La estadounidense Coca-Cola y otras marcas de refrescos criticaron el impuesto especial propuesto por el presidente de México para gravar las bebidas azucaradas, al considerarlo ineficiente para combatir los altos niveles de obesidad, mientras representantes de consumidores ven urgente su aplicación.
"Un impuesto a los refrescos es ineficiente para combatir un problema tan complejo como la obesidad", dijo The Coca-Cola Company en un comunicado de prensa difundido en México, que tiene uno de los mayores índices de obesidad del mundo entre sus 118 millones de habitantes.
"No estamos contra los impuestos. Nosotros siempre hemos pagado los impuestos, tal como es el 16% de IVA (Impuesto Valor Agregado) en México". Sin embargo, individualizarlo solo a las bebidas "es inconsistente con una buena política fiscal", indicó la empresa.
El impuesto especial a los refrescos, que prevé una cuota de un peso (0,07 dólares) extra por litro, forma parte de una amplia reforma fiscal, presentada el domingo al Congreso por el presidente Enrique Peña Nieto, que persigue incrementar la recaudación del fisco mexicano, baja en comparación con otros países de la región y de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
El mandatario señaló que se trata de una contribución en apoyo a la salud de los mexicanos con el fin de desincentivar el consumo de estas bebidas y disminuir los niveles de obesidad, especialmente entre los niños.
Consumidor número uno de refrescos
El documento que Peña Nieto envió al Congreso establece que México es el segundo país de la OCDE con mayor obesidad, con el 32,4% de su población adulta obesa, sólo por detrás de Estados Unidos, con 35,7%. El promedio entre los países miembros de la OCDE es de 22,2%.
Desde Estados Unidos, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, felicitó a través de Twitter a Peña Nieto por luchar con este gravámen contra la "epidemia de la obesidad", una campaña que también ha asumido el alcalde, quien ha intentado, sin éxito, prohibir la venta de refrescos gigantes.
"Agradezco el reconocimiento a la importante agenda de reformas que encabezamos en México, @MikeBloomberg. Espero pronto saludarlo en NY", le respondió el mandatario.
La iniciativa mexicana se basa en cálculos que señalan que los mexicanos son los primeros consumidores mundiales de refrescos con un promedio de cerca de 163 litros de refresco al año por persona, superando en 40% a los estadounidenses, con 118 litros anuales.
Coca-Cola señaló que las bebidas con endulzantes contribuyen con 5,5% a 6,6% de las calorías que en promedio tiene la dieta de los mexicanos y que sólo habrá un cambio en los hábitos de alimentación cuando la gente aprenda a identificar la cantidad de carbohidratos de cada alimento.
Por su parte, el presidente de la Asociación de Productores de Refrescos (Anprac), Emilio Herrera, dijo a la AFP que el impuesto es una medida "desproporcionada" y que su efecto será "irrelevante en el problema de la obesidad".
En el supuesto de que los mexicanos dejaran de comprar el refresco por el aumento de precio sólo va "a reducir 37 calorías" de su dieta diaria, expuso.
"El sobrepeso y la obesidad, se ha reconocido tanto por la ciencia como por la academia, se ha reconocido que es una enfermedad multifactorial", añadió Herrera.
En un país donde el refresco se consume desde finales del siglo XVIII, casi a la par de Estados Unidos, Herrera dice que lo peor es que "quienes van a pagar ese impuesto son los consumidores", muchos de ellos de bajos recursos, que viven en lugares donde se carece de acceso a agua potable.
Bajo estos argumentos, su asociación presentará próximamente su postura a los legisladores y al presidente, adelantó.
Agua por refrescos
Alejandro Calvillo, director de la ONG El Poder del Consumidor, dijo a la AFP que el incremento del impuesto a las bebidas endulzantes es "algo urgente porque hay una urgencia en salud pública" en el país, también con el mayor índice de diabetes en la región.
No obstante, el activista coincide en que la propuesta del gobierno tendría que estar acompañada de otras medidas regulatorias para ampliar el acceso de la población a agua potable en escuelas y espacios públicos.
"Tiene que haber un desarrollo de la cultura del agua porque la gente se está hidratando con refrescos, especialmente en las comunidades más pobres", indicó Calvillo.
El impuesto "es una buena iniciativa. Sin embargo, si no se enlaza con programas de salud pública, va a ser una iniciativa fantasma porque este dinero se va a recaudar en un fondo completo que al final del día no sabemos a dónde se va a ir", dijo de su lado Yuritzin Flores, gerente de campañas de la ONG internacional contra la pobreza Oxfam. AFP