CRÓNICA. Los coloridos tejidos de las mochilas, las manillas, los gorros y las bufandas, entre muchos otros productos hechos con esta tendencia predominan en un típico paseo ubicado al norte de Bogotá, más exactamente en la carrera 6ª entre calles 119 y 120, en el centro histórico de la localidad de Usaquén.
Se trata del Mercado de las Pulgas de Usaquén, un tradicional lugar donde cerca de 100 familias, conocidos como asociados, ofrecen sus productos artesanales que abarcan la orfebrería, la madera, la marroquinería, ropa, música, pinturas y artesanías colombianas que en gran parte son adquiridas por turistas, pues este sitio creado en el año 2009, es un referente de la ciudad por el privilegio adquirido, gracias a su organización.
Esta plaza nació a partir de la necesidad de un grupo de artesanos y comerciantes de garantizar la continuidad de un evento cultural y artístico, emblemático de la ciudad y del país, que en 2009 se vio amenazado por los serios problemas administrativos y financieros por parte de la entidad encargada de su administración en ese momento (Asociación de Expositores Toldos de San Pelayo).
Para octubre de 2009 había perdido todo reconocimiento y apoyo por parte de las entidades locales y distritales, entre otras muchas cosas, ya que a pesar de que el evento cultural se componía en ese momento de 120 expositores, tan solo 22 tenían la condición de asociados con los beneficios que esto conlleva, de esta problemática surgió la necesidad de reorganizar a estos expositores en torno a una nueva entidad, más equitativa e incluyente; deciden conformar la Asociación Mercado de las Pulgas de Usaquén y darle continuidad a tan importante evento.
A partir de esta situación coyuntural y reconociendo que la esencia del mercado iba más allá del hecho mismo de ser asociado, que el componente primario del evento cultural era la gente, los expositores y la calidad de sus productos y reconociendo también la importancia que en la ciudad existan y se conserven espacios organizados donde converjan el arte, la cultura, el comercio y la sociedad, esta nueva entidad jurídica ha asumido la administración del evento socio-cultural, conservando la esencia y el talento humano que le dio reconocimiento al mercado durante más de 10 años.
Angélica Albadán es una bogotana de 29 años que frecuenta fielmente el lugar desde hace 7 años, “a mí me gusta visitar la feria de las pulgas porque hay diferentes formas de demostración del arte y artesanías, donde también consigues diversidad de estilos, colores, de los cuales en pocos sitios encuentras o los encuentras muy costosos”.
Aunque los extranjeros son quienes más se inquietan por llevar artesanías para sus países de origen, rolos y nacionales se impresionan con la variedad de productos que pueden adquirir, “allí hay estilos muy innovadores, hechos a mano, muy económicos, con diversos colores que te van a identificar de una forma donde te va a proyectar mucha energía, o cada accesorio, pintura te va a ayudar a rescatar un poquito el arte que se ha perdido. Trato de visitar este lugar debido a que se presentan bastantes diversificaciones de estilos y la gente que atiente te ayuda a escoger cosas que te sirvan y estas manualidades ayudan mucho al artesano en sus proyectos de vida”, cuenta Angélica.
Según Angélica, en la decoración de su casa resalta el arte que fabrican los artesanos, pues se identifica con cada producto que allí ofrecen: “Compro para mí y para mi familia, me parecen obsequios agradables, son elementos que te van a combinar ya sea en tu vestuario o en tu casa”.
La feria la componen expositores víctimas del desplazamiento forzado que han encontrado en dicha organización la posibilidad de comercializar sus productos en condiciones dignas, anteriormente sus artesanías eran ofrecidas en la informalidad, por ello el Mercado de las Pulgas de Usaquén, contrario a otros donde se rematan chucherías que ya han sido usadas; día a día avanzan hacia una entidad incluyente y reivindicadora de derechos a poblaciones menos favorecidas o en condición de vulnerabilidad.
La tarea es ardua, pero la constancia y la convicción del trabajo serio, responsable, transparente y equitativo los han puesto hoy día en un lugar merecido, con gente honesta y comprometida que trabaja diariamente para que la ciudad conserve y fortalezca espacios culturales que resalten las características del colombiano de bien, alegre, amable, comprometido y lleno de talento, el cual cuenta con permisos temporales otorgados por el Instituto de Desarrollo Urbano –IDU-, Secretaría de Movilidad y la Alcaldía Local de Usaquén.
“Estos espacios no deberían perderse para cualquier tipo de persona que quiera visitar un centro cultural, son muy agradables y simbolizan muchos temas con el arte, los indígenas ponen en tela su vestuario, mochilas y accesorios, también figuras artesanales que son tendencias que ayudan muchísimo”, concluye Angélica.
Argemiro Camargo, asociado del sector considera que “para mí este mercado es tan importante como mi vida, porque da el sustento para mí y para los míos, por eso lo amo”, cuenta con orgullo y sentido de pertenencia.
Dicha asociación tiene una visión muy clara de obtener un reconocimiento como organización gremial y como emblema artesanal y cultural del país debido a su existencia desde hace más de 20 años, su diaria labor está encaminada a que en el 2020 el Mercado de las Pulgas de Usaquén, sea reconocido como el evento más importante de su tipo a nivel nacional. /Con pulgasusaquen.com