el actuar de los delincuentes, que según quedó registrado en las cámaras de seguridad, el líder de los maleantes en una de las ocasiones, entró con una granada en su mano como mecanismo de presión que pudo haber desencadenado en un hecho fatal. Una vez realizado el acto ilícito, días después enviaban mensajes de voz a los celulares de los administradores, realizando una exigencia económica a cambio de no atentar en contra de la vida de los empleados o realizar un atentado terrorista en contra del centro de servicios.
A partir de este momento los investigadores empiezan a seguir el rastro de este grupo delincuencial, descubriendo que dos meses después, pero esta vez en la ciudad de Villavicencio, son hurtadas dos clínicas odontológicas con el mismo actuar criminal; en esta ocasión al dueño de uno de los lugares, le fueron enviados mensajes de voz a nombre de una banda delincuencial que aseguraba delinquir en la frontera, entre Colombia y Venezuela, denominado “grupo de conexión ciudadana y resguardo”, donde le exigían 5 millones de pesos, a cambio de devolver los equipos hurtados, y a su vez, ofrecerle protección para no declararlo objetivo durante tres años.