Para nadie es un secreto que los equipos dirigidos por Fernando Pecoso Castro son complicados, que dan pelea y que derrotarlos no es fácil. Y eso lo sabían Hernán Torres, sus dirigidos en Millonarios y la misma afición, por lo que lo sucedido el sábado en el estadio el Campín, no fue sorpresivo.
Al líder de la Liga Postobón II le costó mucho trabajo derrotar 2-1 a los Cafeteros y sumar los tres puntos que lo dejaron con la clasificación para los cuadrangulares, en el bolsillo.
La situación se le complicó más a los azules con el tempranero gol de Sergio Herrera, un veterano que le rinde al técnico Castro, porque no solo se hace presente en el marcador, sino que colabora en la marca, y que junto al Cocho Patiño, empujan a sus compañeros, los motivan a correr más.
Con el marcador a su favor, los visitantes tuvieron todo dispuesto para hacer su juego especulativo, con mucha marca, de cerrar espacios, de no darle respiro al adversario y aunque Millonarios tuvo a Omar Vásquez en un gran juego, no encontró el camino para romper la resistencia cafetera.
Y en las ocasiones en que lograron romper el cerco defensivo montado por Castro, no estuvieron finos en el remate y pese a los yerros del golero Otero, que lució nervioso, los primeros 45 minutos terminaron 1-0 a favor de Quindío.
Para la segunda mitad, Millonarios, que formó con un equipo en su mayoría emergente, mejoró considerablemente, tuvo una actitud totalmente diferente y empezó a irse encima del arco de Otero en procura de la paridad.
Además, con el ingreso de Otálvaro, Vásquez tuvo con quien asociarse y con un buen toque de balón, rompieron el cerco defensivo adversario.
Sin embargo, el gol del empate apareció en una jugada de esas que resulta increíble que le pase a un equipo dirigido por el Pecoso Castro: saque de banda por parte de Tancredi, recibió Robayo, se volteó, tiró el centro y Rentería apareció para decretar el 1-1.
Luego, en un tiro de esquina, y luego de ser evidente que a la defensa cafetera le costaba en el juego aéreo, un cabezazo de Pedro Franco le cayó en los pies a Cosme, quien decretó el 2-1.
De ahí en adelante y pese a que Millonarios perdió por expulsión a Blanco, no tuvo mayores sobresaltos y logró los anhelados tres puntos, para continuar en solitario en el liderato y confirmarse como uno de los finalistas de la Liga Postobón II.
No obstante, es evidente que a Millonarios le está costando en algunos partidos y que esos híbridos en la formación, dejan en claro que hay jugadores que son titulares y otros que todavía no recuperan el nivel que hizo motivar a los directivos para contratarlos como refuerzos.
En la defensa, la ausencia del panameño Torres se siente, sobre todo porque se nota inseguro a Franco, y a Mosquera le pese la falta de partidos, pero eso sí, es mucho más jugador que Martínez.
En el sector medular, otro que no está para ser inicialista es Robayo y preocupa el nivel mostrado por Tancredi, quien empezó en un pico muy alto el torneo y se ha ido quedando.
Arriba, de Rentería se espera mucho más, pero sigue en deuda a pesar que haya marcado uno de los goles, porque por su potencia, habilidad y fuerte remate, es para que le aporte más a Millonarios.
Con estos jugadores en buen nivel, seguro no le costaría tanto a los celestes ganar, como ocurrió el sábado, aunque hay que reconocer que nuevamente el técnico Torres movió bien sus fichas, que sabe qué le puede aportar cada uno de sus jugadores y por ello le resultan las variantes, cosa contraria a lo que sucedía con el anterior técnico de los azules.
De todas formas, Torres debe estar preocupado, no porque los rivales le causen problemas, sino por el nivel que muestran algunos de sus dirigidos, sobre todo algunos de sus protegidos, de cara a lo que viene.
Por ahora, ya logró el primer objetivo y en camino está el de la Copa Suramericana, en el que si clasifica bien y si no, pues también, pero le queda el de buscar la estrella 14 y por bien que haga cambios, con elementos en baja forma, le quedará complicado.
Esta situación hace que Millonarios se complique la vida en algunos partidos como el del sábado, aunque es justo reconocer que Quindío está muy bien trabajado.