Ante la inquietud de la Gobernación del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina por los rumores de agricultores sobre el aumento de cochinilla en sus tierras, la Secretaría de Agricultura le ha solicitado colaboración a la Universidad Nacional (U.N.) Sede Caribe para que realice seguimiento a este insecto que afecta las plantas de la región hasta llevarlas a la muerte.
El profesor Jairo Medina, biólogo y director del Jardín Botánico de la U.N. Sede Caribe, manifestó que con este monitoreo se van a mirar los grados de gestación del insecto, para determinar en qué estado se encuentra y si representa una amenaza para la flora de la Isla.
La cochinilla es un insecto que absorbe los nutrientes de las plantas y las seca, por lo que si no se detecta a tiempo puede acabar con ellas. Pone sus huevos en la hoja o en el tallo, donde se establece y se convierte en una larva que comienza a estructurarse como una tela blanca: “al cubrir las plantas evita que estas hagan fotosíntesis, lo que afecta el crecimiento y desarrollo del vegetal”, comentó el docente.
Control preventivo
La cochinilla, como se le conoce históricamente en la Isla, ha afectado la producción de coco, mango y aguacate. Según el docente, esta plaga estaba afectando otros árboles, por lo que “el monitoreo nos permitirá entrar a tomar medidas de control para evitar daños”, advierte.
Rafael Mora, biólogo egresado de la U.N., quien trabaja junto con el director del Jardín Botánico en el estudio del insecto, afirmó que con este estudio se aclarará la percepción de los isleños frente a la situación real de este insecto en la región y será la Gobernación de San Andrés la encargada de dar los lineamientos de manejo en caso de alerta.
Para el biólogo de la U.N. Sede Caribe, este tipo de convenios entre el ente gubernamental y la academia evitará que se presente un aumento de población del insecto, con lo cual se afectaría la mayor parte de vegetación de la Isla.
El experto recuerda que hace cuatro años este insecto había atacado toda la Isla y no se conocía a ciencia cierta qué tipo de cochinilla era: “después del estudio que lideró la profesora Adriana Santos con otros docentes y estudiantes de las diversas sedes, se logró determinar que eran tres especies de cochinilla y una en particular estaba produciendo más daños”.
“En esa oportunidad se trabajó en conjunto con agricultores y la Secretaría de Agricultura, para determinar cuál de estos insectos tenía el patógeno”, añadió el experto.
Aunque en un principio se pensó fumigar toda la Isla con químicos que podían ser dañinos para el ecosistema y tóxicos para los habitantes, la U.N. se opuso a esta medida y recomendó realizar la investigación.
En primer lugar se buscaba determinar cuál podría ser el controlador (depredador natural) en ese proceso, y se encontró un hongo que podía contrarrestar al insecto, y una mariquita que lo consume. “Una plaga –como especie invasora– puede venir fácilmente en la ropa o en las plantas, pero ella no trae su depredador natural”, agregó el profesor Jairo Medina.
El docente explicó que la mariquita fue cultivada y se les daba a los agricultores para que las distribuyeran en sus parcelas; lo mismo se hizo con el hongo, al tiempo que se dictaban talleres explicando cómo contrarrestar esta plaga.
Por otro lado, el experto en biología de la U.N. recordó que hace tres años la Isla vivió un verano intenso, al igual que todo el país, y los insectos proliferaron mucho más. En cambio, durante el invierno, la lluvia ayuda a controlar dicha plaga. No obstante, en esta ocasión los sanandresanos prefieren “prevenir que lamentar”.