Mons. Darío Monsalve Mejía | El Nuevo Siglo
Lunes, 11 de Marzo de 2013

"El desangre diario de nuestras ciudades y campos, los que asesinan, los que los mandan o les pagan, los que aceptan y se enseñaron o enviciaron con el derramamiento de sangre humana, los que se dejaron domesticar por el Caín que llevamos dentro, los que se distraen viendo violencia y depredación humana en las pantallas, los que comercian con la violencia y las armas, los que aplican ejecuciones sumarias y arbitrarias, los que creen que es mejor matar al delincuente o al subversivo en vez de reducirlo a impotencia y apresarlo, toda esa Colombia envuelta en las miles formas de atentar contra la vida humana, sienta el Deténte de Dios…".

Las palabras son del arzobispo de Cali, Monseñor Darío Monsalve Mejía, quien reiteró su llamado a las personas a romper todo vínculo con el homicidio, el asesinato, la idea o el acto de matar a otros y convertirse "a la cadena de la vida" y la solidaridad con todo ser humano.

Su llamado es más que oportuno en momentos en que si bien se ha reducido el número de homicidios, se evidencia en ciudades como Cali y Medellín, así como sus respectivas áreas metropolitanas, un aumento de los asesinatos derivados del accionar de las llamadas Bacrim y de otras organizaciones de delincuencia común y organizada.