El alemán Thomas Müller optará a los títulos de campeón, Balón y Bota de Oro del Mundial 2014 el domingo ante Lionel Messi. Como quien no quiere la cosa, este goleador podría grabar su nombre con letras doradas en la historia mundialista.
UN GOLEADOR...
En cuestión de goleadores, están por supuesto las superestrellas Lionel Messi y Neymar, con cuatro goles cada uno. Pero delante, con cinco, está "Miller", como le llaman los brasileños: tres goles contra el Portugal (4-0) de Cristiano Ronaldo, uno contra Estados Unidos (1-0) y el primero de la semifinal contra Brasil, preludio del Mineirazo (7-1).
Si marcara una vez más en el Maracaná, el delantero bávaro (55 veces internacional, 22 goles) alcanzaría a James Rodríguez en lo alto de la tabla de goleadores, pero se llevaría la Bota de Oro debido a que dio más asistencias que el colombiano (3 contra 2).
Se convertiría entonces en el primer jugador que recibe dos veces el trofeo como máximo artillero de un Mundial, después de 2010, cuando terminó primero empatado a cinco goles, pero con más asistencias que David Villa, Wesley Sneijder y Diego Forlán.
Aunque su prioridad es la Copa, según dijo al principio del torneo: "Gané la Bota de Oro hace cuatro años, ¿qué haría con otra? Hay un título mucho más importante que todavía no tengo".
"Cuando marco, eso me ayuda en los dos cuadros, pero uno de ellos es más importante", reiteró el viernes el jugador que prolongó hasta 2019 con el Bayern de Múnich antes de viajar a Brasil.
A más largo plazo, con 10 goles en Mundiales, Müller puede también destronar a su compañero Miroslav Klose, que en semifinales marcó su tanto número 16 que lo coloca como máximo goleador de la competición en solitario.
De ello están convencidos Ronaldo, el 'Fenómeno' brasileño desposeído del récord en esta edición, su seleccionador Joachim Löw y el legendario goleador alemán Gerd Müller. Porque Thomas sólo tiene 24 años.
ATÍPICO...
A Dante, el defensa central brasileño del Bayern, "lo conocemos perfectamente, conocemos sus puntos fuertes y débiles, pero él conoce los nuestros... salvo los de Thomas Müller, porque ni siquiera nosotros mismos sabemos muy bien con qué nos va a salir", dijo espontáneamente Schweinsteiger el domingo riendo.
Müller, independientemente de si juega como "falso 9", segunda punta o como extremo, es una sorpresa permanente, un jugador "imprevisible, poco ortodoxo", según Joachim Löw, fascinado porque ni él como entrenador entiende "los desplazamientos que hace", lo que le hace "muy difícil de marcar" para sus adversarios.
Este joven delgado y desgarbado (1,86 m, 74 kg) no es un monstruo técnico, ni físico, salvo en resistencia (es tercero en el número de kilómetros recorridos en este mundial detrás de los holandeses Wesley Sneijder y Arjen Robben, que disputaron una prórroga más). "No tiene músculos pero hoy ha jugado con gran fuerza", tuvo que reconocer después de su triplete el exastro argentino Diego Maradona, quien hace unos años lo había confundido con un recogepelotas.
Atípico también en su actitud en la cancha. En esta Nationalmannschaft con aires de máquina en la que todo está controlado, el N°13 (guiño al "Bombardero" Gerd Müller) es el único que se enfada cada vez que considera injusta una decisión o que protagoniza altercados, como con el portugués Pepe en la primera ronda. Es colérico...
Y DIVERTIDO
Este hombre que se casó muy pronto y al que no se le conocen escándalos sorprende a menudo a sus compañeros de equipo y a los periodistas con declaraciones humorísticas o desfasadas. "Cuando llamo a casa les digo que vamos a poner el turbo para que puedan organizar más barbacoas este verano", dijo por ejemplo.
Como por casualidad, es el jugador que destaca en la foto tomada en el vestuario tras Alemania-Portugal: los jugadores rodean a la canciller Angela Merkel, él esta medio agachado, sin camiseta y tapándose las piernas con una toalla, con la boca abierta.
Tuitea poco, pero publicó dos fotos de él con los puntos de sutura que le dieron en el arco superciliar en la primera fase, como orgulloso de parecer "un poco un boxeador :-)".
Aunque le divierten muchas cosas, la Copa del Mundo es un asunto serio.