El clásico vallenato la Casa en el aire del maestro Rafael Escalona es una de esas canciones maravillosas que hacen soñar. Pero en la vida real, es una verdadera pesadilla saber que el hogar con la carga emocional y económica que implica está a punto de desplomarse o ya está en el suelo. Esa terrible situación la han vivido en repetidas ocasiones cientos de familias colombianas, y lo peor de todo es que las autoridades advierten que puede repetirse. En este sentido, cerca de 2.500 edificaciones en Bogotá están en riesgo de colapso.
En ese contexto, la Universidad de La Salle adelanta una iniciativa educativa sobre patología estructural, “que es la rama de la ingeniería que ayuda a diagnosticar y sanar las construcciones de sus diferentes enfermedades o afectaciones, producidas por la exposición a condiciones ambientales (lluvia, humedad, insolación), a la acción de fenómenos naturales (sismos, deslizamientos, inundaciones), así como como a afectaciones por las condiciones de uso (vibración producidas por maquinaria o por personas, o sometimiento a temperaturas extremas)”, afirma Orlando Rincón Arango, docente de la universidad de La Salle.
Por medio de un estudio patológico es posible plantear alternativas para mitigar el avance del deterioro y adelantar acciones para reforzar las estructuras y lograr su rehabilitación. Una forma sencilla de entender el tema es pensar que las edificaciones al igual que las personas pueden ser diagnosticadas a tiempo de las enfermedades que padecen, con lo cual se determina exactamente que está ocasionando la debilidad y se proponen las medidas para solucionarlas.
“Es un tema de la mayor seriedad. Es muy importante informar a los ciudadanos sobre lo que ha venido ocurriendo en Medellín, Cartagena y en Tunja. Hoy dueños y nuevos compradores de viviendas multifamiliares sienten preocupación, incertidumbre y desconfianza porque abundan las evidencias de que hoy en Colombia, se están construyendo muchas edificaciones, sin tener las medidas necesarias para garantizar su desempeño adecuado en el tiempo previsto de vida útil, sin sufrir daños que pongan en riesgo a la edificación. Así que cuanto mejor estén informados los ciudadanos, y haya una mayor compresión de las patologías estructurales y sus causas ayudamos a que los usuarios de viviendas no sean dominados por el pánico ante la aparición de lesiones normales en las edificaciones. A su vez, generamos una cultura de exigencia e identificación de condiciones mínimas de calidad de una edificación por parte de futuros compradores de proyectos de vivienda, para evitar que aumente el número de víctimas de daños financieros, familiares que pueden llegar a causar la pérdida de vidas humanas”, explica Rincón.
La tecnología juega un papel clave en el desarrollo de métodos de diagnóstico para verificar el estado de los materiales, y elementos estructurales de la edificación, buscando causar la mínima alteración de la misma con el menor nivel de incertidumbre posible para formular metodologías y técnicas que permiten evaluar el desempeño de los diferentes elementos estructurales a nivel individual y/o colectivo de una estructura en los diferentes momentos de su vida útil.
Dentro de las ventajas están que el proceso se puede hacer de forma rápida, efectiva y concluyente, de tal manera que soporten los procesos de toma de decisiones para definir requerimientos de mantenimiento, reforzamiento o demolición de edificaciones con lesiones.