Los ministros de finanzas de la Unión Europea (UE) buscaban en Luxemburgo salvar sus diferencias para fijar reglas que permitan proceder a liquidaciones o a rescates bancarios sin recurrir a los contribuyentes.
"Va a ser difícil, será una reunión muy larga" ya que hay "aún importantes divergencias de opinión", advirtió de entrada el ministro irlandés de Finanzas, Michael Noonan, que preside los debates en Luxemburgo.
Los ministros ya definieron quién deberá pagar cuando se trate de recapitalizar o de liquidar un banco, y qué orden: primero los accionistas, luego los acreedores no asegurados, le siguen llegado el caso los tenedores de bonos "senior" y en última instancia los depositantes de montos superiores a los 100.000 euros.
Los depósitos inferiores a este monto fueron preservados desde el traumatismo del primer plan de rescate de Chipre, que preveía gravar todos los depósitos.
Pero algunos, como Francia y Gran Bretaña, quieren poder beneficiar de cierta flexibilidad y estudiar caso por caso, lo que les permitiría preservar a ciertos actores. Francia quiere proteger, en algunas circunstancias, a los depositantes individuales y a las PYMES.
Otros países como Alemania defienden por el contrario reglas menos flexibles, para evitar la incertidumbre que puede hacer huir a los inversores y los depositantes.
Otro problema: ¿por quién reemplazar a algunos actores privados si se los excluye del rescate? Se crearán fondos nacionales, alimentados por los mismos bancos, pero serán proveídos progresivamente. Hay que por lo tanto prever un nivel mínimo de fondos en los pasivos de los bancos para que puedan ser utilizados si se necesita recapitalizar.
Todo es por lo tanto una cuestión de equilibrio entre el grado de flexibilidad, el tamaño de los fondos nacionales "de resolución" y el monto mínimo del pasivo exigible de los bancos al que se podrá recurrir.
El equilibrio es tan difícil de alcanzar que algunos países que no forman parte de la zona euro tienen inquietudes particulares: Gran Bretaña no quiere crear un fondo de "resolución" y Suecia teme salir perjudicado en relación a los 17 de la zona euro.
"Si no hay flexibilidad para los países que no forman parte de la zona euro y que no tienen la posibilidad de utilizar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), ello los pondrá en una posición de vulnerabilidad", subrayó el ministro sueco, Anders Borg.
El jueves por la noche los 17 se pusieron de acuerdo para que el MEDE pudiese ser utilizado para recapitalizar directamente a los bancos en dificultades.
Para el ministro luxemburgués, Luc Frieden, "no sería bueno que los países que no están en el euro funcionen con reglas diferentes".
A pesar de sus divergencias los ministros esperan alcanzar un acuerdo el viernes, incluso si Borg evocó la posibilidad de una reunión la próxima semana.
Si reenvían un posible acuerdo al segundo semestre, el riesgo es importante para que el calendario parlamentario sea muy ajustado para que pueda ser adoptado definitivamente para mayo de 2014, cuando se celebrarán las próximas elecciones europeas.
"Estamos aquí para lograr un acuerdo", aseguró el ministro francés Pierre Moscovici, estimando que estaban "cerca de un acuerdo" y afirmándose listo para un compromiso. Francia "desea flexibilidad, pero está dispuesta a consentir algunos límites", dijo.
Durante esta reunión con un orden del día muy cargado, los ministros también deben ratificar las recomendaciones macroeconómicas de la Comisión Europea a los 27 miembros del bloque. La Comisión propuso, entre otras cosas, dar dos años más a Francia, hasta 2015, para llevar su déficit por debajo de 3%. Un salvavidas bienvenido por Francia.