En una cumbre con los países latinoamericanos en Brasil, el presidente chino, Xi Jinping, ofreció la creación de un fondo de 20.000 millones de dólares para infraestructuras, donde la gigante nación asiática ha multiplicado sus inversiones y compite con Estados Unidos por el liderazgo comercial.
Once mandatarios de la región participaron de la Cumbre que lanzó el Foro América Latina y Caribe-China, que se reunirá por primera vez en enero en Pekín y que tiene como base la Comunidad de Estados Latinoamericanos, que acoge a todos los países de la región con excepción de Canadá y Estados Unidos.
En la Cumbre de Brasilia, China propuso "el lanzamiento de un fondo para financiar proyectos de infraestructura, llegando a 20.000 millones de dólares que comenzará con capital inicial de 10.000 millones de dólares", anunció Rousseff a los periodistas al término de la reunión.
China, que se ha convertido en un gigante inversor en la región que le proporciona materias primas, alimentos y energía, también ofreció una línea de crédito "pudiendo llegar hasta 10.000 millones de dólares", y un fondo de cooperación sino-latinoamericano-caribeño de 5.000 millones para inversiones en áreas a definir, informó Rousseff.
El presidente cubano, Raúl Castro; el ecuatoriano, Rafael Correa; el costarricense, Luis Guillermo Solís; y el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, asistieron en nombre del cuarteto que representa a la CELAC.
El foro China-América Latina da "sentido práctico a los esfuerzos encaminados para que los países de América Latina, el Caribe y China trabajemos para enfrentar las difíciles condiciones del mundo de hoy y promover el desarrollo mutuo" dijo el cubano Castro en su discurso.
Entre los suramericanos estaban los mandatarios de Colombia, Venezuela, Chile, Uruguay, Surinam, Guyana, además de Rousseff.
"China está interesada cada vez más en involucrarse con América Latina. En Colombia nos interesa que China esté presente en todas estas infraestructuras que estamos sacando a licitación", dijo el colombiano Juan Manuel Santos.
"China está dispuesta a conjugar esfuerzos con Brasil y los otros países de la región, para volvernos buenos amigos y aliados", había dicho Xi en un discurso el miércoles.
Xi Jinping llegó a Brasil el lunes para participar de la cumbre de los BRICS, grupo de países emergentes que integra con Brasil, Rusia, India y Sudáfrica, y que aprobó crear un banco de desarrollo del grupo para financiar infraestructura, con capital de 50.000 millones de dólares, ampliable a 100.000.
El miércoles el presidente chino participó de una cumbre del BRICS con los países sudamericanos.
- Opción frente al primer mundo -
El comercio de China con la región, estimado por Pekín en 261.600 millones de dólares, ha escalado a marchas forzadas y hoy es el segundo socio comercial de numerosos países, como Argentina y Cuba, y el primero de Brasil desde 2009.
También sus inversiones han aumentado significativamente, y representan cerca de 20% de los 90.000 millones de dólares que China invirtió en el exterior el año pasado.
"China llegó a América Latina porque Estados Unidos no tiene fuerza para cuidar de ese mercado. China es muy hábil para elegir mercados y entrar", opinó André Perfeito, economista jefe de Gradual Investimentos.
"China es una opción que conjuga la simpatía política de izquierda que tiene con algunos países de la región, y busca un protagonismo económico diferente al de Estados Unidos y Europa", dijo a la AFP el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Sao Paulo, Rubens Figueiredo.
- China y Brasil confirman fuerte relación económica -
Dilma Rousseff y Xi Jinping, confirmaron también el jueves su interés en una fuerte relación económica, con la firma de 32 acuerdos, algunos clave para fomentar la inversión en infraestructuras y otras áreas como energía en el país sudamericano.
"El balance no podría ser más positivo, y el futuro más prometedor", declaró la presidenta, Dilma Rousseff.
Brasil y china firmaron 32 acuerdos, algunos de gran destaque, especialmente para la construcción y el financiamiento de infraestructuras, una área en la que Brasil está abriendo millonarias licitaciones y en la que abre las puertas a la participación china.
La brasileña Embraer vendió 60 aviones a China por 3.200 millones de dólares.
"No sólo estamos celebrando 40 años de amistad (cuatro décadas de relaciones diplomáticas entre Brasil y China), sino también los próximos 40, 80 y 100 años de una alianza sólida que es nuestra responsabilidad seguir construyendo", dijo Xi.