Largas discusiones por sus opuestas posiciones en temas económicos es lo que se prevé entre estos dos mandatarios
Ángela Merkel no deseaba su victoria. Pero al socialista François Hollande, que ganó las elecciones en Francia, y a la canciller conservadora no les queda más remedio que congeniar para volver a poner en marcha a la atascada economía europea.
Al proclamar durante la campaña electoral su intención de renegociar el pacto presupuestario europeo, Hollande sin duda ganó votos en Francia, pero empeoró su imagen en Alemania.
Los periodistas lo tacharon de “populista”. Merkel y su gobierno cuestionaron sus verdaderas intenciones, temiendo que el socialista pusiera en tela de juicio su política de ajuste para Europa.
“En Alemania, donde el tema es sensible, no entendieron su declaración sobre el tratado presupuestario”, admitió un diplomático. Pero luego hubo explicaciones, en dos o tres reuniones entre los colaboradores de Hollande y Merkel en Berlín durante las últimas semanas.
Desde entonces, el malentendido parece haberse disipado. Hollande impuso una imagen socialdemócrata, realista y proeuropea. “El miedo a Hollande está disminuyendo en la cancillería”, tituló el viernes el diario Süddeutsche Zeitung.
Y aunque las divergencias no quedaron resueltas, todos reconocen que a los integrantes de la pareja franco-alemana, motor de la Unión Europea, no les queda otra alternativa que un rápido acuerdo, bajo la presión de los demás socios europeos y los mercados financieros.
Hollande ya adelantó que en su primer viaje al extranjero iría a Berlín, rápidamente después de asumir sus funciones, según DIJO su consejero especial, Jean-Marc Ayrault. Este ex profesor de alemán es uno de los favoritos para ocupar el cargo de primer ministro. Su nombramiento sería muy bien recibido en Berlín.
El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, dio ayer mismo una primera señal alentadora al anunciar que Berlín espera “trabajar en un pacto de crecimiento para Europa”.
“Tenemos que dar un nuevo impulso al crecimiento. Eso pasa por reformas estructurales”, agregó el ministro, que calificó de “histórica” la victoria de Hollande. “No tengo ninguna duda de que vamos a realizar juntos nuestras exigencias comunes”, agregó.
Horas más tarde la canciller alemana Merkel telefoneó a Hollande para felicitarlo e invitarlo a Berlín, según informó el director de campaña del presidente electo, Pierre Moscovici.
Angela “Merkel lo llamó para felicitarlo por su elección, ambos previeron un primer intercambio y acordaron trabajar juntos en una relación franco-alemana que sea fuerte y al servicio de Europa”, precisó Moscovici.
“Merkel lo invitó a Berlín, lo que se hará rápidamente después de su investidura”, agregó.
Poco después, la cancillería alemana confirmó en un comunicado la invitación de Merkel.
“La canciller invitó al presidente francés electo François Hollande a vijara a Berlín, lo antes posible luego de que asuma el cargo”, según el comunicado.
Anti “bling-bling”
El gusto por el consenso y la capacidad para forjar compromisos son cualidades que ostentan tanto Merkel como Hollande. “Tienen la misma forma de preparar la toma de decisiones, mediante largas discusiones”, lo cual les vale críticas sobre su supuesta incapacidad para zanjar debates, señala un diplomático francés. “La personalidad de Hollande podría resultar conveniente” para la canciller, destaca.
Merkel, a la que se puede sorprender haciendo sus compras en los supermercados de Berlín, no desdeñaría que le pusieran la etiqueta de “dirigente normal” reivindicada por François Hollande.
Nacidos con unas pocas semanas de diferencia durante el verano boreal de 1954, la doctora en física de una universidad de Alemania Oriental y el diplomado de la Escuela Nacional de Administración, que forma a los dirigentes en Francia, están ambos a años luz de la imagen de frivolidad o “bling bling”, según una expresión usada en Francia, que se le achacó a Sarkozy.
“Hollande no sorprenderá a Merkel con ideas improvisadas”, contrariamente a Sarkozy, estimó el diario económico Handelsblatt, al recordar las dificultades recurrentes entre el presidente saliente y la canciller.
Su relación sólo había mejorado a partir del verano boreal, bajo efecto de la crisis en la zona euro, con una multiplicación de encuentros bilaterales y decisiones comunes que le terminaron valiendo el apodo de “Merkozy”.
“Pero dudo que Merkel haya realmente apreciado a Sarkozy”, admitió esta semana Ulrike Guérot, directora de la oficina berlinesa del Consejo Europeo de Relaciones Internacionales, en un análisis.
“La canciller no tiene nada contra Hollande en un plano personal, si prefería la reelección de Sarkozy fue fundamentalmente por razones de política interna”, destacó un diplomático en Berlín.
“Una victoria socialista podría dar un impulso a los socialdemócratas del SPD” de cara a la elección regional clave del 13 de este mes en Renania del Norte-Westfalia (oeste), a un año y medio de las legislativas alemanas, previstas en otoño boreal de 2013./AFP