“Insertarme a la campaña de la manera que sea para mí más cómoda y donde yo más pueda aportar” es lo que analiza el exalcalde Antanas Mockus frente a las candidaturas a la Alcaldía de Bogotá.
“Quiero expresar mi respeto por todos los candidatos. Yo debo separar mi deber que innovar del tema de participar y tomar partido”, dijo, agregando que “eso puede que se tenga que hacer en algún momento, pero me parece que debo aportar más”.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo ve la campaña por la Alcaldía de Bogotá?
ANTANAS MOCKUS:No quiero entrar a juzgar la campaña en este momento. Estoy interesadísimo en que Bogotá elija bien.
ENS: ¿Y cómo es el elegir bien?
AM:Que comprendan bien las propuestas, evalúen la gente, no tanto por la calidad retórica de los planteamientos, sino de algún modo por la capacidad de hacer.
ENS: A usted le coquetean varios candidatos. ¿Ya decidió a quién va a apoyar o en qué campaña trabajar?
AM:Creo que tengo que encontrar una manera que sea innovadora. Es decir, hay que construir.
Las veces en que nos ha ido muy bien son porque tenemos la paciencia de incubar la innovación. Y obviamente tengo algunas piezas del rompecabezas ya pensadas. Es insertarme a la campaña de la manera que sea para mí más cómoda y donde yo más pueda aportar.
Y les agradezco a los candidatos sus expresiones de respeto por lo que fueran en su momento los importantes avances en cultura ciudadana, la relación cultura ciudadana–espacio público, cultura ciudadana–seguridad. Es claro que se puede profundizar. Hoy estoy mucho más optimista que ayer.
Metro
ENS: ¿La Bogotá de hoy necesita el Metro? ¿De qué clase y cuál su primera línea?
AM:Esto se ha vuelto un juego. Y eso estaba en el Plan Maestro, donde se establecía que para esta etapa deberíamos haber construido el Metro. Una primera línea de Metro ya debería estar terminada.
De algún modo hay muchos temas en que la gente plantea y algún día los debates serán reemplazados por ejercicios prácticos de coordinación de liderazgos, que la gente vea no solamente quién habla más bonito, sino que la gente se imagine quién lo puede hacer mejor.
Cada uno de los votantes tiene una responsabilidad muy grande. Y se requiere no solo eficacia, sino eficiencia, que es hacer más con los mismos recursos, o con menos, o con más recursos hacer muchísimo más.
Entonces quien salga elegido tiene que combinar un proyecto ambicioso con una cierta mesura en el gasto.
Hay una frase que me gusta: “ingeniero hace por un peso lo que cualquiera haría por dos”. Entonces necesitamos ingeniería en ese sentido.
ENS: Todos hablan de su programa de cultura ciudadana, pero la verdad es que de ella poco queda. ¿Qué pasó? ¿A qué horas muchos de los bogotanos se volvieron unos guaches?
AM:Un programa como cultura ciudadana es típicamente un problema en que el cumplimiento es contagioso o el incumplimiento es contagioso.
Si uno se rodea de guaches, o incluso si uno cree que la gente se volvió guache, uno mismo se adapta, uno mismo baja la vara.
Si uno siente y ve, y se imagina que la ciudad está progresando, esa sola esperanza sesga la percepción.
Una señora me dijo en estos días: “un señor con un carro viejo me chocó. Y eso se me va armar un tierrero. Y el señor se acercó decentemente a preguntarle si estaba bien”.
Últimamente ha habido muchas guachadas. Pero también como hay muchas guachadas, hay mucha sensibilidad a las guachadas y la gente filma más situaciones, donde la gente se comporta de la manera indebida.
Estas cosas de arrojarle ácido a una niña son noticias en parte porque produce una sensación muy fuerte de indignación. O los choques de Transmilenio. Es una defensa de la sociedad ponerle lupa a las pérdidas. Entonces el escándalo tiene cierta virtud pedagógica.
Lo que necesitamos no es tanto que el policía venga y ponga una multa a un carro mal estacionado, sino que el vecino muy amablemente le diga: “su carro quedó mal parqueado”. Uno podría imaginarse un adhesivo muy sencillo que diga “a mí ya me habían educado”.
Izquierda o derecha
ENS: ¿Cree que centrar el debate sobre si es de izquierda o derecha el próximo alcalde, es bueno para la campaña?
AM:Esa denominación internacionalmente ha servido como una especie de señal de tránsito muy gruesa.
Lo que es cierto es que los últimos tres gobiernos se han reclamado ellos mismos como gobiernos de izquierda.
Creo que en Colombia de algún modo hay un grupo muy grande de gente que se reclama de centro, pero también hay una derecha que se reconoce asimismo como tal. Así como hay diversidad en la izquierda, hay diversidad en la derecha.
Derecha e izquierda deberían competir para hacer la ciudad mejor.
ENS: Usted es el único alcalde que ha repetido. ¿Desde esa experiencia cómo ve que Peñalosa aspire por quinta vez?
AM:En la medida que hay buenos candidatos para la democracia es bueno.
Ahora si se fragmentan demasiado, grupos relativamente pequeños eligen al gobernante. Por eso en algunos países hay segunda vuelta, incluso para las alcaldías.
Quiero expresar mi respeto por todos los candidatos. Yo debo separar mi deber que innovar del tema de participar y tomar partido.
Eso puede que se tenga que hacer en algún momento, pero me parece que debo aportar más.
Seguridad
ENS: ¿Cómo enfrentar la crisis de inseguridad que vive la ciudad?
