Javier Ortiz, doctor en Historia y académico de la región, manifiesta que en la conmemoración de la emancipación se privilegia lo ocurrido en el centro del país
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EL NUEVO SIGLO: A propósito de la conmemoración de los 200 años de la batalla de Boyacá, en medios regionales del Caribe se ha hecho explícito un reclamo sobre un desconocimiento de los aportes de esta región a la gesta independentista. ¿Cuál es su opinión al respecto?
JAVIER ORTIZ: No se puede entender la Independencia sin los aportes del Caribe y cuando hablo del Caribe lo hago en general.
Se tendría que incluir la relaciones históricas que existieron entre esta parte del territorio, lo que luego fue Colombia, con el Caribe insular. Sin el aporte de Haití, por ejemplo, que ya había realizado su Independencia algunos años atrás y sin la importancia para la construcción ideológica de Simón Bolívar su estadía en Jamaica no se hubiera dado la Independencia.
En relación con el territorio específico del Caribe colombiano, la primera ciudad que declara su Independencia absoluta es Cartagena de Indias, el 11 de noviembre de 1811. E, incluso, antes del 20 de julio de 1810, que se toma como el famoso primer grito de Independencia, ocurrieron algunos hechos que quizás son más radicales que los mismos hechos que ocurrieron ese día.
ENS: Algunos historiadores del Caribe manifiestan que la Independencia real no fue en 1819 sino que en 1821 cuando los españoles abandonaron finalmente la región. ¿Por qué afirman esto?
JO: Se escogen como fechas de independencia el 20 de julio de 1810 y el 7 de agosto de 1819, pero hay que entender que el 7 de agosto lo que se independizó fue apenas una parte del territorio de lo que hoy es Colombia.
Por eso, el Caribe colombiano celebra el 24 de octubre de 1821, porque esa es la fecha en la que salen las últimas tropas españolas de este territorio. Incluso antes habría que señalar la famosa batalla de San Juan, del 24 de junio de 1821, liderada por el almirante José Padilla, que fue fundamental para el desarrollo de la Independencia.
Las disputas por fechas lo que demuestran es que hay territorios con dinámicas propias. Una vez consolidado el Estado nación hay un intento de buscar una fecha que aglutine pero en la búsqueda de esa fecha única terminamos reproduciendo un esquema centralista que privilegia los hechos que ocurren en el centro del país y no les da la importancia a los hechos que ocurren por fuera de ese espacio geográfico.
Se supone que escogemos el 20 de julio 1810 porque es la fecha precursora de la Independencia, pero en 1810 no se está hablando de independencia, se está hablando de la apoyo al rey que está preso por los franceses que han invadido España y lo que se estaba criticando eran algunas dinámicas políticas internas de Santafé de Bogotá, pero no estaba pensando en Independencia. Un año después, en Cartagena de Indias, sí se habla de Independencia absoluta y, al año siguiente, se crea una Constitución del Estado de la provincia de Cartagena.
La historia es un proceso de construcción. La historia a veces no es necesariamente lo que pasó exactamente. ¿Por qué se privilegia una fecha sobre la otra? ¿Cuáles son los intereses que hacen que una fecha se privilegia sobre la otra? Creo que este tipo de conmemoraciones pueden ayudarnos a reflexionar un poco sobre qué tipo de Estado nación hemos construido. Esta es una nación que ha tenido dificultades para crear un discurso aglutinador, un discurso histórico nacional.
ENS: ¿Qué hacer para que los aportes de las regiones a la Independencia tengan mayor reconocimiento en la historiografía nacional?
JO: Yo creo que no es un problema de la historiografía. Creo que se han hecho aportes importantes. El Caribe colombiano y el Pacífico tienen un grupo de historiadores que han venido discutiendo y poniendo en el escenario muchas dinámicas que reconocen la importancia de esos lugares.
Creo que el problema está en la construcción del discurso oficial de la conmemoración. Los diferentes actos que se hacen privilegian el centro del país y el resto lo miran como un apéndice de lo importante.
Si tenemos la pretensión que sea nacional hay que darle la misma prioridad a todos los discursos que hay en las regiones. No puedes pretender que lo nacional es lo que ocurre solo en un espacio. Tenemos una Constitución que habla de lo pluriétnico, lo multicultural, pero no hemos podido traducir eso en una pedagogía capaz de darle sentido a la idea de nación plural. La nación la constituyen los territorios. Tiene que haber un cambio de chip en los que están en el centro del país disponiendo de la agenda de conmemoración.
ENS: ¿Es necesario fortalecer el estudio de la historia regional?
JO: Aquí hay un mea culpa de los historiadores. Creo que los historiadores profesionales están haciendo un trabajo maravilloso, están construyendo unos discursos muy sofisticados para entender la historia regional, pero todavía no han construido la forma de que ese saber especializado que se queda en las universidades, en los seminarios y coloquios, llegue al ciudadano común y corriente.
En la medida en que entendamos la historia no solo como ciencia sino como estrategia de comunicación para que le llegue a todos, quizá podamos lograr una mayor consciencia.