Apareció la magia de Mayer Candelo y los azules le dieron un flechazo a los ‘Pijaos’.
Los aficionados que no asistieron a ver a Millonarios en el duelo contra el Deportes Tolima, se perdieron un bonito espectáculo el sábado en El Campín, donde el equipo dirigido por Richard Páez jugó uno de los mejores partidos en Bogotá, llevado de la mano por el talentoso Mayer Candelo y Lewis Ochoa.
Las 7 mil personas, en su mayoría hinchas de los azules, que se ubicaron en las graderías del Nemesio Camacho, gozaron en el primer tiempo, en el que se notó la táctica de Páez, quien poco a poco está logrando que su quipo juegue con orden, estilo y certeza.
En el clásico frente a Santa Fe, Millos ganó sin convencer, y ante el Tolima lo hizo con lujo de detalles, lo cual le permite volver a la batalla (14 puntos), ya que la meta es figurar entre ocho grandes de la Liga Postobón II y el objetivo va palo arriba.
La victoria contra el Tolima, fue como la alternativa para Richard Páez, a quien le llovían las críticas, y ahora es elogiado, porque logró que el conjunto se portara a la altura, jugando con seguridad, que era lo que esperaba el público, que estalló en emociones a los 7 minutos con el 1-0 de Luis Mosquera y con el 2-0 de Pedro Franco, dos defensas que no perdonaron los desaciertos de la zaga de los ‘Pijaos’.
En el primer gol, Edison Toloza no la pudo meterla y Mosquera la empujó al arco del paraguayo Anthony Silva. En la segunda anotación, Franco certificó que es un líder al anidar la bola en la cabaña de los vino tinto, a quienes les notó la ausencia del artillero Wílder Medina.
Tolima al verse en desventaja se sacudió y al minuto 39 marcó el descuento por intermedio de Rafael Castillo en un tiro de esquina, en el que la bola le hizo un extraño a Nelson Ramos para el 2-1, con el que se fueron al descanso.
En la etapa complementaría, Millos buscó ampliar el marcador, pero no lo logró, en tanto que el Tolima, con poco volumen de ataque intentó la paridad, pero todo fue en vano… los ‘Embajadores’ mantuvieron a raya al boliviano Diego Haroldo Cabrera, hasta el pitazo final del árbitro Adrián Vélez.