EL DESEO que el Congreso apruebe antes del final del verano boreal una histórica reforma migratoria, que ya empezó a debatirse en el Senado y que daría vía a la ciudadanía a 11 millones de indocumentados fue reiterado ayer por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
"No hay razón para que el Congreso no pueda lograr que se haga esto para el final del verano" boreal, dijo Obama en un discurso en la Casa Blanca para impulsar la reforma, una de las metas centrales de su segundo mandato.
Ya el fin de semana, el mandatario había insistido en una rápida aprobación de esta ley, la cual es vista con buenos ojos por la numerosa comunidad hispana en Estados Unidos, que fue sustancial en su victoria en las elecciones del pasado noviembre.
La reforma migratoria avanzó esta semana en esa dirección con el inicio formal de los debates en el pleno del Senado del proyecto legislativo bajo un paraguas de apoyo de demócratas y republicanos.
El proyecto, que supondrá una total reformulación del sistema de inmigración, debería obtener los 60 votos requeridos de 100 bancas antes del feriado del 4 de julio, estimó el líder de la mayoría demócrata en la cámara alta, Harry Reid.
El documento de más de 800 páginas ofrece una legalización provisional para los indocumentados bajo ciertas condiciones, y un camino de 13 años para poder pedir la ciudadanía. Quienes quieran hacerlo deben primero aprender inglés, pagar impuestos y multas.
Tras ser objeto de un centenar de enmiendas cuando pasó por el Comité de Asuntos Judiciales de la cámara alta, el texto también incluye instrucciones para endurecer las medidas de seguridad en la frontera, ampliar sustancialmente la entrada de extranjeros de alta cualificación y extender el monitoreo de las empresas para que no contraten a forasteros sin papeles.
El proyecto "no es perfecto", pero es de "sentido común" y cuenta con el apoyo de la mayoría de los estadounidenses, afirmó Obama.
Es la "mejor chance que tenemos en años para arreglar el sistema migratorio", añadió el mandatario, que se alzó en su primera campaña prometiendo un cambio en la legislación migratoria.
Los críticos del ala más conservadora del Partido Republicano consideran que el proyecto ofrece una "amnistía" para los inmigrantes que ingresaron al país en forma ilegal, y anteponen toda discusión a lograr una completa seguridad en la frontera.
El gobierno estadounidense "ha hecho lo que puede" para reforzar la seguridad fronteriza con más funcionarios, mientras redujo los cruces ilegales y aumentó la deportación de criminales indocumentados, explicó el mandatario, que habló acompañado de simpatizantes de la ley y jóvenes indocumentados.
Ahora el "Congreso debe actuar y el momento es ahora", aseveró.
El plan de reforma migratoria fue ideado por el "Grupo de los Ocho", un grupo de cuatro senadores republicanos y cuatro demócratas.
Si es aprobado en el Senado, luego será enviado a la Cámara de Representantes, donde su futuro es incierto, al tiempo que la mayoría republicana de esa cámara elabora su propio proyecto.
El jefe de la Cámara de Representantes, John Boehner, aseguró que una ley de reforma migratoria se aprobará "sin duda" para finales de este año, pero sin detallar cuáles serían los cambios que desea./AFP