Luego de llegar a una crisis ambiental e imponer restricciones a los vehículos durante cuatro días, en el ambiente quedan algunas lecciones que tanto los administradores como los bogotanos deberían tener en cuenta ante la grave emergencia que vivió la ciudad y que se puede repetir en poco tiempo.
Luego de levantar el pico y placa ambiental extendido, el alcalde Enrique Peñalosa dijo que “por nuestras medidas implementadas relativas al pico y placa ambiental, mejoró la calidad del aire en nuestra ciudad en más del 50%. Quiero agradecer la colaboración de todos los ciudadanos para lograr esta mejora en la calidad del aire, necesaria para nuestra salud, la de nuestros niños y personas mayores”.
Asimismo el Mandatario capitalino no descartó que en el futuro si se llega a esta misma situación deberán aplicarse las mismas medidas para contrarrestar la mala calidad del aire. Pero para llegar a esta crisis, la ciudad venía afrontando varios hechos que finalmente empeoraron la situación.
Principales lecciones
1.- El nuevo esquema de aseo comenzó a regir tarde. Tras 11 días en los que varias zonas de la ciudad literalmente permanecieron inundadas de basura por cuenta de una transición traumática y mal planificada, los cinco operadores tuvieron la compleja tarea de recoger las 6.500 toneladas de residuos que se producen cada día y mantener limpia la capital del país.
2.- La crisis ambiental debería desembocar en una reflexión sobre el papel de los ciudadanos en el manejo adecuado de los residuos. En ese sentido, la lección es que llegó la hora de consumir menos y reciclar más. Según los datos de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos, a pesar de que el 90% de los residuos que se generan son aprovechables, la ciudad recicla apenas el 14%. Además, un reciente informe de Bogotá Cómo Vamos mostró que solo el 39% de los ciudadanos recicla y sabe hacerlo bien.
3.- Durante los días que se aplicó el pico y placa extendido, en la ciudad se respiró un mejor aire, hubo menos trancones y la ciudad percibió una mayor dinámica en la movilidad. Además el servicio público de transporte se vio más congestionado y más utilizado por los usuarios que vieron en el sistema una alternativa importante para llegar a su trabajo o lugar de residencia.
4.- La ciudad perdió una oportunidad de oro de implementar el pico y placa de una vez por todas de todo el día para los vehículos particulares y para las motos. Esta era la ocasión propicia como ya sucede en otras ciudades del país, de extender definitivamente el pico y placa. Con eso no solo se consigue menos contaminación sino que se registran menos accidentes y la movilidad mejora. La gente se acostumbra a que el pico y placa es todo el día y deja la costumbre de usar el carro de forma apresurada porque se acaba el tiempo límite de la restricción. Muchos accidentes se presentan por el afán de la gente que se desboca a usar el vehículo antes que entre en operación el pico y placa de ese día.
5.-Sin duda la ciudad debe de ir sacando del servicio los buses a diésel. Según analistas la contaminación se redujo en Bogotá el fin de semana, justamente cuando hay menos buses a diésel de servicio público. El punto crítico está ahí, en esos buses viejos que no han sido reemplazados, así como en los vehículos de carga pesada.
6.- La Secretaría de Ambiente realizó algunos operativos y logró cerrar 15 fábricas en el occidente de Bogotá (ubicadas en Kennedy, Tunjuelito y Bosa) que estaban violando los límites de emisiones contaminantes obligatorios o que no pudieron demostrar su debido cumplimiento. Esto también pudo ayudar. ¿Por qué hacerlo hasta ahora? ¿Por qué no cerrarlas antes, si ya sabían que no cumplían con la norma? Estas empresas no podrán operar hasta que cuenten con la infraestructura adecuada para su funcionamiento. Además, deberán demostrar el cumplimiento de los límites de emisión de la normatividad ambiental vigente.
7.- La ciudad debe consolidar un sistema de datos suficientes para responder con medidas basadas en evidencias. Porque la relación causal que quiere establecer el Distrito entre una menor contaminación del aire y las acciones implementadas no termina de convencer a algunos académicos y estudios del tema, para quienes sigue faltando sustento.
8.- Es importante que la ciudad empiece a consolidar estrategias de prevención y respuestas rápidas y efectivas ante una emergencia. No se puede dejar todo a la reacción.
9.- Uso de la bicicleta. 70% de los jóvenes se desplazan a sus oficinas en transporte público y gastan aproximadamente $4.800 en el viaje de ida y vuelta a sus hogares; esto sin tener en cuenta los taxis que pudiera tomar en el día y si son más de dos trayectos, lo que significaría que por mes destinan $96 mil pesos y al año es más de $1.150.000 sin considerar trayectos en fin de semana. Por eso es importante incentivar el uso de la bicicleta. De acuerdo con la Alcaldía de Bogotá, apenas el 6% de los bogotanos la utiliza y el 3% lo hace caminando.
10.- Promover el teletrabajo como parte de la política corporativa. Esto ayuda, no solo a reducir costos fijos en la organización, sino que, al evitar que los trabajadores se trasladen masivamente a las oficinas, aporta a la disminución de emisión de gases de efecto invernadero.
11. Incentivar el uso de medios de transporte limpios. Reducir el uso del carro para desplazarse al lugar de trabajo garantiza que bajen las emisiones de gases de carbono en las ciudades y, hoy por hoy, ya son muchas personas las que se atreven a transportarse en bicicletas, patinetas, patines e incluso vehículos eléctricos. Compartir vehículo siempre será una buena opción para contribuir a mejorar los índices de contaminación de las grandes urbes del mundo.
12.- Reducir el consumo de energía en las oficinas. Además de educar a los trabajadores para que hagan uso adecuado de la energía en el lugar de trabajo, también en clave tener en cuenta los estándares ambientales para el diseño de las oficinas. Pensar en soluciones como paneles solares o sensores de luz es una buena opción.