Con el paso de los partidos y luego de que el técnico Richard Páez decidió dar continuidad a la nómina, sobre todo en el sistema defensivo, Millonarios se ha ido consolidando y convertido en un equipo para tener en cuenta.
Su título en la Copa Postobón no fue cosa del azar y así lo está ratificando con los últimos resultados en la Liga, en la que ya logró el objetivo de meterse entre los 8 que irán a la semifinal.
La clasificación aún no la tienen asegurada los Embajadores, pero por el trabajo que vienen cumpliendo, con un invicto de seis fechas sin permitir goles en su arco, dan a entender que tiene argumentos técnico-tácticos y estratégicos para no quedar por fuera de la liguilla. Y de seguir así, para aspirar a mucho más. Todo será cuestión de que al técnico Páez no se le dé por empezar a rotar la nómina, o inventar, como lo hizo en otros partidos en los que perdió puntos importantes.
También depende de que al goleador Edison Toloza no se le queme la pólvora. Hasta ahora el atacante marca diferencia, es pesadilla para las defensas adversarias y aprendió la lección de que los penales se deben cobrar con seriedad, con potencia y no ser sobrador.
Millonarios, dicen, basa sus campañas en el trabajo en grupo, en el complemento, en que se convirtió en una familia, y eso hay que abonárselo a Páez, como también el hecho de que haya comprendido que se debe tener una formación base y, sobre todo, a hacer cambios.
No hay que olvidar que antes, el técnico venezolano cambiaba y antes que corregir, causaba problemas, o que simplemente, tenía unas variantes predeterminadas y por eso nadie se explicaba por qué las hacía.
Ahora, cuando “toca” el equipo, lo hace con criterio, para mejor, como sucedió en el partido frente a Envigado, cuando dio paso a Wilson Carpintero, atacante que contribuyó a la victoria 1-0 y quien en realidad mereció convertir el gol, aunque el rechazo del golero Barahona fue capitalizado por Toloza.
En la victoria ante los Naranja, no solo brilló Toloza, sino que el equipo en general, hizo un trabajo ordenado, con paciencia para romper la resistencia de un rival bien paro, muy defensivo, que no dio espacios, ni bajó los brazos en ningún momento.
El golero Nelson Ramos estuvo en lo suyo, seguro aunque no fue muy exigido y el cuarteto posterior, con Ochoa, Franco, Cichero y Martínez, cada vez luce más sólido, eficiente y eficaz, sin olvidar que buena parte de su labor se facilita porque el sector medular, con Ortiz, Robayo, Mosquera –aunque el sábado no actuó-, Tancredi y el mismo Candelo, cumplen tareas tácticas y aportan sacrificio.
Bajo de nivel está Erick Moreno, quien es de la confianza de Páez, pero rinde más Carpintero.
Es normal que en cualquier momento le marquen gol a Ramos y que Millonarios pierda, pero por ahora, el equipo tiene buena cara, se ha consolidado en su rendimiento e ilusiona a sus seguidores con seguir con una buena racha y aspirar a llegar a la última instancia de la Liga Postobón.
Envigado confirmó lo que de él se sabía, que es un equipo bien trabajado, ordenado, ultradefensivo, pero con un atacante rápido como Córdoba, que causa problemas y un Morantes que marca diferencia por su talento.