AM:De nuevo en un lenguaje simplificado: estilo izquierda derecha. La seguridad necesita garrote, pero también necesita zanahorias. Y la principal zanahoria que tiene el ser humano es muy democrática: todo el mundo reparte zanahoria. Cada vez que usted felicita a alguien por hacer bien su tarea, eso es gobernar con zanahorias.
Ahora, a veces se necesitan ciertos castigos, pero sobre todo se necesita que la gente entienda el castigo. Creo que hay castigos eficientes, donde claramente hay escarmiento y la persona no repite el comportamiento. Ahí pedagógicamente se justifica el castigo. Pero hay veces que el castigo lo que hace es despertar odio y despertar fastidio. En cierto sentido cada castigo debería ser evaluado por su capacidad pedagógica de corregir.
Creo que los bogotanos habían aprendido a sentir vergüenza por ciertos comportamientos. Bogotá tiene que superar el descaro.
ENS: ¿Qué pasó con el Transmilenio? ¿Por qué no da abasto?
AM:No quiero criticar los últimos gobiernos, pero claramente nosotros le habíamos cogido ventaja al cronograma inicialmente previsto.
Los primeros tramos se hicieron adelantando, pero después se retrasó y se retrasó fuertemente. Y la entrada en operación de SITP, que de algún modo es el complemento de Transmilenio, no se puso en vigencia oportunamente. Se tomó mucho más tiempo del previsto. Incluso ahora se acaba de tomar una medida que vuelve y da unos plazos. Falta capacidad. Necesitamos implementar. No necesítanos traer solo buenas ideas, sino que tenemos que llevarlas a la práctica.
Paz
ENS: Las Farc están atacando y el proceso de paz está en crisis. ¿Qué hacer?
AM:Cada vez que las Farc actúan de manera tan agresiva como la que han utilizado en el último mes, pues en vez de hacerse querer por la sociedad colombiana se hacen odiar. Y el odio no es bueno para el que odia ni mucho menos para el que resulta odiado.
Lo que se aconseja es el estoicismo. Si la sociedad colombiana fuera muy paciente debería darle a entender a las Farc que no hay tu tía por este lado. Que los colombianos no vamos a hacerle más concesiones si hacen más terrorismo. Al revés: entre más terrorismo hagan, menos concesiones; entre más terrorismo haya, más difícil será para el Gobierno aceptar y lograr que la sociedad acepte reformas importantes.
Las Farc en vez de ganar terreno, pierden terreno. En últimas, todo lo que destruyen, los demás tenemos que reconstruirlo. Y si ellos aspiran a ser gobierno, pues tendrán algún día que lamentar terriblemente las destrucciones que hicieron en estos años.
A las Farc las invito a construir. Yo estuve tentado en algún momento por la destrucción, pero la destrucción no lleva a ningún lado. Aumenta el costo de las cosas. Las Farc parecen estarle disparando a la sociedad y se están disparando hacia ellas mismas, están minando su propio campo y minando la voluntad que tendríamos los colombianos de recibirlos con indulgencia. Uno no puede hacer daño en la víspera de la reconciliación.
ENS: ¿Hay riesgo de ruptura?
AM:No creo. Considero que ambos están decididos en permanecer en la mesa de conversaciones. Pero la idea es que no jueguen el juego de las escaladas, porque en unas de esas se le va la mano a alguien y puede terminar actuando contra sus propios intereses. A las Farc, si no las vence el repudio social, las vence la tecnología.
No van a tener en años próximos un escenario más favorable como el de ahora. Lo que tienen hoy en día incluso molesta a una parte de la sociedad por lo que ven como flexibilidad del Gobierno. Y yo he visto al presidente hacer un esfuerzo enorme para tener en cuenta todos los puntos de vista presentes alrededor de la negociación.
El llamado posconflicto también es un proceso como de reposición pedagógica de los sujetos colombianos. Lo cruel es que por estas demoras del proceso de paz y estas acciones, perdemos tiempo, tiempo que otras sociedades utilizan para prepararse para la competencia.
Si queremos que Colombia compita saquemos un tiempo. A las Farc les estamos parando bolas con buena actitud, pero no deben abusar de ello. El respaldo social no es muy grande y de algún modo está condicionado a un comportamiento civilista.
No es fácil y admiro al equipo negociador que nos representa. Creemos en la legitimidad del ordenamiento jurídico. Yo ya he insistido en la velocidad del proceso. Me parece increíble que hayamos pasado por dos ciclos electorales, donde fácilmente las Farc habrían podido experimentar su vida política.
ENS: ¿Al final de cuentas el país podrá superar la polarización Santos-Uribe?
AM:Pues si las Farc siguen ayudando, pues claro que sí. Si las Farc se ponen tan fastidiosas, como parecen estar dispuestas, van a provocar un consenso de toda la sociedad colombiana contra ellos. Vamos a ser una mínima minoría quienes vamos a decir “insistamos en la paz”.
Lo otro es que la condena internacional vuelve. Eso es como jugar violando el reglamento. La violencia gana por chiripa y la no violencia por empatía o seducción, por humanidad compartida.
ENS: ¿Se arrepiente de no haberse lanzado a la Alcaldía?
AM:Creo que lo habría podido hacer. Mire que el rollo del Parkinson ya va durando 6 años y tartamudeo un poco. Por ejemplo, ahora estaba escribiendo y no me tomé la pastilla sino media hora más tarde, pero estoy fluido. A veces me quedo inmóvil, se me tullen las piernas un poco. Pero creo mucho que uno transforma las circunstancias externas y si las transforma bien resulta de eso un beneficio.
De pronto como exalcalde y experto en cultura pueda hacer más que como alcalde, aunque el rol de alcalde me parece muy atractivo.