Ante unos quince mil espectadores en la fría noche capitalina, Millonarios sufrió para empatar 1-1 con el Once Caldas, en un juego donde parte de la resolución la dio el actor menos pensado: el guardameta azul Luis Delgado. Corría el minuto 39, cuando, para sorpresa de propios y extraños, llegó a cobrar un tiro libre, después de una falta de Carlos Giraldo contra Lewis Ochoa, que le valió la amonestación.
Delgado impactó y lo hizo impecablemente a la parte alta del palo de la mano izquierda del guardameta José Cuadrado, causando el total éxtasis en la fanaticada local.
Pero antes de la anotación, Millonarios debió hacer frente a un partido demasiado cerrado donde el visitante se paró con una doble línea de cuatro dejando al argentino Patricio Pérez como media punta y a Cesar Arias como punta, pero con presión alta que en varias ocasiones complicó a la línea de 3 defensiva dispuesta por Juan Manuel Lillo.
De hecho, en el primer minuto de juego el Once Caldas aprovechó el saque de centro para montar un frenético ataque que terminó en los pies del argentino Patricio Pérez, quien inexplicablemente mandó el balón por fuera del palo derecho de Delgado, para desgracia de los dirigidos por Flavio Torres. Así fue la constante de la primera mitad donde Once Caldas tuvo hasta cinco opciones claras de gol.
Aunque Millonarios tuvo algunas escaramuzas ofensivas después de los 15 minutos, no tenían la misma profundidad que las del visitante, porque mientras los blancos creaban zozobra en el arco local y nerviosismo en los hinchas azules con cada jugada en el área embajadora, la posesión del local era estéril ante la soledad de Dayro Moreno en la ofensiva, ya que Cristian Alarcón se proyectaba poco por la izquierda y Robayo, en su rol de volante más adelantado bajo el mando de Lillo, no brilló en su labor de complemento ofensivo.
Al volver de las duchas, poco cambió. Millonarios trató de buscar más posesión del esférico y Once Caldas bajó un poco el ritmo pese a que para la segunda parte ingresó Heriberto Izquierdo, uno de los jugadores que mejor producción ha tenido en el “blanco, blanco”, pero que el fin de semana .
Aunque los azules tuvieron más posesión en la segunda parte, de poco sirvió pues la táctica de tirarle pelotazos al vacío a un solitario Dayro Moreno era muy anunciada y fácilmente controlada por los manizalitas. Juan Manuel Lillo movió sus fichas y trató de proponer más fútbol con la reaparición de José Harrison Otálvaro, pero no encontró nunca la sorpresa que necesitaba para asegurar el partido y se fue relajando tanto que, tal y como sucedió en Pasto, se le escapó de las manos.
Al minuto 84, y como premio a la presión en campo rival que el Once Caldas aplicó en todo el partido, César Arias le robó un balón a Oswaldo Henríquez tras una devolución comprometida de Mayer Candelo, corrió hasta la banda izquierda y puso un “pase de la muerte” preciso para Patricio Pérez, quien definió con exactitud quirúrgica para poner el empate.
Capítulo aparte para el árbitro Ulises Arrieta, quien estuvo bastante errático en sus decisiones, dejando de sancionar faltas claras, permitiendo el juego exageradamente brusco y luego sancionando jugadas donde no había infracción alguna. Y así como Arrieta debe reflexionar tras una pobre presentación, Millonarios se quedó pensando que de aquí al sábado debe sacar ese “fuego sagrado” que encontró contra Nacional, o de lo contrario el Santa Fe líder del campeonato se lo llevará por delante.