Una barrera contra la inmigración ilegal comenzó a construir el gobierno griego de Lucas Papademos en su frontera con Turquía, que se ha convertido en una de las principales puertas de entrada de clandestinos en Europa.

"Es una obra de valor práctico y simbólico (...) para desalentar la emigración clandestina y enviar el mensaje de que en Grecia no se entra como en un molino", declaró el ministro Christos Paputsis durante una visita a la zona.
La barrera de alambres de espino, solicitada en particular por Francia, pese a las reticencias de la Comisión Europea que la considera ineficaz, tendrá una longitud de 10,3 km. La barrera consistirá en una fila doble de alambre de 2,5 metros de altura, dotada de 25 cámaras térmicas.
En 2011 fueron detenidos en la zona unos 55.000 inmigrantes ilegales, un 16,77% más que en 2010, según el ministerio. A un ritmo medio de 300 por día, estas llegadas clandestinas representaron el pasado año un tercio de las registradas en la UE, según datos oficiales.