Inexplicable resulta que un equipo cuyo técnico se enorgullece de ser ofensivo, Richard Páez, no tenga delanteros que definan y que sea el arquero Nelson Ramos, sea el que, con su trabajo, les permita sumar, así sea de a punto.
En el partido frente al Once Caldas, nuevamente el portero azul fue el encargado de evitar que los celestes acumularan una nueva derrota en desarrollo de la quinta jornada de la Liga Postobón I.
Ramos atajó una pena máxima a Mario González y en cuatro o cinco oportunidades ahogó el grito de gol de los pocos hinchas que asistieron al estadio Palogrande de Manizales y con ello disimuló la inoperancia de los delanteros Osorio Botello, Berrío y Matías Urbano, quienes tuvieron oportunidades pero no atinaron a romper la resistencia del suplente arquero Rincón.
Es más, de las 11 opciones de gol o más que generó Millonarios sobre el arco de Rincón, la mayoría fueron de los defensas, como es el caso del leticiano Mosquera o de los volantes Caldelo y Ramírez.
Páez no tiene la culpa de que Osorio Botello haya errado una opción clara, solo a un metro del arco o, que Berrío no dispare al arco cuando va solo frente al golero rival, sino que decida tirar un centro sin destinatario.
Millonarios, contrario a lo sucedido frente a Nacional, salió a proponer un juego ofensivo ante el Once Caldas, creó posibilidades de gol, tuvo el control del balón, llevado de la mano de Candelo y Vásquez, con constante salida de Mosquera por el costado izquierdo y acompañamiento de los volantes de primera línea.
Sin embargo, pasaron los primeros 45 minutos y no se concretó ni una sola de las 8 opciones claras que se generaron por una sencilla razón, no hay un delantero de peso, un hombre que sea egoísta al que no le dé miedo disparar al arco y que sepa moverse en el área.
Osorio Botello y Berrío son buenos suplentes, pero no están para titulares en un equipo grande como Millonarios. Pueda ser que en algún partido conviertan, pero no son goleadores continuos, hombres que infundan miedo al rival.
Y es allí donde se aplica aquel viejo y conocido a adagio de que el que no hace los goles los ve hacer, solo que en esta partido no ocurrió por una sencilla razón: en el arco azul está Ramos, quien desde que llegó ha sido figura y con sus actuaciones reclama una oportunidad en la Selección Colombia.
Millonarios, por ese afán de atacar, cuando quiso salir jugando cometió errores en la entrega y dio oportunidad al adversario de que le llegara con riesgo y aunque en el primer tiempo fueron pocas las opciones, en el segundo cambió el panorama y el local fue más ofensivo, exigiendo mucho más a Ramos, quien atajó la pena máxima en un momento crucial y luego hizo tres o cuatro atajadas espectaculares.
Los azules mejoraron en algunos aspectos, es cierto. La defensa se vio más solvente, con Iturralde más seguro; Mosquera y Ochoa saliendo y regresando a tiempo y Franco, como siempre, sobrio mientras estuvo en la cancha.
Así mismo en el mediocampo no se notó la ausencia de Ortiz porque Blanco cumplió y Ramírez cada día se asienta más como sustituto de Robayo, y con Candelo y Vásquez colaborando en la marca y cumpliendo con su labor de creadores, así el segundo no haya estado en su mejor tarde.
Pero el problema está en ataque y el técnico Páez tendrá que revisar ese aspecto porque no todas las tapa Ramos y con la inoperancia de sus delanteros, seguramente perderá muchos partidos, así sea por un gol de diferencia.
Once Caldas, en cambio, tuvo un muy mal primer tiempo, en el que su defensa fue ampliamente superada, mejoró para la segunda parte, creó opciones de gol, pero se topó con un Ramos seguro y que terminó siendo figura.
Sin embargo, quedan muchos aspectos para revisar por parte de Pompilio Páez, si continúa al frente de los Sabios, porque su equipo da ventajas y muchas, otra cosa es que Millonarios no haya sabido capitalizarlas.