Un centenar de militares vigilarán las 24 horas del día playas del balneario mexicano de Acapulco (sur) donde se han registrado una serie de crímenes en las últimas semanas, informó este viernes un mando del Ejército destacado en la zona.
"Serán más de 100 elementos las 24 horas para ese tramo, donde se han registrado más de seis asesinatos", dijo en declaraciones a la prensa local Alejandro Saavedra Hernández, general de la novena región militar con sede en Acapulco.
La vigilancia será a partir de este viernes a lo largo de unos cinco kilómetros de playas de este popular balneario, que en los últimos años se ha visto golpeado por la violencia ligada al tráfico de drogas.
Las playas serán vigiladas de manera permanente por elementos del Ejército y de la Marina Armada asignados al Grupo Coordinación Guerrero, en el que participan las Fuerzas Armadas, la fiscalía general, la Policía Federal y el gobierno local como parte de una estrategia conjunta de seguridad.
A principios de esta semana, en un plazo de 48 horas fueron asesinadas una decena de personas en Acapulco, entre ellas dos que fueron ultimadas a balazos en plena playa en presencia de turistas nacionales y extranjeros.
Esta escalada de violencia fue atribuida al retiro de cientos de elementos de la Policía Federal y de la Gendarmería Nacional que estaban desplegados en la zona y que fueron movilizados para velar por la seguridad durante la visita del papa Francisco en distintas ciudades el país.
El gobierno de Guerrero ha señalado que una vez concluida la visita del papa, el pasado miércoles, los elementos federales volverán a ser desplegados en las zonas más conflictivas del puerto.
Con uno de los índices más altos de homicidios y secuestros de México, Guerrero ha sido víctima en los últimos meses de una escalada de violencia por pugnas entre cárteles de la droga, principalmente Los Rojos y Guerreros Unidos.
Este estado, también uno de los más pobres de México, es la región en la que desaparecieron los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014, aparentemente a manos de Guerreros Unidos y policías corruptos.
/AFP